Mes: abril 2009

No era magnicidio sino prefecticidio

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El dirigente unionista Juan Carlos Gueder dijo este miércoles que efectivamente  había vendido, por US$1.000,  un arma a Eduardo Rozsa Flores, quien tenía, afirmó, la intención de matar al prefecto (gobernador) Rubén Costas. La declaración de Gueder deja trastabillando la tesis hasta ahora sostenida por el presidente Evo Morales y su gobierno: Que Rozsa Flores y el grupo de  cinco personas,  de las que tres murieron acribilladas, habían venido a Bolivia para matarlo.  

La afirmación, expresada ante los periodistas cuando Gueder salía de las oficinas del Fiscal ante quien prestó declaraciones, debe ser tomada como un elemento más en la lluvia de otras que han ocurrido desde el 16 de abril, cuando se produjo la balacera en el Hotel Las Américas. La primera pregunta que uno se hace es: ¿Cómo comprobar la veracidad de la afirmación? La respuesta viene sin ambages: No hay forma.  Rozsa Flores está muerto y sobre los muertos muchas cosas se pueden decir pues no hay posibilidad de negativa o de comentarios por parte del acusado. Debe agregarse un elemento no menos importante para medir el peso de  las declaraciones de Gueder:  habló en La Paz luego de viajar amordazado y con los ojos vendados durante casi un día entre la noche del martes y el miércoles al lado de quienes lo secuestraron en Santa Cruz. También fue secuestrado Alcides Mendoza Masaví, pero de él no se conocen declaraciones. El viaje  de  unas  20 horas fue en automóvil hasta La Paz por la carretera principal de Bolivia. No hay que asombrarse mucho por los secuestros ni porque los secuestrados emerjan en La Paz. Son algunas de los signos de la  justicia boliviana en los últimos tiempos. La Conferencia Episcopal Boliviana dijo que la forma en que se produjo la detención y el traslado eran «hechos que cuestionan las bases constitucionales del operativo policial y los derechos humanos reconocidos nacional e internacionalmente».

El epicentro de la declaración de Gueder: “Me retiré del programa de Eduardo Rozsa cuando me dijo, en una oportunidad,  que quería atentar contra la vida del gobernador Rubén Costas y del señor Ernesto Suárez (prefecto del Beni). Para Rozsa, el gobernador de santa cruz tenía más valor como mártir muerto porque no hacía nada por la causa de las autonomías”.

 Aún no se sabe si la declaración será  enviada  a la sede de la Alternativa Bolivariana de las Américas ( ALBA, conformada por  Venezuela, Cuba, Nicaragua y Bolivia)  para su registro.  También se desconoce si el ALBA  enmendará la declaración en la que protestaba por el plan que se atribuía a Rozsa Flores de matar al presidente Evo Morales. El presidente llegó a Caracas y a Cumaná con la noticia de que en Bolivia querían matarlo y que acababa de ser eliminado el grupo encargado del magnicidio. Resultado de la declaración del dirigente de la Unión Juvenil Cruceñista,  ahora el ALBA puede convertirse en escudo para los prefectos Costas y Suárez pues de otra forma la protesta anti-magnicidio sería discriminatoria.  (Es probable que el presidente Barack Obama siga mudo ante la queja de su colega boliviano porque no se había solidarizado con él la semana antepasada en Trinidad y Tobago.) Tampoco estaba claro si la cancillería enviará a los demás presidentes que asistieron a la cumbre de las Américas alguna rectificación,  pues el complot tenía por blanco no al presidente Morales sino a dos prefectos desafectos a él.

“Algo hicimos mal”

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Hace unos días, durante la Cumbre de las Américas, en Trinidad y Tobago, el Presidente Costa Rica, Oscar Arias, pronunció un discurso que fue muy poco difundido. El diario La Nación, de la capital costarricense, le dio el título (que substituye el que originalmente había registrado en este mismo espacio para el mismo documento, hace una hora, Discurso para leer). Porque creo importante leerlo lo incluyo textualmente a continuación:

 

«ALGO HICIMOS MAL»

Trinidad y Tobago

18 de abril del 2009

Tengo la impresión de que cada vez que los países caribeños y latinoamericanos se reúnen con el presidente de los Estados Unidos de América, es para pedirle cosas o para reclamarle cosas. Casi siempre, es para culpar a Estados Unidos de nuestros males pasados, presentes y futuros. No creo que eso sea del todo justo.

No podemos olvidar que América Latina tuvo universidades antes de que Estados Unidos creara Harvard y William & Mary, que son las primeras universidades de ese país. No podemos olvidar que en este continente, como en el mundo entero, por lo menos hasta 1750 todos los americanos eran más o menos iguales: todos eran pobres.

Cuando aparece la Revolución Industrial en Inglaterra, otros países se montan en ese vagón: Alemania, Francia, Estados Unidos, Canadá, Australia, Nueva Zelanda… y así la Revolución Industrial pasó por América Latina como un cometa, y no nos dimos cuenta. Ciertamente perdimos la oportunidad.

También hay una diferencia muy grande. Leyendo la historia de América Latina, comparada con la historia de Estados Unidos, uno comprende que Latinoamérica no tuvo un John Winthrop español, ni portugués, que viniera con la Biblia en su mano dispuesto a construir «una Ciudad sobre una Colina», una ciudad que brillara, como fue la pretensión de los peregrinos que llegaron a Estados Unidos.

Hace 50 años, México era más rico que Portugal. En 1950, un país como Brasil tenía un ingreso per cápita más elevado que el de Corea del Sur. Hace 60 años, Honduras tenía más riqueza per cápita que Singapur, y hoy Singapur –en cuestión de 35 ó 40 años– es un país con $40.000 de ingreso anual por habitante. Bueno, algo hicimos mal los latinoamericanos.

¿Qué hicimos mal? No puedo enumerar todas las cosas que hemos hecho mal. Para comenzar, tenemos una escolaridad de 7 años. Esa es la escolaridad promedio de América Latina y no es el caso de la mayoría de los países asiáticos. Ciertamente no es el caso de países como Estados Unidos y Canadá, con la mejor educación del mundo, similar a la de los europeos. De cada 10 estudiantes que ingresan a la secundaria en América Latina, en algunos países solo uno termina esa secundaria. Hay países que tienen una mortalidad infantil de 50 niños por cada mil, cuando el promedio en los países asiáticos más avanzados es de 8, 9 ó 10.

Nosotros tenemos países donde la carga tributaria es del 12% del producto interno bruto, y no es responsabilidad de nadie, excepto la nuestra, que no le cobremos dinero a la gente más rica de nuestros países. Nadie tiene la culpa de eso, excepto nosotros mismos.

En 1950, cada ciudadano norteamericano era cuatro veces más rico que un ciudadano latinoamericano. Hoy en día, un ciudadano norteamericano es 10, 15 ó 20 veces más rico que un latinoamericano. Eso no es culpa de Estados Unidos, es culpa nuestra.

En mi intervención de esta mañana, me referí a un hecho que para mí es grotesco, y que lo único que demuestra es que el sistema de valores del siglo XX, que parece ser el que estamos poniendo en práctica también en el siglo XXI, es un sistema de valores equivocado. Porque no puede ser que el mundo rico dedique 100.000 millones de dólares para aliviar la pobreza del 80% de la población del mundo –en un planeta que tiene 2.500 millones de seres humanos con un ingreso de $2 por día– y que gaste 13 veces más ($1.300.000.000.000) en armas y soldados.

Como lo dije esta mañana, no puede ser que América Latina se gaste $50.000 millones en armas y soldados. Yo me pregunto: ¿quién es el enemigo nuestro? El enemigo nuestro, presidente Correa, de esa desigualdad que usted apunta con mucha razón, es la falta de educación; es el analfabetismo; es que no gastamos en la salud de nuestro pueblo; que no creamos la infraestructura necesaria, los caminos, las carreteras, los puertos, los aeropuertos; que no estamos dedicando los recursos necesarios para detener la degradación del medio ambiente; es la desigualdad que tenemos, que realmente nos avergüenza; es producto, entre muchas cosas, por supuesto, de que no estamos educando a nuestros hijos y a nuestras hijas.

Uno va a una universidad latinoamericana y todavía parece que estamos en los sesenta, setenta u ochenta. Parece que se nos olvidó que el 9 de noviembre de 1989 pasó algo muy importante, al caer el Muro de Berlín, y que el mundo cambió. Tenemos que aceptar que este es un mundo distinto, y en eso francamente pienso que todos los académicos, que toda la gente de pensamiento, que todos los economistas, que todos los historiadores, casi que coinciden en que el siglo XXI es el siglo de los asiáticos, no de los latinoamericanos. Y yo, lamentablemente, coincido con ellos. Porque mientras nosotros seguimos discutiendo sobre ideologías, seguimos discutiendo sobre todos los «ismos» (¿cuál es el mejor? capitalismo, socialismo, comunismo, liberalismo, neoliberalismo, socialcristianismo…), los asiáticos encontraron un «ismo» muy realista para el siglo XXI y el final del siglo XX, que es el pragmatismo . Para solo citar un ejemplo, recordemos que cuando Deng Xiaoping visitó Singapur y Corea del Sur, después de haberse dado cuenta de que sus propios vecinos se estaban enriqueciendo de una manera muy acelerada, regresó a Pekín y dijo a los viejos camaradas maoístas que lo habían acompañado en la Larga Marcha: «Bueno, la verdad, queridos camaradas, es que mí no me importa si el gato es blanco o negro, lo único que me interesa es que cace ratones» . Y si hubiera estado vivo Mao, se hubiera muerto de nuevo cuando dijo que «la verdad es que enriquecerse es glorioso «. Y mientras los chinos hacen esto, y desde el 79 a hoy crecen a un 11%, 12% o 13%, y han sacado a 300 millones de habitantes de la pobreza, nosotros seguimos discutiendo sobre ideologías que tuvimos que haber enterrado hace mucho tiempo atrás.

La buena noticia es que esto lo logró Deng Xioping cuando tenía 74 años. Viendo alrededor, queridos Presidentes, no veo a nadie que esté cerca de los 74 años. Por eso sólo les pido que no esperemos a cumplirlos para hacer los cambios que tenemos que hacer.

Muchas gracias.

Necropsia: Bala en el pecho mató a Dwyer

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Una sola bala en el pecho puso fin a la vida del joven irlandés Michael Dwyer, hace dos semanas. El informe viene de la necropsia que practicaron esta semana los forenses en Irlanda a pedido de la familia que quiso saber las causas precisas de la muerte.

The Irish Times dice que la necropsia fue dirigida por la patóloga Marie Cassidy. Un análisis de los resultados será realizado ante una corte irlandesa pues se entiende que no hubo examen del cadáver por parte de las autoridades bolivianas, informa el diario.

Las autoridades de ese país han dicho que Dwyer murió, junto a otros dos, en un hotel de Santa Cruz en la madrugada de hace dos semas durante un tiroteo con la policía boliviana. Sin embargo, agrega, las fotos muestran al cadáver en ropa interior dentro de la habitación, lo que sugiere que en ese momento estaba en cama. Las autoridades de Bolivia sostienen que Dwyer y Eduardo Rózsa Flores, boliviano aventurero descendiente de húngaros, y Arpad Magyarosi, rumano de origen húngaro, estaban involucrados en un complot para asesinar al presidente Evo Morales.

La familia Dwyer y amigos rechazan las sugerencias de que el joven hubiese estado involucrado en terrorismo y recuerdan que él no se interesaba en política. El gobierno boliviano, subraya el diario dublinés, ha convocado a una investigación internacional sobre las circunstancias que rodearon al mortal tiroteo.

El Presidente y el 6-1

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 La edición de hoy del diario de izquierda Página 12, de Buenos Aires, trae una extensa entrevista con el Presidente Evo Morales. En una parte, casi al final de la entrevista, se produce el siguiente diálogo que el diario reproduce:

–¿Qué tal el 6 a 1?

–…

–El 6 a 1…

–¿Qué es eso?

–El partido de fútbol.

–¿Querés que te diga la verdad? Entre nosotros, yo hinchaba por Bolivia, pero también quería que gane la Argentina. Yo estaba en Viena ese día. Yo sabía que si ganaba la Argentina nos daban la altura (la autorización definitiva de la FIFA para jugar en la altura). Si gana Bolivia no nos dan la altura. Le soy sincero. Cuando volví yo lo dije en la reunión de gabinete.

–Pero usted lleva la verde en el corazón. No me diga que hizo fuerza por la Argentina.

–Yo soy muy realista. Más importante es ganar la altura que ganar ese partido.

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La misteriosa conjura boliviana

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El título es de una crónica que publica hoy domingo El País, de Madrid. Esta nota pone en evidencia las dudas y sospechas que existen dentro y fuera de Bolivia en torno a la versión que el gobierno del presidente Evo Morales tiene como razón del episodio sangriento del jueves 16. El presidente Morales y su gobierno parecen estar en su peor momento de estos cuarenta meses. Es un infierno astral, como caracterizan en Brasil a este tipo de situaciones.

La nota del diario  madrileño se la puede leer por entero en su página web. Oprima sobre la palabra subrayada.

Dwyer vino con un ex soldado: Irish Times

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Poco a poco comienzan a surgir detalles que traen luces sobre el episodio sangriento del 16 de abril. El diario The Irish Times (www.irishtimes.com), de Dublín, informó el sábado que se cree que es un ex soldado húngaro con una larga historia en seguridad privada y como guardaespaldas el hombre que viajó desde Irlanda a Bolivia con Michael Dwyer, una de las tres personas que murieron el jueves 16 en el Hotel Las Américas de Santa Cruz.

El acompañante habría sido el nexo del irlandés con el principal objetivo de la operación policial de ese día, reportó el periódico. La nota está firmada por sus reporteros Conor Lally y Daniel McLaughlin.

El diario dijo en su edición online que por una copia que obtuvo de la hoja de vida del ex soldado se sabe que éste fue miembro del ejército húngaro que ha trabajado como guardaespaldas, guardia de seguridad a cargo de perros policía y entrenado en combate cuerpo a cuerpo, combate aéreo y búsqueda y desactivación de bombas.

Trabajó también en el Consejo de Europa y en el Ministerio de Justicia húngaro, informa la versión. Agrega que el húngaro (32 años) de origen rumano trabajó con I-RMS de Irlanda, la misma firma de seguridad para la que Michael Dwyer trabajó el año pasado en un gasoducto de la Shell.

El diario dice también que Dwyer viajó de Irlanda a Bolivia en noviembre con esta persona junto con otro húngaro y un polaco. Dwyer, continúa la información, había dicho a sus padres en Tipperary que iba a realizar un curso de guardaespaldas tras la expiración, en octubre, del contrato que él y sus colegas tenían con I-RMS.

Luego agrega que el húngaro que viajó con Dwyer conocía a Eduardo Rozsa Flores (49), muerto el día 16 en el violento episodio de ese día en Santa Cruz. Se cree que este súbdito húngaro, cuyo nombre el diario dice que, por ahora, no puede revelar, fue quien hizo que Dwyer conociera a Rozsa Flores presentándolo. El húngaro y otros dos hombres que viajaron con Dwyer a Bolivia volvieron a Irlanda poco después porque el curso de guardaespaldas que iban a tomar no se hizo efectivo. Dwyer se mantuvo con Rozsa Flores y fue muerto junto con él.

«Tanto el húngaro como Rozsa Flores han estado vinculados a la Legión Szekler, que postula autonomía para los húngaros en Rumania. Las autoridades bolivianas han dicho que Rozsa Flores dirigía un grupo de mercenarios en Santa Cruz que planeaba matar al presidente Evo Morales», dice la versión.

Un aviso colocado en octubre en la página web de la Legión Szekler invitaba a enviar hoja de antecedentes a un correo electrónico a los interesados en trabajar con un hombre no identificado –que ahora se cree que era Rozsa Flores- en la protección de su tierra natal Santa Cruz de la Sierra, dice el informe de Irish Times.

En la entrevista que grabó el año pasado, Rozsa Flores informó que personas que no identificó le habían pedido que volviese a su tierra, para ayudar a frenar la violencia de milicias progubernamentales contra los críticos del gobierno de Morales.

El diario subraya que aunque se cree que el húngaro conocía tanto a Rozsa Flores como a Dwyer, nada indica que estuviese involucrado con Rozsa Flores en cualquier complot político armado. Había retornado a Irlanda en diciembre, cuatro meses antes de los acontecimientos del jueves antepasado.

A raíz de la entrevista que grabó el año pasado, las autoridades bolivianas sospechan que Rozsa flores estaba involucrado en actividades políticas ilegales en su país. Empero, subraya, no hay evidencia que sugiera que Dwyer supiese en qué andaba Rozsa Flores.

Amigos de Dwyer desmienten las sugerencias de que hubiese estado envuelto en complot alguno en Bolivia diciendo que no estaba ni remotamente interesado en política. También rechazan la idea de que el graduado universitario y ex frecuentador de «pubs» fuese un mercenario. El húngaro de 32 años que vinculó a Rozsa Flores y Dwyer todavía vive en Irlanda. Al igual que solía hacerlo Dwyer, el húngaro también practica el «airsoft». El diario dice que las llamadas telefónicas del Irish Times no fueron respondidas.

Raíces de la inestabilidad

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Cuando, al agotarse los regímenes militares, Bolivia volvía a la senda democrática, entrevisté a Víctor Paz Estenssoro junto con un colega de los Estados Unidos. Mi colega quería saber del ex presidente por qué Bolivia registraba tantos golpes de estado que la volvían una excepción mundial. En pocas palabras, nos dijo masticando la punta de su pipa, «porque la gente busca empleo».

«Detrás de cada golpista», elaboró un poco, «hay siempre una legión de gente que busca trabajo».

Pienso en ese remoto episodio cuando observo cómo el Movimiento al Socialismo, al igual que sus predecesores en el gobierno, colmó la administración pública independientemente de la capacidad de los nuevos y antiguos funcionarios y ahora codicia empresas semi-públicas que no logra controlar.

Esta codicia expresa algo mucho más grave: la imposibilidad de Bolivia de dar empleo de calidad bien remunerado a tanta gente como la que lo necesita y, a la vez, sus limitaciones para formar profesionales de calidad.

¿Y por qué no hay empleo de calidad?

Por una parte porque no existen inversiones suficientes que generen empleo para una mano de obra relativamente sofisticada. Tampoco las hubo antes del gobierno de Morales. Aparte de las inversiones para el gas natural, no hubo otras (las inversiones ocasionales en la minería son una excepción). Bolivia ya debería tener plantas termoeléctricas y petroquímicas basadas en gas natural con capacidad de exportación. Pero sólo exporta  materia prima sin valor agregado.  No recibimos inversiones que traen tecnologías que se diseminan y generan nuevas industrias. ¿Cómo se forjaron Corea, Singapur, Taiwán, Hong Kong, Malasia? Y más cerca de nosotros, cómo se están forjando Chile y Perú, para no hablar de Brasil o de México? Con apoyo de inversiones privadas, pues los estados pobres no generan capital suficiente para inversiones productivas.

Por otra parte, porque, salvo honrosas excepciones, la formación de buenos profesionales es limitada, al igual que las inversiones en la educación. Es decir, una cosa condiciona la otra, como en un círculo vicioso. Un catedrático se quejaba del bajo nivel de sus estudiantes llegados de la secundaria. «Uno se halla en un mar de ineptitud», me dijo. Si esa es la levadura, imaginemos cómo saldrá el pan.

Este es un nudo gordiano que Bolivia aún no consigue cortar. Las deficiencias en educación aparecen en toda la cadena de mando y de ejecución, de arriba abajo. Por eso las gestiones públicas de éste y de anteriores gobiernos han sido mediocres o pésimas, con las debidas excepciones en períodos lamentablemente efímeros. En la misma raíz pueden colocarse deficiencias de la élite, como creer que la inversión viene por magia, que bastan gestos supuestamente amistosos para estimularlas. Estamos viendo, dolorosamente, que el mundo real no es así.

En política exterior tenemos gaffes de antología. Como la foto que sustentaba el convencimiento de una conspiración y, al final, la expulsión de un embajador; o, más cerca, las amenazas contra los países que reclaman investigaciones serias sobre la muerte de sus ciudadanos acusados de terrorismo.  O, en otro campo, en las afirmaciones que hace poco sostenían que la economía de Bolivia estaba acorazada. Las deficiencias educativas suelen llevar a deficiencias éticas y de madurez que, a su vez, tienen como manifestación más dañina a la corrupción.  Todo lo dicho es apenas un bosquejo que merece mayor elaboración. En otra oportunidad y en otro momento.

 

 
 

Enredados

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En la jornada:

-El ejército marcha sobre el oriente y tal vez 1.500 soldados llegan a Montero para reforzar la vigilancia sobre las fronteras de Brasil y Paraguay. Lo dice el gobierno, pero no logra disipar los temores de que se trate de una invasión punitiva tipo la que se dio en Pando en septiembre del año pasado. Por el momento, las tropas permanecen en Montero, aumentando las aprehensiones que su presencia en la región provoca. La historiadora Paula Peña hizo un recuento histórico de las veces en que Santa Cruz se ha visto ante las Fuerzas Armadas: en 1877, 1891, 1924 y las acciones de milicianos del MNR en la década de 1950 y la de los llamados movimientos sociales en 2008, cuando amenazaban invadir la ciudad.

-El Embajador de Hungría Matyás Józa es convocado por la cancillería tras su declaración de que fue maltratado el súbdito húngaro sobreviviente del episodio sangriento del jueves 16 de abril. El canciller interino Juan Ramón Quintana le pide explicaciones y el diplomático, según el ministro, asegura que nunca dijo lo que los medios dijeron que dijo: que Elod Toasó, sobreviviente del episodio, fue golpeado cuando los policías lo condujeron fuera de la habitación donde, hasta poco antes, dormía. El abogado del detenido dijo que pedirá exámenes para determinar si a Toasó le inyectaron algún fármaco e insistió en que los derechos humanos de su defendido habían sido violados. El Ministro Quintana dijo que los medios bolivianos habían hecho una «distorsión malintencionada» de las declaraciones del embajador.

-Y el viceministro a cargo de la coordinación con los movimientos sociales, Sacha Llorenti, anuncia que Bolivia acudirá a todas las instancias jurídicas internacionales para enjuiciar al periodista húngaro Andras Kepes, quien recibió una extensa declaración del súbdito boliviano-húngaro Eduardo Rozsa Flores y la guardó, en un «silencio cómplice», durante ocho meses. El compromiso del periodista era divulgar la entrevista en caso que el declarante muriese. El gobierno dice que en sus declaraciones Rozsa Flores anuncia que viene a Bolivia para defender Santa Cruz y lograr su independencia. El Viceministro Llorenti, dice que el periodista actuó como un «encubridor» pues debía haber denunciado el contenido de la primicia a las autoridades húngaras y éstas hacerla conocer a las bolivianas.

El viceministro está ingresando a un terreno delicado que toca ángulos éticos y el sigilo en torno a la fuente. No revelarla es un compromiso de honor de todo periodista. Varios son los que, en esta profesión, han preferido la cárcel a revelar la identidad de sus fuentes y las anotaciones de sus entrevistas. En esta cruzada, el viceministro se las verá con la prensa independiente europea.

Quizá lo simpático de esta jornada fueron las damas cruceñas vestidas en uniforme militar atigrado –botas, pantalones, chalecos, gorro de béisbol, cantimploras y armas, de juguete, claro, que desfilaron por la plaza principal y desafiaron al Ministro de la Defensa, Walker San Miguel, que había dicho que era ilegal el uso de uniforme de la moda militar, a que las arrestase. (La moda puede pegar, pues por lo menos un ex constitucionalista –Diego Arázola- desfiló en traje de fajina, al lado de la marcha femenina.)

Geopolítica interna

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El ex canciller Agustín Saavedra pronunció hace un par de noches una conferencia sobre Santa Cruz y su papel dentro de Bolivia y de América del Sur. De esa conferencia proviene un artículo del ex canciller que con el título de «Algunos Aportes de Santa Cruz a Bolivia» publicó hoy El Deber. Contiene algunos aspectos poco divulgados que vale la pena conocer.

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Los delegados por Santa Cruz –Antonio Seoane y Vicente Caballero– votaron por incorporarse al Estado boliviano creado el 6 de agosto de 1825 y a favor de su independencia. Los delegados paceños Eusebio Gutiérrez y Juan Manuel Velarde votaron por la incorporación al Bajo Perú con capital en Lima. Los chuquisaqueños –con el impulso de Casimiro Olañeta a la cabeza– querían una nueva nación. Mientras, muchos paceños preferían ser peruanos. Esto persistió por bastante tiempo. La Paz estuvo a punto de incorporarse al vecino país por las acciones del peruano Agustín Gamarra y de sus seguidores en La Paz. Luego La Paz amenazó una vez más con su anexión a Perú en la guerra civil de 1899. Hasta hoy, cada tanto se ven manifestaciones campesinas en La Paz que piden anexarse a Perú. 
Santa Cruz no era parte de las llamadas ‘provincias altas’. Su adhesión al flamante país fue voluntaria. Nunca se nos aceptó plenamente, aun con las probadas muestras de bolivianismo desde los albores de la República. Ya en 1828, tropas enviadas por el Mariscal Sucre y encabezadas por el cruceño Agustín Saavedra Paz repelieron la invasión de Chiquitos por bandeirantes brasileños. El 18 de noviembre de 1841, las armas nacionales se cubrieron de gloria en la batalla de Ingavi, combate que selló para siempre la independencia e integridad de Bolivia con la derrota definitiva de Gamarra y de varias facciones paceñas pro peruanas que acompañaban a este enemigo de la patria. Hasta hoy, los libros ‘oficiales’ de historia boliviana y gran parte de los paceños siguen ignorando –o minimizando– la participación que le cupo al departamento de Santa Cruz en la más importante victoria militar internacional que hemos tenido. Dos cruceños fueron pieza clave en Ingavi: Agustín Saavedra y Marceliano Montero; sus cargas de caballería determinaron el triunfo boliviano. Estos dos ilustres soldados son ignorados en La Paz. 
En el Pacífico, en el Acre y en el Chaco también se derramó sangre cruceña en defensa de Bolivia. Por tanto, se debe rechazar enfáticamente las dudas sobre el sentido nacional de Santa Cruz. 
El notable y profético Memorándum de 1904 –presentado por la Sociedad de Estudios Geográficos e Históricos de Santa Cruz en un momento dramático cuando se formalizaba ese año, mediante el tratado firmado con Chile, la pérdida del Litoral– mereció un somero e irónico análisis de los andinos mandantes bolivianos, encerrados en ‘la tinaja’ –como la bautizó el prócer argentino Bartolomé Mitre– de la hoyada de La Paz. Todo era en función del altiplano, el resto del país representaba una mera carga geográfica. La imaginación geopolítica era inexistente. No es de extrañar, entonces, la larga lista de amputaciones territoriales que sufrió Bolivia en sus 184 años de dramática existencia.
He aquí algunos otros aportes más contemporáneos de Santa Cruz a favor de Bolivia: lucha por las regalías, su apoyo al retorno de la democracia, elección de alcaldes y de prefectos, procesos autonómicos y ahora nada menos que el 34% de la producción nacional, incluyendo la asimilación de centenares de miles de inmigrantes del interior que encontraron acá trabajo, su felicidad y su destino. Más nacional que esto, imposible. Sin embargo, se sigue endilgando a Santa Cruz el ‘no pensar nacionalmente’, como maliciosamente se repite desde las alturas. En realidad, lo del tal ‘pensamiento nacional’ significa pensar como si uno estuviera en La Paz. Es una falacia más de las tantas que nos acomodan. Como lo he dicho muchas veces, en la actualidad lo único verdaderamente nacional es lo cruceño, acá estamos todos y para todos. Ésa es la realidad.

* Ex canciller,
economista y politólogo,