Mes: diciembre 2015

La segunda baja

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Cuando los precios del petróleo empezaban a estabilizarse tras el derrumbe de la segunda mitad de la década de 1980, la desolación económica ya había cundido entre los grandes productores y sus consecuencias políticas eran inocultables. Exhausta y desgastada por las deficiencias económicas que agobiaban al ciudadano tanto como la opresión, la Unión Soviética contempló impotente la caída del Muro de Berlín y luego su propia disolución, en un final que nadie osó llorar en público.

La desaparición de la que por gran parte del Siglo XX fue la Patria Roja, representó la mayor baja de la contracción de precios de la materia prima estrella de los mercados hace 30 años. Tercer productor mundial después de USA y Arabia Saudita, el petróleo suma un tercio del PIB ruso y 60% de sus exportaciones. Rusia también se angustia cuando caen los precios.

Los analistas dicen que el hundimiento en curso desde la segunda mitad de 2014, ha sido un factor aún no cuantificado en el deshielo entre Estados Unidos y Cuba, que no habría querido continuar enemistada con la principal potencia del planeta mientras se desvanece su aliado incondicional.

Por carambola, la primera baja del turbión actual ha sido el fin de la guerra fría regional que durante más de medio siglo acaparó la atención de las cancillerías occidentales. Ahora parece llegar la baja siguiente.

El Socialismo del Siglo XXI que apuntalaba la exuberancia financiera de Venezuela   entró en crisis de identidad tras la reconciliación cubano-estadounidense y sufre una agonía que no luce reversible.

Sin mucho más para ofrecer y las arcas exhaustas, el régimen inaugurado por Hugo Chávez recibió una estocada profunda el 6 de diciembre, réplica del terremoto que dos semanas antes había apartado al peronismo del gobierno argentino tras décadas de ejercicio. Los naipes empiezan a mostrar el rostro de la segunda baja de la contracción de precios: Venezuela y, de alguna manera, sus socios en el socialismo que intentaba reproducir, con variantes más livianas, el modelo que había lanzado casi un siglo atrás la ahora ex URSS.

Con el gobierno de la presidente Dilma Rousseff sumergido en la crisis política y económica en que se debate Brasil, pocos apuestan a una sobrevida prolongada del sistema de gobiernos populistas que hace poco parecía solo crecer.

El presidente Morales estaba en lo cierto cuando en Buenos Aires decía que de su estirpe pronto iban a quedar solo dos: él y Nicolás Maduro. Rafael Correa, de Ecuador, no correrá por un nuevo período consecutivo. Como se dibuja el escenario venezolano, -y el boliviano pre-referéndum- la previsión del presidente puede ser optimista.

 

Escaramuzas en ciernes

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Los precios de los hidrocarburos continuaron esta semana su ruta de descenso, un curso que al cabo de año y medio aún no parece llegar al piso para iniciar una curva de recuperación sostenida. En la semana que acabó quedó consolidada una banda entre 30 dólares y 40 dólares el barril, la mitad de la que ocurría hace un año.

Con la OPEP atenazada por divergencias internas, quedó claro que para los productores lo importante es preservar y ampliar sus mercados antes que reducir volúmenes de producción, como quieren Venezuela e Irán.

En este marco, sorprendió la noticia de que Bolivia amenazaba con  cortar el suministro de gas natural a Argentina, su segundo mayor comprador (16 millones de metros cúbicos diarios, casi la mitad de lo que compra Brasil).

El vecino debe dos facturas mensuales y adeudaría a su vendedor unos 300 millones de dólares. Estos días, el ministro de Finanzas, Carlos Arce, dijo que si se acumulase una tercera factura, Bolivia tendría que tomar una decisión ¨contundente¨ y cerrar las válvulas de suministro al país vecino. En sus cálculos, el daño que sufriría Argentina por no recibir el gas boliviano sería mayor que el que sufriría Bolivia por dejar de vender. No se conocen detalles, que se presume importantes, que llevaron a esta convicción.

Era como una advertencia entre duelistas que provocaba escalofríos: veamos quién cae primero. Es difícil no imaginar escaramuzas económicas en el horizonte de las relaciones bilaterales.

Muchas preguntas han emergido de la disputa en curso. Los analistas están de acuerdo en que acudir a los medios informativos para decir que Argentina está en mora con sus pagos no contribuye a la relación armoniosa que corresponde a dos vecinos con múltiples intereses. Esta situación se agrega al apoyo que el presidente Evo Morales dio al candidato que perdió las elecciones presidenciales del 22 de noviembre y a sus premoniciones de que habría dificultades con Mauricio Macri presidente. La regla de oro de la diplomacia es la discreción, con frecuencia ignorada por las autoridades.

Cuando el atraso argentino fue hecho público, quedaron interrogantes por aclarar, importantes para comprender el paso anunciado. Por ejemplo, si en la historia de las ventas de gas al vecino país ha habido otros atrasos, cuándo y por cuántos meses antes que los pagos fuesen regularizados.

Los acuerdos binacionales establecen un suministro de hasta 27 millones de metros cúbicos. A aquel volumen se llegaría siempre que Argentina complete un gasoducto en su región norte.

Ese tramo ha dejado de ser una prioridad y lo será menos si Bolivia no logra aumentar sus reservas, cuyo volumen real es todavía una incógnita. El periodista Humberto Vacaflor, uno de los que más conoce de la industria petrolera boliviana, sostiene que no habrá interés argentino mientras Bolivia no demuestre que cuenta con reservas suficientes para garantizar los nuevos suministros.

La caída de precios del petróleo, con los que se calcula el del gas natural, es una señal de alarma. Ante una turbulencia en los precios, no son muchos los que juzgarían oportuno amenazar en público con un corte de suministros capaz de alterar la relación bilateral.

Ningún informe oficial ha explicado si existen disponibles en el corto plazo mercados alternativos e infraestructura para el gas que se dejaría de vender. Chile habría sido una alternativa sobre la cual hoy ni vale la pena pensar. Uruguay podría ser una opción, pero se desconoce si hay estudios económicos y técnicos que la respalden.   

Sin consuelo

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Transcribo un artículo de Carlos Toranzo Roca en torno al dolor que agobia al escritor Carlos Hugo Molina.

http://www.paginasiete.bo/opinion/2015/12/23/carlos-hugo-molina-sebastian-81108.html

 

Vuelta al hemiciclo

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Los periodistas venezolanos ven inminente que pronto se les autorice el ingreso al hemiciclo del Poder Legislativo del que fueron excluidos hace cinco años. Algo tan básico es una noticia extraordinaria que resulta de las elecciones legislativas del domingo antepasado. Los apartó Diosdado Cabello, quien dejará de presidir el cuerpo legislativo cuando otra directiva jure el 5 enero. El rodillo con el que trabajaba el oficialismo quedará diluido por la mayoría opositora que designó el electorado vecino.

La exclusión de los periodistas ha sido una de las medidas que definieron al chavismo como un régimen autoritario, molesto con que ojos reporteriles registren sus gestiones legislativas o que los reporteros tengan acceso directo a las fuentes de oposición.

La reaparición de las libretas de notas, cámaras fotográficas, filmadoras y grabadoras puede ser símbolo de los cambios que empiezan a ocurrir desde que los venezolanos eligieron a una mayoría legislativa contraria al sistema que hizo de la confrontación una virtud y del bozal sobre la prensa un instrumento de gobierno. (En otras latitudes pero en geografías políticas próximas, hace pocos años los periodistas cruceños dieron una cuota importante de resistencia cuando se amordazaron en su plaza principal y vistiendo camisetas blancas exhibieron un mantra democrático universal: sin libertad de prensa no hay democracia.)

El paso equivaldrá a colocar el pie en la puerta hacia mayores libertades y quizá a un retorno progresivo a la normalidad informativa, en Venezuela y en otros países. Quienes observan de cerca el oleaje en curso creen que la mejor guía a adoptar, inclusive como mecanismo de defensa propia, deberá ser un mayor compromiso con el rigor y la calidad profesionales.

Lleno de un simbolismo que se extiende al hemisferio, el eventual retorno  de los periodistas venezolanos al hemiciclo legislativo se vio el jueves fortalecido en el otro extremo del continente, con palabras de Mauricio Macri al asumir el mando argentino: ¨Quiero pedirles que nuestro lugar de encuentro sea la verdad. La política no es un escenario para mentir a la gente con datos falsos, hay que reconocer los problemas para que juntos encontremos las mejores soluciones». La expresión del mandatario pudo valer para cualquier lugar del continente donde una propaganda masiva y persistente suele oscurecer la realidad.

Los nuevos vientos en la región soplan también hacia otro segmento mayor y elemental: la justicia. Las palabras de Macri sonaron admonitorias más allá de sus fronteras. Repudió a los ¨jueces militantes¨, a los que declaró no bienvenidos por su gobierno.

Una nueva realidad

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Venezuela dio el domingo un viraje gigantesco cuando una mayoría abrumadora de electores rechazó a los candidatos oficiales a la Asamblea Nacional y optó por dirigentes opositores. Por primera vez parece al alcance de la mano la posibilidad de corregir el rumbo del gobierno que instauró el comandante Hugo Chávez al cerrar el siglo pasado. Al acercarse el resultado final, la Mesa de Unidad Democrática había consolidado las condiciones legislativas para colocar una camisa de fuerza en uno de los regímenes que muy pocos dudarían en clasificar entre los más autoritarios del continente.

Las jornadas que han precedido a la debacle han sido las contiendas más crispadas de la vida democrática venezolana moderna,  parte esencial de una historia reciente de tensiones, violencia y de cambios en la composición política, económica y social de la nación petrolera.  Con un eco que retumba en todo el continente, los clarines tocan la retirada en la nación fundadora del Socialismo del Siglo XXI y surge con vigor la perspectiva de suprimir sus aspectos más crueles, liberar a los presos políticos y devolver credibilidad  a la justicia. El telón de fondo principal es la pregunta que angustia a la mayoría de los hogares: ¿Cómo aliviar a corto plazo las colas y normalizar el abastecimiento de alimentos esenciales?

La Mesa de Unidad Democrática ganó en todas las circunscripciones de Caracas, donde el oficialismo se presumía invencible. La victoria abarcó el centro donde había votado Nicolás Maduro, y ratificó el llamado del himno nacional venezolano: “ …seguid el ejemplo que Caracas dio¨. Los resultados del Consejo Nacional Electoral  muestran que los mayores centros agrícolas e industriales no necesitaron del llamado. El oficialismo fue noqueado en casi todos. Incluso el intemperante Diosdado Cabello quedó en segundo lugar en su propio distrito y accedió a un escaño por lista. Un dato dice mucho: La MUD logró el triple de legislaturas uninominales (candidaturas individuales) respecto al oficialismo.

A las 24 horas, en una reunión con dirigentes del Partido Socialista Unido de Venezuela, Maduro anunció  el reaglutinamiento de las fuerzas oficiales para relanzar a su gobierno. El esfuerzo lucía como una autopsia para examinar las causas del deceso.  Las causas las habían dicho los electores que votaron hastiados de la escasez, la carestía de la vida, la represión, la inseguridad, el narcotráfico, la delincuencia, la incapacidad administrativa y la asombrosa corrupción. Y sobre todo, cansados de un lenguaje violento de confrontación reproducido sin retoques del socialismo real y sus similares fascista y nazista durante más de 15 años. Maduro simplificó la derrota en cinco palabras: ¨Circunstancialmente ha triunfado la contrarrevolución¨ y admitió el triunfo opositor. Para su desaliento y perplejidad, le llovieron felicitaciones de todos lados.

Es inevitable encontrar similitudes con la Polonia de hace algo más de un cuarto de siglo, cuando Solidaridad capitalizó el descontento con la  represión, los racionamientos y la extrema vida austera que los polacos debían soportar. En la primera oportunidad para expresarse en libertad votaron en aluviones contra el régimen y entregaron a la oposición que aquel movimiento representaba todos salvo un escaño del Sejm, la Cámara Baja. Lo mismo ocurrió en el senado, donde el régimen comunista consiguió conservar apenas una de 100 representaciones. Los aires rebeldes se esparcieron por los países comunistas y pronto abarcarían a toda la Unión Soviética, que acabó disuelta al cabo de 72 años de dominio. Los dirigentes polacos, y luego los rusos y todos los europeos del este del viejo continente, también se preguntaban por qué. La aspiración de igualdad de derechos había acabado instalando una clase en la que unos, los de la nomenklatura del partido, eran más iguales que el resto.

El propósito hacer de Venezuela otra Cuba nunca logró afincarse, pero estos años los dos países han sido carne y uña. No se vislumbra un alejamiento drástico entre ambos, aunque Cuba está en una ruta que contrasta con la fuerte retórica anti-norteamericana de Maduro.

La mayoría de los análisis coincide en que el triunfo de la MUD fue regido por la convicción  de que votar por los candidatos del gobierno era votar para seguir con lo mismo y acentuar la desesperanza que cunde en el país que durante gran parte del siglo XX había sido tierra de promisión, incluso para decenas de miles de exiliados de otras latitudes.  Es célebre la confesión de García Márquez que en Venezuela vivió ¨feliz e indocumentado¨ y que a veces se afeitaba utilizando agua mineral de Escocia.

La que dio el triunfo legislativo a la MUD fue la Venezuela de la inconformidad, que también había encumbrado a Chávez años antes descontenta con el destino de los torrentes de petrodólares que al país ingresaban sin alterar la división entre los que tenían y los que no tenían. Era obsceno y manifiesto el contraste entre los rancheríos que circundaban las grandes ciudades y sus segmentos modernos, Igual que ahora, después de tres lustros chavistas, con factores agravantes que irritan a todos: mayor criminalidad y escasez aguda de casi todo lo esencial.

En un mundo entrelazado como nunca, los fenómenos de un país repercuten sobre sus vecinos. Marcan una tendencia de las sociedades.  Pretender desconocerlo equivale a querer cubrir el sol con un dedo.