Mes: enero 2014
Crónica parcial de una visita
Precedido de la inusitada publicidad que le concedieron las máximas autoridades del gobierno, el mayor libre-pensante latinoamericano cautivó a su audiencia al proyectar en sus palabras el encanto del “realismo mágico” y concentró la atención oficialista al fustigar al neopopulismo que abrazan países como Bolivia y Venezuela y calificarlo como modelo incapaz de extraer de la pobreza a ninguna sociedad. El Nobel Mario Vargas Llosa tuvo un pasaje soberbio y tranquilo por Santa Cruz antes de dirigirse a las Misiones de Chiquitos para completar su gira más exitosa por Bolivia.
Seguro y convincente, el escritor habló sin reticencias sobre la literatura y sobre la amenaza que representa la tendencia de conferir a los actos de cultura las características de un espectáculo y un entretenimiento frívolo, tema de uno de sus más recientes ensayos. Y advirtió que un mundo sin literatura sería un mundo de autómatas fácilmente manipulables, ideal para las tendencias autocráticas y totalitarias. De ahí construyó una defensa monumental de la lectura a partir de su propia experiencia de niño y adolescente que en la lectura y de la mano de grandes autores encontró progresivamente su camino de escritor.
Coincidentemente, en estos días se debate en Japón un proyecto para reformar la educación y relanzarla adecuada al nuevo siglo. Entre otras propuestas, el proyecto, que abarca toda la educación preuniversitaria (12 años), sugiere que los estudiantes deban leer un mínimo de 52 libros anuales (uno por semana), hablar cuatro lenguas (inglés, castellano y francés además del japonés), conocer cuatro culturas (japonesa, anglo-americana, china y española) y cuatro religiones, todo como base para adquirir una mentalidad universal, liberada de chauvinismos y prejuicios. En otras latitudes, donde se proclama desdén por la educación superior y algunos confiesan que adquirieron conocimiento a través una misteriosa lectura en las arrugas de sus abuelos, sería interesante conocer opiniones sobre ese proyecto.
Pocas veces ha habido en Santa Cruz –y en Bolivia- una disertación de la calidad que tuvo el primer coloquio del Nobel, anticipo de lo que vendría en sus actividades públicas a lo largo de la semana. Traído por la Fundación Nueva Democracia, en las presentaciones del escritor no tuvieron mayor relieve las descalificaciones erráticas que durante días formularon las más altas autoridades y dirigentes del gobierno. Vargas Llosa dijo enfáticamente que no había venido a Santa Cruz “para hablar contra Evo”, como había denunciado el Primer Mandatario, y que ni siquiera sabía quiénes eran los líderes de la oposición boliviana. Tampoco hizo eco a quienes hablaron de su derrota política, cuando candidateó a la presidencia en la década de 1990.
Interrumpida por aplausos al menos tres veces, la exposición de 80 minutos confirmó la maestría del escritor para construir oralmente frases y oraciones de manera gramaticalmente correcta, en una cadena que volvía imprescindible cada párrafo precedente. Las transcripciones completas de la disertación, en audio o en alguna versión escrita, ciertamente serán piezas de valor que, los que gustan de buena lectura y de buenas conferencias, sabrán apreciar. Es posible, también, que contribuyan a apuntalar la idea de que no es bueno abrazar las supuestas bondades de la oscuridad en la que yace la ignorancia.
Apuesta riesgosa
Venezuela se encamina a quedar sin diarios impresos en pocas semanas más, en la cresta de una tormenta que arrecia y pone a la libertad de prensa entre las primeras víctimas. El gobierno otorga divisas de importación que no entrega y alimenta una espiral de desabastecimiento que ha llevado a los diarios a agotar sus reservas. El mejor dotado de los periódicos dejaría de circular físicamente en mes y medio, dice el bloque de Prensa Venezolano, que engloba a casi todos los medios impresos en ese país. Hasta entonces, otros con menos reservas habrían desaparecido.
La crisis de los medios impresos venezolanos deviene principalmente de la escasez de divisas. En Venezuela, la tasa oficial restringida es de 6,30 bolívares por dólar. En el mercado negro se cotiza a un valor entre 10 y 12 veces mayor. Por razones obvias, a ese segmento ilegal no tienen acceso los diarios. El año pasado corrió la noticia de la escasez de papel higiénico y pocos dudaron en apuntar al responsable: la ineptitud imperante en la cuna del Socialismo del Siglo 21 que también inspira al gobierno boliviano. La perspectiva de que el país se quede sin periódicos luce alarmante. “Dentro de poco tendremos un país sin periódicos, como nunca se ha visto en el mundo”, resumió Miguel Henrique Otro, de El Nacional, cuyas reservas aguantarían sólo cuatro semanas.
Si el futuro inmediato de los medios impresos es tenebroso, las tinieblas parecerían más densas ante otro síntoma: El pan empieza a escasear. Dice en el diario Tal Cual Digital Todoro Petkoff, guerrillero de la década de 1960 y demócrata desde la de 1970: “Falta pan y la sensación de desamparo, de desconcierto ante la incertidumbre se hace insoportable, porque el pan es el ícono simbólico de los alimentos.”
Las malas noticias no cesan. Sin divisas para comprar repuestos, Aerolínea Venezolana, con la mayor parte de sus rutas dentro del país, anunció que suspendía operaciones indefinidamente. La vietnamita PetroVietnan, acosada por los costos derivados de la inflación (56,2% en 2013), decidió suspender la producción en sus campos del delta del Orinoco. Las operaciones de esa empresa eran presentadas como una muestra de vitalidad de las inversiones extranjeras en Venezuela.
La escasez de divisas en Venezuela ha sido crónica en los últimos tiempos. Lo crónico ahora es crítico. El nivel de reservas internacionales ha descendido y estos días bordeaba los 20.000 millones de dólares, de los cuales más de dos tercios eran oro. Sólo unos 2.000 millones de dólares estarían disponibles de inmediato para cubrir deuda externa (104.000 millones de dólares) e importaciones. Como el presidente Maduro aseguró que no habrá devaluación este año ni más adelante, la presión por los pocos dólares disponibles sólo crece.
Con el país dividido en dos mitades –oficialismo y oposición- una apuesta por la estabilidad venezolana lucia estos días demasiado riesgosa.
«No se le nota decadencia física…»
“No se le nota decadencia física”, le dijo esta noche el juez Hugo Iquise Saca al ex ejecutivo de COTAS Ronald Castedo Allerdin al acabar la audiencia de acción de libertad en la que, junto a otros dos colegas, le había negado el pedido para ser apartado del Juicio del Siglo mientras una junta oficial de médicos evalúa su salud. No fue posible determinar si las palabras del juez eran un gesto de cordialidad o si conllevaban otra intención. Castedo no le respondió o no se le escuchó alguna respuesta. (En la mañana siguiente, Castedo me dijo que tras las palabras del juez se le había aproximado abriéndose la camisa para mostrarle las cicatrices por las cirugías que ha tenido y decirle que sus malestares «son por dentro, en el corazón» y no en su apariencia.)
La decisión contra el pedido de Castedo fue absoluta. Los jueces Guillermo Torres Tordoya y Sigfrido Soleto también votaron contra el pedido, basado en el deterioro de la salud del acusado, cuyo corazón, de acuerdo a los certificados que presentaron los abogados, funciona sólo en un 26 por ciento y requiere de reposo físico y mental absoluto pues podría morir súbitamente. Ese deterioro ha sido progresivo, dicen sus médicos, pues hace más de un año la capacidad de bombeo de su corazón era del 36 por ciento. En verdad, quienes conocen a Castedo ven señales claras de que su salud no es buena. Suele ser jovial, pero ha engordado unos diez kilos en pocos meses pues sufre de un edema que le ha hinchado las piernas. Por eso fue una sorpresa la declaración del juez Iquise Saca (así me fue deletreado).
Los jueces hicieron extensas y detalladas exposiciones antes de anunciar individualmente su veredicto sobre el caso que se les había presentado un día antes, el 8 de enero.
No causó mayor efecto la mención que hizo la defensa –los penalistas José Hoffman, Otto Ritter y Abel Montaño- al caso del ingeniero José María Bakovic, quien murió el 12 de octubre tras ser obligado a asistir a las audiencias que 76 procesos le seguían. Hombre fuerte, de 75 años, sorteó durante un tiempo los viajes que debía realizar, a veces al mismo lugar en un solo día. La muerte lesobrevino con un infarto fulminante.
El fiscal acusador Sergio Céspedes, quien sustituyó a Marcelo Soza como cabeza de acusación, dijo que el caso había sido magnificado y que los forenses que examinaron al ex Director Nacional de Caminos Bakovic dispusieron que podía ir por 12 horas. “Estuvo 24,». Céspedes no explicó los motivos de la permanencia de Bakovic en La Paz, aparentemente relacionada con otros juicios. Otros médicos han criticado severamente a los forenses del Instituto Médico Legal de Sucre por otros fallos contra Castedo. La jerga vaga de los forenses ha causado irritación entre los acusados del Juicio del Siglo. Reiteradamente, las forenses han dicho que Castedo está “ubicado en el tiempo y el espacio” y que, por tanto, está apto para soportar las vicisitudes del proceso del siglo. Se lo llama así porque es el mayor juicio que encara el estado boliviano en lo que va del siglo 21.
El juicio se reanudó el lunes pasado, pero me he abstenido de escribir sobre lo que ha ocurrido pues tengo entradas sobre la salud del ex ejecutivo. El curso de la audiencia de libertad concedida al jueves a Castedo me ha llevado a hablar del tema. Es importante porque expresa diariamente lecciones sobre la forma en que se lleva a cabo la justicia en Bolivia.
En rara coalición, al lado del tribunal, acusado de no defender los derechos de los acusados, estaban los fiscales del Ministerio Público y del Ministerio de Gobierno. Los fiscales afianzaban la defensa de los jueces y parecía haberse formado un frente contra los tres abogados de los acusados. Sixto Fernández Fernández, la juez técnica Julia Elena Gemio y las jueces ciudadanas Anastasia Callisaya y Sonia Mamani contaron con el respaldo de los acusadores. Las jueces ciudadanas se adhirieron sin objeciones a la posición que expresaba el presidente del tribunal, el juez Fernández. La juez Gemio también lo hizo, pero argumentó brevemente. Sus colegas sólo asintieron.
La audiencia fue una lección práctica de la justicia boliviana. El tema merecerá ser abordado desde otros ángulos, tal vez con mayor claridad que confiere el escribir pasada la medianoche.
Lecturas necesarias
En tres semanas más conoceremos el fallo de la Corte Internacional de La Haya sobre la controversia marítima peruano-chilena, en el final de una disputa que ha fortalecido las bases para un mayor entendimiento entre las dos naciones y abonado la cooperación económica, ahora en la cumbre de sus relaciones bilaterales. Será uno de los momentos de mayor trascendencia en el Pacífico sudamericano desde la guerra del siglo antepasado, cuando Bolivia y Perú se enfrentaron a Chile. Nuestros dos vecinos engavetaron la cuestión, por años una espina en los pies de ambas, y decidieron que la mejor manera de evitar traumas mayores en sus relaciones era fortalecerlas de modo que cualquiera que resulte el fallo, se vuelva sólo una anécdota en la historia de ambos.
Cuando La Haya se pronuncie, las relaciones peruano-chilenas estarán acorazadas por un floreciente comercio bilateral que al final de 2013 bordeaba los 5.000 millones de dólares. A ese intercambio se sumaban las inversiones directas que, por parte de Chile en Perú, llegaban a los 12.000 millones de dólares el año pasado; las de Perú en Chile se aproximaban a los 10.000 millones de dólares. Integrantes fundadores de la Alianza del Pacífico, ambas se perfilaban como las economías mejor entrelazadas de América del Sur.
El acontecimiento ocurrirá cuando Bolivia tiene su propio litigio con Chile anclado también en La Haya, que deberá pronunciarse en algunos años. Hasta entonces, el margen de maniobra boliviano para su demanda marítima será estrecho. Sin aliados firmes de peso efectivo, las gestiones que pueda desarrollar Bolivia dependerán de su capacidad de convencer a nuestros vecinos chilenos de mostrar un camino más claro y expedito para resolver la cuestión.
Sobre el curso accidentado de las relaciones boliviano-chilenas he recibido estos días las obras de dos protagonistas que vieron de cerca los vaivenes de la política marítima boliviana: el ex presidente Carlos Mesa Quisbert y el ex vice-canciller Marcelo Ostria Trigo. “El largo camino a casa”, del primero (Editorial Pazos Kanki), y “Temas de la Mediterraneidad” (Garza Azul, La Paz), del segundo, ilustran sobre capítulos salientes que precedieron a la política emprendida por el presidente Morales. Algunos conceptos se vuelven indelebles. El de Mesa, cuando subraya que las propuestas bolivianas siempre fueron mesuradas, como los pasos de quien camina sobre un campo minado; el de Ostria Trigo, cuando en su compacto y detallado recuento histórico subraya la necesidad de jugar simultáneamente a dos bandas y de avanzar sólo cuando todas las aristas de cada banda hayan sido debidamente limadas.
Ante el inminente fallo sobre el litigio peruano-chileno, vale la pena repasar cada detalle que nos llevó, al menos hasta 2006, a nuestra actual encrucijada.
P.S. Este artículo fue publicado por El Deber, de Santa Cruz, este lunes 6 de enero.