Mes: abril 2016

Vistazo a la oscuridad

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Con síntomas que no auguran un desenlace sin traumas, el tema Venezuela ha vuelto ocupar espacios informativos en todo el mundo con ingredientes cada vez más graves. El mes que ha concluido ha vuelto a exhibir la amplitud del descontento extendido por la geografía venezolana, ahora catapultado por la crisis energética que ha dejado a ciudades enteras sin luz y desatado nuevas ondas de violencia. Maracaibo, Maracay y La Guaira, tres centros económicos estratégicos, fueron estos días escenarios de fuertes confrontaciones entre la policía y vecinos iracundos con la escasez y la inseguridad, agravadas por apagones programados o arbitrarios exasperantes. Cientos de descontentos fueron arrestados y al cerrar la semana no había señales de apaciguamiento de las tensiones en las que está sumergida la que un tiempo fue la economía más rica y promisoria de la región latinoamericana.

En un ajuste sin antecedentes, forzado por la escasez de energía, el gobierno implantó una semana de dos días laborables para todo el sector público. La medida podría haber parecido una extravagancia pero revela la magnitud de la tragedia del país, donde la inflación pronto podría llegar a niveles de hiperinflación y dispararse sin control. A los bolivianos, argentinos, chilenos o brasileños se les eriza la piel, pues saben lo que esas cifras representan.

El colapso energético resulta de años de descuido con la que llegó a ser la presa hidroeléctrica de mayor potencia instalada del continente, antes de que la binacional Itaipú (Brasil-Paraguay) alcanzase toda su capacidad. La presa del Guri, responsable del 75% del consumo de energía del país, llegó a representar la ¨Gran Venezuela¨ de los años de 1970 y principios de 1980. Sus niveles de embalse se encuentran hace tiempo en niveles críticos.

Los descuidos se vieron exacerbados este año con la escasez de lluvias y la reducción de la capacidad de la presa. Primero, el gobierno optó por incluir los viernes en el fin de semana venezolano. La semana pasada decidió agregarle otros dos días de asueto a la semana, y así todas las dependencias del estado durante poco más de dos meses deberán de trabajar solo lunes y martes. Los demás días serán feriados. Quien no conozca antecedentes, tendría la impresión de que Venezuela se ha convertido en el paraíso del tiempo libre. Con el estado pagando la cuenta, nadie dudaría en calificar el fenómeno como una jauja laboral jamás vista.

Muchos venezolanos de sentido práctico hicieron saber que la holgura les permitirá más tiempo para formar colas y aumentar sus posibilidades de comprar algo en los centros de abastecimiento, donde también prevalecen los racionamientos y la escasez.

Bajo la rígida estrechez energética, hoteles y centros comerciales utilizan sus propios generadores, por un número limitado de horas porque también esos generadores consumen combustible. Las restricciones abarcan a todo el aparato productivo, cuyo agotamiento está expuesto en la contracción de la economía que el año pasado se encogió más del 7%. No se espera una mejoría para este año.

Para los analistas, el panorama que ofrece el país de Simón Bolívar es una demostración patética y colosal del fracaso del modelo populista que implantó el coronel Hugo Chávez y que los países del ¨Socialismo del Siglo 21¨ se han empeñado en seguir.

El socialismo venezolano pudo sostenerse mientras había abundancia de petrodólares. La caída severa de los precios fue un despertar amargo para el gobierno de Nicolás Maduro, ahora ante una ofensiva opositora para llevar a cabo un referéndum que lo aparte de la presidencia.

Para llegar a una consulta popular, los proponentes de la revocatoria del presidente deben reunir 1% de firmas del padrón electoral. El porcentaje representa casi 200.000 firmas. Los proponentes dijeron que solo en la primera jornada recolectora  habían reunido cinco veces más. Si el Tribunal Electoral confirma el logro, los proponentes tendrán tres días para saltar una barrera mucho más alta para la convocatoria al referéndum: 20% del padrón electoral, lo que representa 3,9 millones de firmas con huellas digitales. La oposición está segura de reunir esa cantidad. De ahí vendría el salto supremo: contabilizar un voto más de los cerca de 7,5 millones que obtuvo Maduro cuando fue electo en 2013.

Con las oficinas públicas trabajando solo dos días por semana durante los próximos dos meses, y tal vez más, la crisis energética se ha vuelto una cortina más oscura para el porvenir político venezolano.

En la recta final

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El proceso para juzgar a la presidente de Brasil se desliza por un tobogán desde que el 17 de abril los diputados decidieron llevar adelante el juicio con una mayoría abrumadora superior a dos tercios. Esta semana que empieza los senadores deberán dar partida al capítulo final de un juicio llamado a repercutir entre sus vecinos como el mayor revés sufrido por los regímenes del Socialismo del Siglo XXI desde su alumbramiento a principios de siglo.

Mientras pocos dudan del desajuste político interno que acarrearía la decisión, aún no hay una cuantificación del efecto que eso puede tener en sus vecinos Venezuela y Bolivia.

Algunos rasgos, sin embargo, son notorios: El aislamiento de Nicolás Maduro en América del Sur tiende a ser total. Brasil ha adoptado una actitud comprensiva para la situación venezolana y ha evitado sumarse a los reproches a Venezuela en las ocasiones en que otros gobiernos condenaron a Maduro. En reuniones hemisféricas recientes, Brasil optó cuando menos por abstenerse cuando se abordaron temas que criticaban a su vecino y lo acusaban de irrespeto a los derechos humanos y políticos de sus ciudadanos. Reiteradas veces consideró como ¨cuestiones internas¨ los conflictos venezolanos y sus reclamos más severos llamaron a ¨retomar el diálogo¨ entre opositores y el gobierno de Maduro.

Con Dilma sin poder en el escenario político, al gobierno de Venezuela le será difícil contar con esa valiosa comprensión, en parte resultado de realidades económicas: Brasil tiene en Venezuela un destino multibillonario para sus exportaciones y contratos industriales.

Bolivia, con el presidente Morales, propuso que las cabezas de Unasur viajaran hasta Brasilia para apoyar a la acosada mandataria. La iniciativa fue desairada y no tuvo siquiera un acuse de recibo formal. El presidente pudo reiterar su apoyo solo cuando ambos coincidieron el jueves en la Asamblea General de las Naciones Unidas. Y el respaldo verbal que el mandatario boliviano pudo haber expresado hacia la presidente vecina disminuyó intensidad cuando ésta, en su discurso ante la Asamblea, no habló de ¨golpe¨ sino de un ¨retroceso¨ que podría ocurrir en su país con su eventual alejamiento.  Solo lo hizo después, al hablar con periodistas de su país.

Muchos diplomáticos vieron en esa actitud congruencia con el principio de mantener los problemas internos dentro de la propia casa. Los alegatos del presidente Morales sobre un ¨golpe jurídico¨ no llegaron a tocar tierra en quien estaba llamado a acogerlos.

Una parte importante del telón de fondo de la relación bilateral es que la líder brasileña nunca hubiera venido a Bolivia como presidente, pese a los deseos de su colega boliviano de que lo hiciera. La presidente dirigía Petrobras cuando Bolivia nacionalizó la empresa y unidades militares ocuparon sus instalaciones. En cualquier escenario, incluso si, contra las previsiones, la presidenta atravesase con éxito relativo el presente capítulo, el gobierno boliviano no tendría mucho para alegrarse.

El proceso para sancionar el enjuiciamiento de la presidente no está exento de tropiezos. Sobre el curso que sigue el proceso se ha desplegado una sombra densa capaz de repercutir en el final del drama: la idoneidad de los juzgadores, muchos de los cuales son vistos como carentes de un pasado limpio como para lanzar la primera piedra. Decenas de los que votaron por enjuiciar a la presidente tienen denuncias ante la justicia.

La liviandad provinciana que expusieron muchos de los 367 que justificaron su voto por el juzgamiento de la presidente, volvió a sentirse el viernes con informes de que el presidente de la Cámara Baja brasileña, Eduardo Cunha, facilitó la exclusión de las denuncias sobre fechorías en Petrobras que podrían afectarlo en otro proceso y llevar a su destitución. Con esa exclusión, Cunha, uno de los abanderados de la causa por el enjuiciamiento, podría ser culpable solo de haber mentido cuando dijo que no tenía cuentas en Suiza. Pero sí las tenían empresas cuya dirección estaba a su cargo. Folha de S. Paulo calificó la coartada del legislador como un andrajo y dijo que su presencia en la Cámara de Diputados era ¨una vergüenza, un insulto, una provocación a todos los brasileños.¨

Brasil en su hora suprema

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Las cartas políticas de Brasil están expuestas y millones de brasileños han permanecido la semana que pasó atentos a las decisiones de sus legisladores para enjuiciar a Dilma Rousseff, la primera mujer encumbrada en la más alta  magistratura del país.

Brasilia, la capital inaugurada hace 56 años este día 21 por Juscelino Kubitschek, escenifica el epílogo de una agonía manifiesta desde la posesión de la líder para un segundo mandato al rayar el año pasado. Los analistas ven parte de sus tribulaciones en su reelección en segunda vuelta con solo el 51,64% de la votación válida, el margen más estrecho de Brasil democrático.

La diferencia exigua desnudó la fragilidad electoral del PT, el partido de gobierno acunado en las esperanzas de desarrollar las potencialidades del país más grande y más rico del continente.

Luiz Inacio Lula da Silva cumplió su promesa de apartar a millones de compatriotas de la pesadilla de acostarse cada noche con hambre y redujo la pobreza extrema. Logró la hazaña en un período de bonanza para la agroindustria, extendida sobre gran parte del primer gobierno de su sucesora. Pero ésta se encontró con demasiados compromisos, una insoportable planilla de burócratas, muchas cuentas por pagar y la inevitabilidad de ajustar cinturones. A eso se agregó el escándalo de Petrobras, la bandera industrial brasileña que había  dirigido como ministra de Lula y cuyo apoyo habría favorecido su reelección. Decenas de líderes oficialistas y empresarios están presos por corrupción.

Las tensiones tienen como caja de resonancia a Brasilia, hace dos siglos prevista en un sueño profético por uno de los mayores santos católicos, San Juan Bosco. En memoria de esa visión existe en Brasilia una ermita erigida en el mismo punto geográfico donde el santo predijo que sería fundada Brasilia.

Es curioso, pero la capital fue también erigida para mantener a los gobernantes lejos de los tumultos políticos de la costa, en Río de Janeiro, San Paulo, Salvador y otras urbes del gigante sudamericano.  Lo absurdo de esa pretensión surgió al poco tiempo cuando Brasilia se volvió epicentro de eventos políticos sísmicos como el que está en curso. En 1992 Fernando Collor fue enjuiciado y dejó la presidencia privado de derechos políticos por ocho años. Quiso desatar años de inmovilismo y protección a la economía y acabó envuelto en escándalos de corrupción que el pueblo brasileño no aguantó.

Dilma Rousseff, ex guerrillera que sufrió las mazmorras de la dictadura militar,  representó una esperanza para conducir al estado con firmeza ética. No parece que hubiera sido así. Sus detractores aseguran que antes de ser presidente tuvo responsabilidad en actos dolosos en la industria petrolera que ayudaron a su reelección.

Samurai de la noticia

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Arena Negra, de Odette Magnet. Editorial Plaza&Janés, Santiago, 301 páginas.

Las dictaduras suelen cambiar la vida de las personas de una manera con frecuencia dolorosa e irreversible. A Odette Magnet, la del general Pinochet le cambió el destino y las olas por las que navegó su vida la llevaron por caminos y experiencias que estaban fuera de su horizonte al amanecer de su juventud. Reportera al fin, y con un aventajado plus de editora, aprendió a convertir el limón en limonada. Pieza a pieza, asimiló sus experiencias y construyó ¨Arena Negra¨, novela que tiempo atrás presentó en Santiago antes de venir a La Paz, donde es Secretaria de Prensa y Cultura del Consulado General de Chile desde 2014. Empresas editoras bolivianas negocian la publicación de la obra que este año debería estar en las vitrinas y casi con certeza en la Feria del Libro de Santa Cruz.

Pudo haber utilizado más los bloques de experiencia de una dictadura, cuya incubación, alumbramiento y desarrollo vivió y temió, incapaz de hacer nada ante el monstruo que cobraba vida en el seno de la sociedad chilena. Como muchos miles de otros compatriotas soportó la mordaza que se colocó a su país, y como periodista aguantó el caminar interminable de puntillas en las redacciones a lo largo de 17 años de dictadura.  En ese ambiente celebró la reinstauración democrática cuando el general perdió el referéndum con el que intentaba prorrogarse y Chile volvió a vivir en una geografía en la que se respeta la ley y sus administradores se mantienen en la legalidad.

¨Chilena a mucha honra pero latinoamericana de corazón¨, con el bagaje que acumuló, inclusive 10 años en la difundida revista Hoy de oposición al régimen militar, podía haber recurrido a la narración tradicional y tener éxito, pues el mundo aún está ansioso de leer sobre la vida bajo dictaduras abiertas o enmascaradas. Prefirió una forma más compleja e ingresó a un mundo en que la protagonista Maite Aguirre cuenta gran parte de su historia a través de soliloquios vívidos, desde los días felices de su infancia disfrutando de las almejas de las arenas negras de la costa hasta sus amores con un personaje de la política mexicana, candidato presidencial, y un hacendado vitivinícola ítalo-americano.

Todo ocurre dentro de una salsa en la que la protagonista excava profundidades de su alma y la de sus interlocutores, en diálogos extensos y detallados pero nada barrocos. Sus personajes dialogan con ella y con sí mismos en una introspección exquisita que explota las posibilidades narrativas y revela rincones difíciles de registrar en una narración convencional. Con ese estilo, se la siente caminar en plena libertad. Un lenguaje envolvente y preciso (¨yo no soy paciente, por eso soy periodista…samurai de la noticia¨) conquista al lector, que se aferra a la novela hasta el párrafo final, cuando emprende el retorno a casa pues ¨llegó la hora¨.

Las descripciones son exhaustivas y a menudo con una imaginación de rasgos poéticos y misteriosos. En el cementerio de Arlington, ¨durante horas acompañaba  a los muertos, esos amigos y cómplices…colocaba mis manos sobre una lápida cualquiera, cerraba los ojos y me inclinaba hasta que mi mejilla rozaba la piedra blanca. Quieta, sin respirar siquiera, empezaba a escuchar las voces de los soldados, de aquellos hombres ahogados en la soledad y el olvido¨.

Todo periodista ambiciona estar en algún momento de su vida en el lugar justo a la hora precisa. Odette Magnet estaba en Washington D.C. cuando ocurrieron los ataques del 11 de septiembre, desde donde se desplazó a Nueva York con el equipo de TV a su cargo en busca de ángulos para mostrar a su audiencia la magnitud humana y política de esa hecatombe.  Cuando vivió la misma fecha en 1973 se sintió, al decir de la protagonista, ¨empujada a un túnel, sin aviso sin poder asomar ni la cabeza ni los pies hasta 17 años más tarde¨.

Cuando se desplaza hacia el vino, un tópico favorito para la mayoría de sus compatriotas, la protagonista aborda el tema con familiaridad agradable y sin complejos. Los soliloquios pudieron ser más breves, pero se los pasa con el mismo gusto de un tinto profundo y abundante.

Las redes y un ultimátum

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El descontento del gobierno con la condena reiterada de la Iglesia Católica a la expansión del tráfico de cocaína, las vinculaciones del narcotráfico con el poder y la amenaza que representa para la sociedad boliviana ha tenido estos días otro capítulo, a pocos días de un encuentro entre el Presidente Morales y el Papa Francisco. En el más reciente eslabón de la disconformidad gubernamental, el Vicepresidente Álvaro García Linera, quien está en el cargo hace 10 años, igual que el presidente, criticó que no ocurra renovación de los pastores de la Iglesia como sucede en la sociedad civil.

El nerviosismo que causó la carta de los obispos sobre un tema que preocupa cada vez más a la sociedad boliviana, sigue al desconcierto de las principales autoridades por la derrota del 21 de febrero a la tentativa de asegurarles la postulación para cinco años adicionales a la cabeza del gobierno.

Tras los titubeos respecto a los resultados del referéndum, el presidente ha dado un sello de confirmación a la derrota al atribuirla a una docena de ¨twitteadores¨ de Colombia y Costa Rica, enviados desde Estados Unidos, aseguró, para socavar su campaña re-reeleccionista. Es decir, fue derrotado y la culpable sería esa docena sucia y sus mandantes. Ninguno ha sido identificado.

Quienes observan el curso político de Bolivia han visto en esa afirmación algunos elementos extraños. El primero es si el presidente y otras autoridades tienen claro qué son las llamadas ¨redes sociales¨, conformadas por grupos de personas que se vinculan con mensajes electrónicas y hacen circular ideas, imágenes y ¨memes¨ a veces burlescos o satíricos pero con frecuencia con información de interés colectivo. Los mensajes sobre acontecimientos y tendencias pueden pasar de grupo en grupo y en segundos alcanzar a multitudes enormes. Eso ocurre en todas partes. Se trata de una reacción natural ante acontecimientos de impacto. Durante siglos la gente se reunía en las plazas para comentar cuestiones de interés. Ahora se reúne sobre las pantallas de sus celulares. (Un reportaje en El Deber este domingo subraya que en promedio cada boliviano pasa 2,2 horas diarias en su celular).

El nuevo fenómeno  ha encontrado en la orfandad a los medios de comunicación, que tienen una competencia fenomenal para la cual el mejor antídoto es la calidad y credibilidad de su información. Entre los más sorprendidos, por lo que vemos, están los políticos menos enterados y más refractarios a los nuevos recursos tecnológicos.

Pueden también ser una ayuda extraordinaria. Ejemplo: Substituyen al fax, hasta hace poco apoyo imprescindible. Por teléfonos celulares no solamente circulan fotografías, artículos, dirección de sitios, y hasta voz (por supuesto) y películas También son de gran utilidad en muchos afanes. El otro día, envié al teléfono de mi médico seis páginas con los resultados de unos exámenes de laboratorio y un mensaje hablado. Antes tendría que haber ido hasta su consultorio. En verdad, sólo decir esto es embarazoso porque se trata de algo tan común.

Hasta hace unos años, la comunicación interpersonal solía partir de un teléfono a otro, con solo dos participantes. Los textos pueden ahora llegar al mismo tiempo a miles y multiplicarse de manera asombrosa. Es raro que los asesores del presidente no le hubieran informado sobre el fenómeno, que a estas alturas del Siglo 21 es una verdad de Perogrullo y hablar de él es tan tedioso como hablar del tiempo.

Un segundo elemento que subrayan los expertos: es redundante y descabellado para cualquier grupo de interesados en dañar a alguna figura política desplazar a una docena ¨twitteadora¨ para lanzar mensajes. Pregunten a cualquier joven de El Alto, del Plan 3000 o de Equipetrol si, por ejemplo, para despachar mensajes y diseños sobre algún líder involucrado en los PP (Papeles Panameños) tendría que ir hasta Madrid, Moscú o Buenos Aires. Puede enviarlos desde su dormitorio inspirado en un Vivaldi o un Bach sin otra molestia que servirse un café.

El sentido común también enseña que es irrelevante desde dónde se envía un twitter, si desde una oficina, desde el ómnibus o el automóvil o de un bar. Lo importante es el qué y el interés del mensaje para el grupo destinatario.

Con todo esto, es comprensible la curiosidad creciente por el proyecto regulatorio de las redes que se ha dicho que prepararán sectores cocaleros. Muchos están impacientes por conocer sus alcances y detalles que calibrarán el conocimiento de esos sectores sobre la punta más destacada de la comunicación moderna.

La Carta de los Obispos derivó en un ¨ultimátum¨ para que los pastores de la Iglesia identificaran a quienes en el gobierno estarían involucrados en el narcotráfico. La jerarquía eclesiástica ignoró el ultimátum y pidió, más bien, unidad para combatirlo.

Algunas personas a las que consulté respondieron, para no entrar en detalles, que les dijera si las autoridades alguna vez identificaron con nombres y apellidos ¨a la derecha¨, a ¨los neoliberales¨, a ¨los separatistas¨ o a ¨los oligarcas¨. O siquiera a la docena sucia que el presidente dice que determinó su derrota.

Premio Libertad de Prensa para Humberto Vacaflor

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La Asociación Nacional de la Prensa ha anunciado que el Premio Libertad de Prensa 2016 ha sido otorgado a Humberto Vacaflor, uno de los columnistas con mayor audiencia en Bolivia y un crítico pertinaz de las políticas de los gobiernos del Socialismo siglo XXI con miras a sofocar la libertad de expresión.

Cuando recibió el Premio Nacional de Periodismo que anualmente confiere la Asociación de Periodistas de La Paz escribí una entrada que quiero recordar hoy, más de tres años después.  Aquí hay un capítulo importante que merece ser tomado en cuenta por los medios nacionales, los periodistas y las organizaciones que defienden la libertad de expresión.

 

Juicio ensombrecido

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El tribunal que preside el juez Sixto Fernández intentó hace pocos días probar que es posible conducir un vehículo sin gasolina. Habría alcanzado renombre si conseguía continuar el Juicio del Siglo desprovisto de actas formales. No logró avanzar y el juicio que tiene a su cargo mantiene su ritmo geológico en busca de resolver la trama que empezó hace siete años con el asalto armado a un hotel, la muerte brutal de tres huéspedes, prisión para otros y el cuestionamiento a decenas de personas en un proceso que busca probar que desde Santa Cruz se planeaba derrotar al ejército y crear una nueva nación sudamericana.

El intento que promovió el juez falló y durante casi todo marzo las audiencias han estado en la oscuridad causada por la falta de actas. Solo el día 29 se reanudaron bajo cierta normalidad, cuestionable cuando en la balanza se colocan hechos como la confesión del autor de la acusación, desde hace dos años refugiado en Brasil, de que actuó bajo presiones del gobierno. Para la legalidad del proceso, esa confesión no existe.

La tentativa del juez ocasionó una rara coalición de defensores y acusadores, e incluso de una juez ciudadana que le reprochaba por desdeñarla, decía, porque carece de formación jurídica. La juez concuerda en que el tribunal violó normas legales al instalarse en Tarija hace tres años sin algunos acusados. Uno de ellos, inhabilitado físicamente, fue declarado rebelde para justificar su ausencia.

El traspié ha dado lugar a una andanada de acusaciones de los fiscales y abogados que cuestionan la habilidad del juez para conducir un juicio de la magnitud del caso que se arrastra desde 2009.

En lo que parece agregar sombras al mayor juicio penal de la historia boliviana reciente, un ambiente de sospecha se instaló en las audiencias la pasada semana cuando un desconocido, gorra blanca al revés, bermudas y zapatos tenis, fue sorprendido tomando desde un celular imágenes de los abogados acusadores. Llamado por el juez, el desconocido entregó su identidad y habló con él unos minutos, pero el magistrado informó que el fotógrafo misterioso sólo balbuceaba y que no había entendido lo que dijo.

El desconocido, después identificado con un nombre que nada decía para los presentes en la audiencia, se fue y de inmediato no se supo de dónde había venido ni qué hacía en el lugar. Algunos en la sala sospechaban que era agente del  gobierno y una investigación posterior los corroboró, pero no se supo más. Otros señalaban que las ondas del ¨caso Zapata-Morales-Quintana, etc.¨ rompían sus límites iniciales y que una paranoia desbordada empezaba a contagiar también a actores y protagonistas del Juicio del Siglo.

Una olla a presión

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Reseña. Contra los cálculos de las autoridades, el bullicio alrededor del romance escondido del presidente Morales con la joven Gabriela Zapata Montaño solo aumenta y el caso mantiene al país en vilo mientras empieza a rugir como viento de invierno en el exterior. El caso se convierte en un agujero negro que traga y opaca todo lo que ocurre a su alrededor.
Sucumben ante el ímpetu del affaire las conmemoraciones nacionales. Hasta la visita del presidente al Silala tiene vida efímera en el mundo informativo, pues no consigue competir en atención con el ¨Caso Zapata¨. Aun desde la cárcel de máxima seguridad en Miraflores, la joven consigue dejar sin luz a todos los demás acontecimientos y el gobierno parece moverse solo al compás de la melodía del romance que ha atrapado al país vía una revelación periodística que lo mantiene estupefacto.
Una carta que la joven dirige al Ministro Ramón Quintana explota en las ¨redes sociales¨, que agotan hasta la última molécula el morbo que evoca la forma familiar e íntima con que la joven, en una carta desde su prisión, lo llama ¨Mi rey¨. La expresión dispara un torrente especulativo sobre cuándo se habría desarrollado el supuesto vínculo Quintana-Zapata. La divulgación de ¨chats¨ atribuidos a los dos personajes se traduce en una lluvia de ¨memes¨ ridiculizando la situación. El Ministro sale a la palestra y ofrece una declaración en la que niega cualquier vínculo en tiempo o espacio con la joven, que despachaba en el edificio de su ministerio, en oficinas que habrían correspondido a una Primera Dama, situación que no se da porque el presidente no es casado.
El recorrido impetuoso de la información de los últimos días no cambia de curso. La presencia en Bolivia del nuevo presidente de la FIFA que juega un partido con el Presidente Morales y anuncia que el país será sede de un torneo juvenil mundial, es flor noticiosa solo un día. En la jornada es uno de los titulares de primera página, todos subsidiarios del tema mayor que está en la cabeza de los bolivianos, ahora con una audiencia mayor, pues la cadena televisiva CNNE se ocupa del asunto. El culebrón ya alcanza dimensión internacional. Raras veces Bolivia ha ocupado tanta atención en los medios informativos de otras latitudes.
Enjambres de periodistas, fotógrafos y camarógrafos convergen frente a abogados de las partes con papel en la trama. El Ministro Quintana afirma que contratará a profesionales de la ley para ayudarlo a nadar en el torrente. Hay incredulidad cuando anuncia que el paso será un quebranto para su economía.
La joven madre reclama que las autoridades le concedan 15 minutos ante la prensa para revelar hechos que confirmarían el segmento de su historia con el Ministro. Anunciado así, ese cuarto de hora promete convertirse en el de mayor ranking noticioso de los últimos años.
Las preguntas básicas de la trama aún están sin respuesta. No se ha determinado dónde está Ernesto Fidel Morales Zapata, el niño que a fines de este mes cumpliría nueve años. Hay autoridades que insisten en que el niño murió y eso redobla alarmas entre los defensores del menor. También está pendiente de confirmación más allá de toda duda la edad de la mamá cuando lo concibió. El tema ocasiona todo tipo de maledicencias.
Los últimos capítulos se muestran repetitivos, pero todo mundo parece estar de acuerdo en que los dados aún ruedan sobre la mesa y que pueden ocurrir nuevas sorpresas. Es como estar ante una olla a presión cuyo eventual estallido puede generar accidentes peligrosos si no se la descomprime. La clave es cómo.