Mes: julio 2019
A bajarse los pantalones
Uno podría creer que no hay nada más para escribir respecto al juicio del siglo. No es así. Solo en los últimos dos meses han ocurrido escenas rocambolescas equivalentes a un proceso que lleva seis años desde su traslado a Santa Cruz en 2013, a cuatro de los acontecimientos violentos que le dieron origen, en 2009. Incluídas las actas ordinarias, hay miles de páginas escritas, (yo he escrito ¨Labrado en la memoria¨, un recuento de más de 800 páginas presentado en la Feria del Libro de Santa Cruz en 2017) y aun quedarían muchas para ser registradas. Algunas dicen toneladas de quienes actúan desde lejos o actuaron desde la testera del juicio, en el tercer piso del edificio de la corte de justicia en Santa Cruz. Algunos episodios han ocurrido en los dos últimos meses con fuerte impacto en las sesiones, con vocabularios y entonaciones cercanas al mejor estilo de las peleas en los tambos.
A comienzos de junio, una de las jurados renunció al equipo del juez Sixto Fernández, diciendo a viva voz que no podía soportar más la presencia de la secretaria del tribunal, ¨la doctora Chávez¨, según la llamó, y anunció que se retiraba del juicio. ¨Esa señora no debería estar aquí¨, espetó con indignación a punto de desbordarse. Con alguna fórmula persuasiva que no detalló, el juez logró convencerla que continuase presente. Fue la segunda vez que la juez ciudadana amenazaba públicamente con irse. Era obvio que entre las dos funcionarias había un abismo insalvable y desconocido para la mayoría en la sala de audiencias.
Incidentes aún mayores derivaron la semana que pasó en una situación extraña, cuando un reo tuvo que bajarse los pantalones y doblarse boca abajo, mientras el forense, en la sala vaciada minutos antes por orden del juez, dispuso que el acusado Alcides Mendoza Masavi, exhibiera cuanto pudiese la gravedad de una hemorroides que afectaba al ex dirigente de la Unión Juvenil Cruceñista. El juez había ordenado un examen ocular a cargo del forense para determinar si el caso ameritaba una cirugía, y por consiguiente un retraso del juicio que preside, basado en una supuesta conspiración, con derrota del ejército nacional y la instalación de una nueva nación en el continente sudamericano.
La revisión y los incómodos malestares del acusado contrariaban el propósito de llevar el juicio con celeridad, en un trayecto que ya lleva media docena de años. El examen y la cirugía eran otro traspié en el dilatado calendario del juez.
En un ambiente en el que las humillaciones frecuentes sobre los sometidos a la justicia boliviana son ofensas de todos los días que ni siquiera dan lugar a reclamos y rara vez son registrados en la prensa escrita, Alcides Mendoza, que días despues cumpliría 53 años, soportó la que describió como la humillación mayor de su vida con todo el estoicismo que le fue posible reunir. Dijo que estuvo en el área que sobresale en la sala y que opera como tarima desde la cual el juez, los fiscales, el jurado y la defensa presiden las sesiones en el segundo piso del Palacio de Justicia.
Para contariedad mayor, la opinion del forense fue que el avance agresivo de la hemorroides requería de una cirugía, pero no había hospital público disponible pues los medicos ingresarían al día siguiente a un paro de 48 horas. Se esperaba que esta semana fuese atendido.
El juez había negado que el examen ocular ocurriese en algún hospital próximo y escogió su perímetro de mayor poder: su propia área en las audiencias. La cirugía se realizaría esta semana en el hospital San Juan de Dios, a unas cuatro cuadras del Palacio de Justicia.
En las sesiones siguientes Mendoza permaneció en la sala apoyándose sobre una almohada circular, adecuada al tipo de dolencia que lo aquejaba. Las cámaras que registran todas las ocurrencias, deben haber grabado el episodio, incluso las horas que estuvo acompañado del almohadón sobre el que podía aliviar el incómodo malestar.
No ha sido el único caso de hemorroides que perturba el juicio penal más dilatado de la historia boliviana. Tiempo atrás, una de las jueces había sufrido el mal, pero pudo hacerse curar en un hospital de La Paz, con todo lo necesario para asegurar un tratamiento y convalescencia normales.
Nadie del Jurado, el juez y las jueces que lo acompañan, ha sido immune a las dolencias. El propio juez Fernández estuvo internado algunas semanas por las complicaciones en su salud y las sesiones tuvieron que ser suspendidas.
(*) Crónica publicada en el diario paceño Página Siete, 7/25/2019
El caso de un Alcalde
Un alcalde mexicano ha inaugurado una forma de control de empleados del estado que, de ponerse en vigor en otras partes, estaríamos ante una inciativa monumental. El burgomaestre Carlos Tema, de Cuahutemoc, en el estado de Chihuahua, se vistió como muchos indigentes de las ciudades para ver con sus propios ojos el comportamiento de los empleados municipales y cómo cumplían sus obligaciones. Dice la crónica (El Deber, 10-07, de la version producida por el gigante mexicano Televisa) que el alcalde sufrió una gran decepción que lo llenó de amargura, pues se encontró con un sin fin de malos tratos hacia el público que ahora pueden inclusive empañar o quizá promover su futuro politico.
No esperó mucho para reaccionar y las secretarias pasaron gran parte del día dirigiendo y entregando memorandums de despido, con anuncios de juicios para los casos más graves, pues él había sufrido en carne propia la desatención y descortesía de los funcionarios.
La crónica original debe haber sido rica en detalles, pero uno puede figurarse la fuerza del mensaje. Imagínense la sorpresa de un Secretario General, de un encargado de secciones, o de cualquiera que espera una promoción al saber que el propio jefe del municipio (170.000 habitantes) lo había visto respondiendo con despotismo a los reclamos de un empleado de rango humilde o de algún ciudadano portador de un reclamo.
No se conoce si la iniciativa de indudables contornos éticos se ha mantenido o si ha sido llevada a otras áreas desde aquella ciudad del oeste mexicano, pero uno sí puede pensar en cuán diferentes serían los resultados de las obras de cualquier estado, en este caso el boliviano, si las autoridades superiores tuviesen el celo del burgomaestre mexicano por el comportamiento de sus subordinados.
Con ese fervor ético incoporado a otros niveles posiblemente no habríamos tenido casos de enormes sobreprecios en obras del estado, compras millonarias sin licitación, ni los complejos industrialescon sobreprecios gigantescos, los fraudes con precios hiperinflados para irradiar las coimas, el ¨caso Zapata¨ y los negocios chinos a los que fue vinculada, los juicios torcidos y manipulados.
En fin, todo esto para sugerir que Carlos Tema sea invitado a venir a Bolivia para narrar su experiencia. ¨Venda en los ojos que tapaba gran parte de su rostro, lentes negros, una chompa y un gorro grises y una mantilla¨ el día que sorprendió a los empleados, el alcalde Tema ha exhibido una forma de promover el buen trato, controlar la ineficiencia y evitar la corrupción.
Hacia la Corte Penal
El informe de la ex presidente Michelle Bachelet ha recorrido gran parte del mundo y ahora suman todavía más los que creeen que la dictadura de Nicolás Maduro, sustentada en el llamado ¨Socialismo del Siglo XXI¨, debe acabar. Quienes se acoplan a ese sistema y aún lo creen redentor de pobres y oprimidos, pongan las barbas en remojo, pues todo confluye en sostener que ese régimen dictatorial juega sus descuentos. Si su final será cruento o se tratará de un abandono pactado del gobierno, cabeza de una tendencia seguida por poco más de media docena de países (Bolivia entre ellos), lo podríamos saber en poco tiempo. En semanas o pocos meses, dicen los optimistas; en más de un año, creen los escépticos. Por lo que se lee, en realidad todas las opciones que manejan los opositores comienzan con la salida de Maduro y el fin de su régimen. El final no está tan lejos, dicen todos.
Los desajustes producidos en la sociedad venezolana en 20 años de régimen chavo-madurista son tan grandes que los optimistas más radiantes hablan de cuando menos una década de tiempo forzado para enderezarlos antes de volver a fojas cero, es decir a comienzos de siglo. E inversiones alucinantes, de 100.000 millones de dólares el primer año, y tres veces más para los siguientes siete: 300.000 millones de dólares. Gran parte a fondo perdido.
El gobierno venezolano y sus más fervientes seguidores, inclusive fuera de Venezuela, atribuyen la descomposición generalizada que vive Venezuela a las sanciones impuestas por el gobierno norteamericano, especialmente a la industria petrolera. La excusa ignora que los malestares comenzaron a sentirse años antes de las sanciones. Sus raíces se originaron casi un siglo antes, cuando el petróleo comenzó a salir a raudales cerca del Lago Maracaibo y las arcas fiscales obtuvieron la mayor exhuberancia en toda la historia del país. Los gobiernos sucesivos gastaron y malversaron a manos llenas sin dedicar esfuerzos a la producción agrícola e industrial. Hubo iniciativas para la educación, pero nada equivalente en la diversificación productiva. (La ¨revolución de la inteligencia¨ fue apenas un saludo a la bandera que duró mientras su progenitor fue Ministro de Educación bajo un gobierno socialcristiano.) La escalada de gastos continuó en ascenso vertical bajo Chávez. Armas rusas de modelos recientes, fragatas y lanza-cohetes ingresaron en masa al inventario militar venezolano. La presencia china, al igual que en muchos otros países, pasó de ser solo una delicadeza culinaria a dominar gran parte de los estamentos comerciales venezolanos.
Apenas acabó el super-ciclo de alza de las materias primas, alrededor de 2014, Venezuela, cuyos ingresos de divisas dependen en siquiera un 96 por ciento de las exportaciones petroleras, empezó a sentirse mal. El agravamiento fue fulminante, hasta llegar al colapso y al mayor éxodo en la historia del continente, con más de cuatro millones de venezolanos fuera de su país estos días. La cifra solo tiende a crecer.
Los detalles están en los más de 80 puntos del informe de la funcionaria, quien ahora espera la valoración del comité que preside, con sede en Ginebra. Una vez aprobado, sería incorporado a las denuncias ya en curso contra el régimen, principalmente las del Secretario General de la OEA Luis Almagro, quien hace un par de años presentó ante el Consejo Permanente de la OEA un informe tan lapidario para Maduro como el que acaba de presentar la ex presidente Bachelet. Con eso, el dossier gigante pasaría a la Corte Penal Internacional donde podría ocurrir un juicio como el de Nuremberg, al final de la Segunda Guerra Mundial.
El informe de la ex presidente causó malestar en todos los rincones de la izquierda radical, en especial entre las mujeres líderes del Partido de gobierno, por la afirmación de que las detenidas eran abusadas por los verdugos del SEBIN y del DGCIM que las forzaban a prestar servicios sexuales a cambio de cualquier concesión o con frecuencia a cambio de nada. Pocos se atrevieron a objetar el informe de una funcionaria cuya familia había sido víctima de la dictadura de Augusto Pinochet. Una magistrada del Tribunal Supremo de Justicia se refirió oficiamente al caso para afirmar que el informe buscaba victimizar a las prostitutas.
Como quien pronuncia una sentencia, la magistrada Carmen Zuleta de Merchan declaró en un twitter reproducido por el diario El Nacional: ¨Las mujeres en Venezuela son dueñas de su propio destino y cuando optan por prostituirse (como en todas partes del mundo) es porque son putas¨. La magistrada quiso amortiguar semejante declaración, pero se hundió más al afirmar que solo defendía a las venezolanas genuinamente dedicadas a esa actividad.
Más de una semana después del informe no se había registrado ninguna reacción del gobierno boliviano ni de sus líderes. Es probabloe que no digan nada y que no dejen de apoyar a Maduro en cuanto se les presente la ocasión.
El peligro de ignorar la gravedad del informe es que el aislamiento en el que está Venezuela (solo México, Uruguay, Nicaragua, media docena de islas del Caribe y Bolivia) son aliados de Maduro, junto a Cuba, Rusia, China y Turquía, pueda extenderse a nuestro país a medida que la crisis se agrave aún más.
Más que barbas en remojo, estaría en juego la propia cabeza.