Mes: septiembre 2018
El naufragio de Unasur
Menos de tres semanas después de su inauguración oficial, el moderno complejo de oficinas destinado a cobijar a Unasur, inció actividades albergando un congreso de las seis federaciones del trópico de Cochabamba, cuyos afiliados producen gran parte de la coca en Bolivia.
El acto oficial, presidido por el Primer Mandatario de la Nación, representó mensajes importantes para los participantes. En primer lugar estuvo la trascendencia de ese grupo de federaciones en la vida política, sindical y también económica de Bolivia. Las seis federaciones fueron las primeras oficialmente alojadas en el moderno complejo que costó más de 62 millones de dólares, uno de los mayores y más costosos emprendimientos de la industria boliviana de la construcción.
Hasta días antes de que las llaves del lugar fuesen entregadas al XIV Congreso Ordinario de las seis federaciones, el monumento estaba acechado por dudas sobre su funcionamiento. El gobierno decidió designarlo como la Casa de la Integración Sudamericana y al asignarle la sede del congreso de las federaciones subrayó la importancia e influencia del grupo, que el propio presidente encabeza.
En el discurso inaugural, el mandatario envió un mensaje a los participantes: Ojalá aprendieran a hablar inglés para poder ir al Africa y divulgar el proceso politico boliviano. Parecía un buen deseo que, sin embargo, subestimaba que en ese continente se habla francés, árabe, swahili, yoruba, y muchas otras lenguas poco conocidas en Bolivia, en número igual o superior al de los que pueden expresarse de manera fluida en inglés.
Los africanos que conocieron el discurso del presidente pueden haber quedado sorprendidos con el propósito linguístico desde el que se postula como el principal foro integracionista sudamericano.
Los festejos de la inauguración no disiparon el escepticismo que ofusca el futuro de la unión integracionista.
Las riendas del proceso fueron asumidas por Bolivia a mediados de año, en medio del retiro simultáneo del grupo de seis socios mayores: Argentina, Brasil, Perú, Colombia, Chile y Paraguay. Este mes, Colombia, que había subrayado como causa matriz de su divorcio la ostensible influencia de Venezuela sobre las decisiones del grupo, ratificó que su alejamiento es definitivo. Y hasta ahora nada se sabe sobre las responsabilidades de los gastos administrativos asumidos por Bolivia.
Informes no oficiales subrayaban la incertidumbre que habría cundido en la planta administrativa. La ocupación temporal por el congreso de un sector ligado al gobierno tampoco traía gran tranquilidad a los administradores. El rédito que representaría para el moderno complejo, ubicado en el municipio de San Benito, a menos de 50 kilómetros de Cochabamba, parecía mínimo o cuando menos cuestionable.
El ejecutivo Andrónico Rodríguez, de la Federación Mamoré-Bulo Bulo, dijo que la cancillería había cedido gratis el edificio y que las federaciones solo se harían cargo de la limpieza y de los gastos de agua y luz, sin ofrecer cifras sobre el monto de tales obligaciones.
En una frase ampliamente citada por los medios nacionales, el dirigente dijo: ¨Hemos coordinado con la Cancillería. Esto está al mando del Ministerio de Relaciones Exteriores. Nos ha cedido (ese ministerio), por supuesto vamos a cubrir pequeños gastos que tenemos en cuanto al agua, por ejemplo, a la energía, pero después está bajo nuestra responsabilidad el tema de higiene y la limpieza¨.
Rodríguez no detalló en qué había consistido la cesión, pero dijo que había ocurrido ¨con mucha facilidad. No estamos pagando alquiler ni nada¨.
Parecía el epitafio, cuando menos de su sede, de un organismo que nació con el pregón de la unidad continental y que ahora inaugura su principal edificio ofreciéndolo gratuitamente a las federaciones del trópico.
La prueba del 13
Los bolivianos están siendo obligados a concurrir de prisa a elecciones primarias para designar candidaturas para las elecciones del próximo año, bajo una norma vista como estrategia del gobierno para prolongar su permanencia en el poder, en el que ha cumplido 12 años y se acerca a los 13. Para los que creen en números y fechas cabalísticas en torno al número 13, vale la pena tomar en cuenta algunos datos.
A la evocación magna de que 13 fueron los que asistieron a la Última Cena, hay que agregar que en la edad media (Wikipedia), se pensaba que 13 personas formaban los grupos de brujas que aterraban aldeas y que 13 eran las escaleras que llevaban hasta el patíbulo.
Muchos creen que el número 12 es perfecto. El año contiene 12 meses, jornadas de 12 horas dividen al día y la noche. En compensación, el siguiente número sería de malos augurios en toda su extensión. En esta aversión hacia el 13 militan hasta los pilotos de automóviles. En las carreras Fórmula 1 ese número fue usado muy raras veces, por el temor de los corredores que padecen de triscaidecafobia, o trececafobia, el miedo irracional al número 13.
No solo los pilotos. Muchos edificios evitan el número y pasan del 12 al 14 o colocan una ¨b¨ para disimular el salto: 12A, para continuar con 14. Con los ascensores ocurre lo mismo: del 12 se pasa al 14A o simplemente al 14. Además, la primera bandera de Estados Unidos tenía 13 franjas que representaban a los 13 estados con los que se fundaba la unión. Nadie aconseja casarse en martes 13 y el viernes 13 es considerada fecha en la que mejor no andar con juegos. Los ejemplos son numerosos.
En política es más complicado, pues en este caso implicaría comprometer todo un año. Eso no significa, sin embargo, temer a una fecha que, bajo otros lentes, es prolífica de buenas noticias. En la liturgia católica, el 13 de mayo se conmemora la aparición de la Virgen de Fátima a los niños pastores de Cova da Iria, en Portugal. La aparición fue seguida por otras cinco, una cada dia 13 siguiente.
En todo caso, dice mucho el número de años en el mando del país al que ingresa el presidente Evo Morales, un record rara vez alcanzado en el mundo. Bajo una oposición empeñada en unirse a regañadientes para cerrarle el paso, el número 13 debe también llamar la atención de quienes no causa rubor la derrota del 21 de febrero de 2016. Ese día la mayoría del país dijo No al intento de modificar la CPE para pintar de legalidad el propósito prorroguista.
A estas alturas, pese al rechazo a la decisión controvertida del TC, nada anuncia que el presidente Morales y su cúpula vayan a retroceder, salvo intercesión del temor reverente hacia aquel número cabalístico.
El empeño de cruzar el 13 puede resultar en un fiasco que engorde las supersticiones hacia este número. Pronto podría saberse si ha sido acertado desestimar la sabiduría popular, así ésta sea supersticiosa.
Tribulaciones de Trump
La fortuna política del president Donald Trump dio esta semana nuevas vueltas que volvieron más probable el espectro que acecha a su administración: un enjuiciamiento por multiples causas que llevarían a su apartamiento de la presidencia, desde conducta personal impropia hasta relaciones indebidas de algunos de sus parientes más próximos con jerarcas rusos para ayudarle a vencer la presidencia en 2016.
Trump, con un promedio de aprobación inferior al 40%, más bajo que el de todos sus antecesores en lo últimos 65 años en época equivalente, tendría dificultades para continuar su agenda legislativa, cuando dentro de dos meses habrá una renovación de las dos cámaras. La mayoría de las encuestas hace ver que es probable que pierda la mayoría que el Partido Republicano ha ostentado hasta ahora en ambas cámaras, que le ha permitido llevar adelante la agenda del gobierno. En el trayecto de su agenda están las relaciones internacionales y los acuerdos de libre comercio, inclusive el que tiene Estados Unidos con México y Canadá. Sin esa mayoría, Trump ingresará a una etapa diferente de gobierno, con los demócratas acelerando una agenda que busca su enjuiciamiento.
Tres hechos sobresalientes en una semana pueden haber contribuido para que eso suceda: Su inasistencia a los funerales del senador republicano John McCain, considerado el senador más liberal de su Partido, un libro revelador del carácter del mandatario, escrito por uno de los dos periodistas del Washington Post que desencadenaron el escándalo de Watergate, y una extraña columna periodística anónima en The New York Times.
En el primer caso, Trump no fue invitado por la familia. El presidente no guardaba ninguna simpatía hacia el senador fallecido que, a su vez, desdeñaba su modo de gobernar. La semana antepasada tuvo actitudes contradictorias, como muchas otras de su gobierno, cuando ordenó recolcar la bandera nacional de manera normal cuando había sido izada a media asta en duelo por la muerte del senador. El rencor inocultable del mandatario hacia un senador muy popular por su conducta como combatiente en la Guerra de Vietnam, donde estuvo prisionero durante cinco años y medio, irritó a gran parte del país. Trump había dicho que prefería a héroes de guerra que no hubiesen caído prisioneros. Sus asesores se vieron en figurillas para tratar de explicar la actitud del presidente.
Al traspié le siguió la publicación de Fear: Trump in the White House (Miedo, Trump en la Casa Blanca), el nuevo libro de Bob Woodward, que relata situaciones de caos y desazón imperantes en la sede del gobierno. Woodward fue el periodista que, junto a Carl Bernstein, destapó el mayor escándalo del siglo pasado en la política norteamericana. Las revelaciones del ¨caso Watergate¨, por el nombre del hotel donde se escenificó el escándalo, llevaron a la renuncia del presidente Richard Nixon en 1974.
En una conversación de Trump con el periodista, grabada la semana que acaba con el consentimiento del mandatario, éste reconoce que ¨se viene otro libro con malas noticias¨. Woodward le explicó que había tratado de entrevistarlo y que había hablado con seis funcionarios de su entorno, sin ningún éxito.
El desconcierto que parece imperar en la sede del gobierno habría llevado a uno de sus funcionarios a escribir una carta anónima que publicó The New York Times, tras advertir a los lectores que lo hacía para proteger al autor, a quién sí conocía, de represalias de la administración. El autor anónimo develaba que muchos otros funcionarios tratan de sabotear al presidente desde dentro de la Casa Blanca e incluso le esconden documentos porque creen que las actitudes del mandatario ponen en riesgo la seguridad del país y la paz mundial.
Autoconfeso militante de ¨la resistencia¨ anónima en el gobierno de Trump, el autor critica la aproximación del presidente hacia la dictadura norcoreana y la rusa y su desdén hacia los aliados tradicionales de Estados Unidos.
La publicación ha traído una grave pregunta a los periodistas, sus jefes de redacción y los propietarios de los medios: ¿pueden publicar notas anónimas con razgos de plena verosimilitud, inclusive conociendo la identidad de los autores, si juzgan que hacen así un bien a la sociedad a la que sirven?
El periódico más influyente del mundo ha creído que sí.
Enredos de la propaganda
Hace algunos años, un comentarista intentó emular ¨Poema 20¨ de Neruda y queriendo ofrecer un ánimo optimista y risueño opuesto al mensaje del poeta, escribió en su columna de un diario de La Paz: ¨Puedo escribir los versos más alegres esta noche…¨ La intentona murió de rechazo por el mal gusto, antípoda de los versos entristecidos que fluían de la inspiración del gran poeta, después premiado con el Nobel. El desdén del público al intento de parodiar el sentido del poema grandioso (¿quién no tuvo adolescencia para recordarlo y memorizarlo?), sepultó la idea para siempre.
Estos días, El Deber, de Santa Cruz, y Página Siete, de La Paz, han destacado la noticia de una cumbia que intenta neutralizar el mensaje que ha cundido a lo ancho y largo de la geografía boliviana. La primera línea lo dice todo: ¨Bolivia dijo no te vayas Evo¨. En las imágenes y audios que vienen enlazados a las publicaciones, aparecen las primeras autoridades del país que, en un climax de entusiasmo, bailan al son de la cumbia.
Para medir el efecto de la iniciativa habría que interpretarla en ambientes de concurrencia masiva. Mejor todavía, habría que determinar si se logra hacerlo en grandes urbes donde la tesis contraria también se manifiesta: Sao Paulo, Buenos Aires, Roma, Berlin o París, donde ya retumbó el original Bolivia dijo No. Es obvio que el esfuerzo conllevaría mucho coraje pues tendría que posicionarse frente a una opinión adversa ya asentada y con tendencia a crecer. Podría afirmarse que la iniciativa ha partido con desventaja autoinfligida, al incorporar y, por ende potenciar, las tres palabras de la expresión que se quiere antagonizar: ¨Bolivia dijo no te vayas Evo¨. Le agrega tres (…te vayas Evo), que quitan originalidad al mensaje y lo vuelven pueril. Es como si en los años de 1950 se hubiera querido cantar ¨viva la Falange, Gloria a Villarroel, y a Paz Estenssoro…¨ etc. bajo la tonada movimientista ¨Siempre¨.
¿Se han dado cuenta los que lanzaron la idea?
El fenómeno ¨opinión pública¨ no es una suma de opiniones pero sí una amalgama potente, un conjunto de sentimientos, ideas, protestas, recuerdos y creencias nuevas y añejas, que de pronto convergen y se manifiestan públicamente de una manera contagiosa, reclaman unanimidad y llaman a la acción bajo una sola idea. Observen el ¨Bolivia dijo no¨ y verán esas características.
Los estudiosos aún no logran de manera unánime definir el fenómeno que, sin embargo, es esencialmente dinámico y visible en sus manifestaciones. Pocas veces ocurren fenómenos de la escala que presenta el ¨Bolivia dijo No¨. Nadie podría pronosticar el resultado si los que ahora interpretan la novísima tonada ¨Bolivia dijo No te vayas Evo¨ lo hicieran durante una competencia deportiva o en una plaza pública.
El tema es fascinante y continuará como objeto de estudio aún cuando las causas que le dieron origen hayan desaparecido. Los sociólogos tendrán mucho para hablar sobre esta demostración empírica de cómo se impone el fenómeno masivo que, a falta de otra denominación es, simplemente, ¨opinión pública¨.