Mes: junio 2015
Francisco y Julio
De aquí a pocos días Bolivia estará en el universo noticioso como uno de los pueblos más jubilosos del mundo con la presencia del Papa Francisco, quien llega en misión evangélica tras emitir la encíclica Alabado Seas, Mi Señor, un severo enjuiciamiento a la devastación de la naturaleza en aras de un bienestar egoísta, y una defensa de la Madre Tierra sin concesiones. Nunca en los últimos años Bolivia estará tanto bajo la mirada de gran parte del planeta en todos los detalles de su realidad, con sus altos y bajos, con glorias y miserias, triunfos y aspiraciones.
Entre los muchos bolivianos que aguardan al Pontífice ansiosos está el Cardenal Julio Terrazas, la mayor figura eclesiástica de Bolivia y una de sus mejores expresiones de fe, caridad y justicia. Internado en la Clínica Incor desde hace una semana, “su estado es delicado, pero él tiene el mayor interés” de recuperar salud plena cuando llegue el Papa Francisco, en palabras de Herland Vaca Diez, el nefrólogo a la cabeza del equipo de médicos que atiende al cardenal. Con ojos expresivos del lenguaje valiente que a menudo provoca iras irracionales entre detentores de poder, el cardenal concordó con ese diagnóstico cuando tuve la fortuna de visitarlo pocos minutos el jueves temprano. Su optimismo era tan vigoroso como el apretón de manos con que nos saludamos; lo compartía absolutamente su hermano Romer, uno de los ocho hermanos del cardenal, que hacía guardia abnegada desde el sofá del fondo de la habitación.
Amigo del cardenal anfitrión desde los años de formación, Francisco llegará a Bolivia en el apogeo del debate originado por la carta Encíclica que conmueve por su defensa intransigente de la naturaleza ante quienes olvidan que el ser humano, como todas las cosas vivientes, está formado por los elementos del planeta; “su aire es el que nos da aliento y su agua nos vivifica y restaura”. Nada del ambiente puede ser indiferente para los que habitan el planeta, y nada que lo afecte les debe resultar aislado, enseña el Pontífice.
A favor de un modelo circular de producción, consumo y reciclaje “que asegure recursos para todos y para las generaciones futuras” con limitaciones máximas al uso de los recursos no renovables, la cruzada que abandera para defender el planeta en todos sus rincones es marco de la visita pastoral y un llamado urgente para proteger las reservas de la naturaleza. Urbi et orbi, lo que el Santo Padre diga acá tendrá valor universal.
Había otros en el Hotel Las Américas
Hasta ahora, las tesis sobre el asalto al Hotel Las Américas, el 16 de abril de 2009, no habían tenido más testigos directos que los dos sobrevivientes del grupo cuya jefatura era atribuida a Eduardo Rózsa Flores y los que contaban la historia oficial. Publicado hace pocos días (15-06), un reportaje del Irish Times, el periódico irlandés que mayor cobertura ha dado al caso, trajo testimonios de dos ingenieros brasileños que estuvieron en el hotel aquellas horas que pueden llevar al gobierno a revisar la versión mantenida durante más de seis años. Al decir de las nuevas versiones, no hubo fuego cruzado y la mayoría de los disparos fueron de fogueo. Eso explicaría por qué no hubo cartuchos equivalentes a la intensidad de los disparos ni mayores daños al edificio. Firma la nota Tom Hennigan, el periodista extranjero que más de cerca ha seguido la trama violenta que empezó a correr esa madrugada.
Parte de la nota:
Un ingeniero brasileño que estaba en el mismo piso del hotel de Santa Cruz cuando Michael Dwyer recibió un disparo mortal de la policía en 2009 ha surgido contradiciendo la versión de las autoridades bolivianas sobre los sucesos que rodearon la muerte del hombre de Tipperary (el pueblo natal del irlandés).
Marcos Brandt dijo a The Irish Times que no hubo tiroteo, como afirma la policía, y corrobora evidencias sobre la posibilidad de que las autoridades bolivianas manipularon el escenario para sostener la tesis de que Dwyer y dos de sus compañeros murieron en un tiroteo.
El gobierno boliviano insiste que las tres personas murieron tras abrir fuego sobre la policía que iba a detenerlos. Sostiene también que Dwyer era parte de un grupo encabezado Eduardo Rózsa Flores, un aventurero que planeaba una violencia separatista en los llanos orientales. Dwyer, Rózsa y el húngaro Arpad Magyarosi murieron durante la incursión en la que otras dos personas fueron arrestadas.
La familia Dwyer afirma que tiene evidencias de que éste fue ejecutado sumariamente por fuerzas del estado boliviano y exige una investigación internacional. El vicepresidente boliviano aseguró que el grupo con el que estaba Dwyer fue seguido hasta el hotel donde ocurrió el tiroteo. Pero el ingeniero brasileño sostiene que había calma en el hotel donde, en días de trabajo, compartía una habitación con un colega. Ambos han hablado por primera vez en público sobre lo que escucharon aquella noche desde el mismo cuarto del mismo piso del hotel la noche en que Dwyer fue muerto. Nunca fueron entrevistados por el fiscal que debía establecer los hechos sobre lo que pasó con Dwyer y los otros dos que murieron esa noche. Ambos hablaron con The IrishTimes sobre el incidente, así como la persona que estaba aquella noche a cargo de hotel.
Brandt estaba iba a darse una ducha para tomar un vuelo temprano a La Paz cuando el edificio fue sacudido por una fuerte explosión. “Primero pensé que el calentador había explotado. Miré por la ventana del baño que da a un atrio central y me vi ante un soldado que me apuntaba con su rifle. Me ordenó abrir la puerta del dormitorio”.
Nuevas interrogantes
El uniformado, probablemente de la unidad policial especializada UTARC, ordenó a él y a su colega tenderse al piso manos en la cabeza. Brandt dice que tras la explosión siguieron varios minutos de calma en el piso del hotel. En esos instantes escuchó varias voces. “Era normal (lo que escuchaba), no gritos, solo voces hablando. Solo entonces empezó el tiroteo.”
Calcula que entre la explosión y el tiroteo pasaron de dos a cinco minutos, lo que trae nuevas preguntas sobre el intercambio que tuvo la policía con el grupo de Dwyer inmediatamente antes de matar a tres de ellos. Describe el tiroteo como intenso y continuo pero inconsistente con un fuego cruzado. “No sonaba como un tiroteo. No se escuchaban disparos provenientes de diferentes posiciones de tiro”. También describe gran parte del fuego como tiros de fogueo. “Tenía ese sonido propio de los disparos con balas de fogueo. Era como si dispararan seguido para asustar.”
Considerando el número de disparos que había escuchado, Brandt quedó sorprendido al salir de la habitación cuando la policía se fue del piso. “Lo que era extraño era que había pocas signos de daños del tiroteo, pese a la cantidad de disparos que escuché. Fue ahí que estuve seguro que se trataba de municiones de fogueo.”
El informe balístico boliviano reportó pocos impactos de bala pese a que el personal del hotel también informó sobre un intenso y prolongado tiroteo como el descrito por Brandt. Su creencia de haber escuchado “disparos de tipos diferentes de armas de fuego” parcialmente disimulados por disparos prolongados de subametralladoras podría ser relevante en vista del informe de la autopsia sobre el cadáver de Dwyer emitido por la patologista del estado irlandés. Éste sugiere que fue ejecutado sumariamente con un disparo al corazón por alguien que estaba sobre él.
Brandt dice que al dejar su habitación se dio cuenta que la explosión que había escuchado fue una serie de estallidos simultáneos en las puertas de los cuartos donde estaban Dwyer y sus compañeros. Dijo que no vio daños en el corredor donde estaban Dwyer y su grupo, corroborando lo que el gerente del hotel, Hernán Rossell, dijo a The Irish Times inmediatamente después de la acción policial.
Este testimonio contradice el informe balístico boliviano que listaba impactos de bala en la pared del corredor afuera del cuarto de Dwyer. Un video filtrado que filmó la UTARC tras la incursión muestra claramente que no hay daños en la pared, lo que fortalece las sospechas de que las autoridades manipularon la escena para apoyar su tesis sobre lo ocurrido.
The Irish Times habló también con el colega de Brandt, un mecánico brasileño que le ayudaba a instalar una maquinaria para un cliente boliviano. Su recuerdo coincide en general con el de Brandt, aunque señala que no podría afirmar si hubo intercambio de fuego.
Los testimonios de los dos hombres coliden en un punto crucial. Brandt asegura que su colega le dijo que escuchó a alguien implorar por su vida y luego nuevos disparos. “Me dijo que había escuchado “por favor, no me maten” y luego más disparos y ningún otro ruego”. Hablando la semana pasada desde Bolivia, Rossell, el gerente, dijo a The Irish Times que Brandt le dijo lo mismo, citando a su colega. Pero en una entrevista en su casa en Brasil, el segundo hombre negó haber escuchado a alguien implorar por su vida o que lo hubiera dicho a Brandt. Dijo que no podía explicar los recuerdos de su colega respecto a lo ocurrido. Esfuerzos posteriores para volver a entrevistar al hombre fueron infructíferos.
Pese a los años, Brandt pudo dibujar un sketch del piso del hotel e identificar los cuartos donde Dwyer y los otros dos murieron. Dijo que le parecía que la policía estaba en control total desde el comienzo. “No vinieron a arrestarlos; querían matar”.
En los días que siguieron a la incursión, funcionarios del hotel dijeron que el grupo de Dwyer estaba solo en el hotel. El gerente Rossell dijo que el que los dos brasileños hubieran estado en el cuarto al otro lado del atrio probablemente los hizo pasar inadvertidos. The Irish Times pudo ver una copia del registro del hotel en la que figuran los dos huéspedes. Brandt y su colega tenían que dejar sus nombres, contactos, copias de sus pasaportes y planes de viaje antes de salir del hotel. Ambos dicen que ninguna autoridad intentó contactarlos después.
“La policía nunca me informó sobre estos hombres”, dijo Marcelo Soza, al ser entrevistado en su exilio en Brasilia. El ex fiscal, que presidió las investigaciones dijo: “Este es otro ejemplo de cómo retuvieron información para mi investigación. ¿Por qué lo harían si no estuvieran tratando de encubrir lo que hicieron?” Soza procura asilo en Brasil, donde fugó. Ahora sostiene que Dwyer fue asesinado.
Es mejor saberlo
«No nos vamos a dejar manipular por pruebas que tienen un sesgo y que se basan en una orientación pedagógica que es altamente cuestionada”. La determinación expresada por el viceministro de Educación Giovanny Samanamud Ávila, en una entrevista reciente para el suplemento Séptimo Día de El Deber, dejó una gran curiosidad. ¿Era una buena excusa para no comparar el desempeño educativo entre naciones y sistemas? ¿Cuál es la orientación pedagógica que se propone o que está en práctica? ¿Cómo saber sobre avances y retrocesos sin otras referencias fuera de un entorno predeterminado? ¿Cómo saber la calidad de un atleta si no compite?
Catorce países de América Latina figuraban entre los 65 participantes de las últimas pruebas PISA (Programme for Internationa Student Assesment) inclusive Venezuela. Las pruebas fueron inicialmente diseñadas para la OECD, organización para la cooperación económica y el desarrollo a la que pertenecen 34 países industrializados y en desarrollo, incluso México y Chile, los únicos de América Latina.
Bolivia se ha apartado de la olimpiada juvenil del conocimiento más importante de mundo, equivalente a un Nobel para jóvenes de 15 años, que abarca aptitudes en tres ramas: matemáticas, lectura y ciencias (biología, geología, física, química y tecnología). Sus jóvenes no competirán más porque “…estamos en un proceso de transición y no se puede medir a lo loco viejas cosas con cosas nuevas”, explicó el viceministro. En lugar de PISA habrá otra prueba a través de un Observatorio de la Calidad Educativa Plurinacional en gestación y cuya puesta efectiva en vigencia no tiene fecha.
La decisión es común a casi todos los integrantes de ALBA, el grupo de una docena de países sudamericanos y del Caribe surgido al calor del comandante Hugo Chávez. Sin embargo, con la gobernación del estado Miranda, Venezuela, el pivote del grupo, figura entre los países que participan de esa competencia trianual de inteligencia y aptitudes.
La ausencia de esos países de la olimpíada es una actitud que algunos medios académicos ven al menos con simpatía. Hace un año, el diario inglés The Guardian publicó una carta de más de 70 pedagogos y especialistas, varios conocidos internacionalmente, señalando que las pruebas llevaban a una visión cortoplacista de la educación y a LOS PAISES A actuar en función de los resultados que esperaban de los jóvenes participantes pues con ellos mejorarían su propio prestigio. Otros académicos subrayaron que la denuncia reflejaba inquietudes en países desarrollados pero no traía ni mencionaba algún estudio de campo que la avalase respecto a países en desarrollo.
El diagnóstico registrado en el diario inglés no resolvía la grave situación señalada por la directora de la Unidad de Educación del Banco Interamericano de Desarrollo (BID), Emiliana Vega, en el mismo suplemento Séptimo Día, que también la entrevistó. “Si tomamos a los alumnos con los mejores resultados de cada país de Latinoamérica, estos alumnos no logran los puntajes que tienen los peores colegios de los mejor calificados, como (los de) Corea o Shanghai”.
En las pruebas más recientes también participaron Argentina, Brasil, Colombia, Costa Rica, Antillas Holandesas, Panamá, Perú, Trinidad y Tobago y Uruguay.
No es fácil precisar el sesgo político en preguntas sobre el grado de seguridad que ofrecen protectores solares frente a la radiación, la sensibilidad a la luz y la incorporación de aceite mineral y óxido de zinc en un experimento entre cuyos elementos hay dos láminas de plástico y un papel sensible a la luz.
El marginamiento boliviano crea incertidumbre sobre la calidad de la enseñanza en el país, cuyo mejoramiento ha sido importante en las últimas décadas. Las mediciones “en casa” suelen conllevar parcialidad, derivar en mecanismos autocomplacientes y ser contaminados por necesidades políticas. Al igual que en los deportes, apartarse de las competencias es sumergirse en un aislacionismo que por lo general no mejora la calidad de los competidores pues se los priva de referencias directas.
En el fondo de la cuestión, yace un dilema: ¿Es bueno saber de un problema en base a parámetros externos, a los que se acoge un gran número de países, o es preferible rehuir otras realidades? Creo, personalmente, que mejor es saberlo.
Dias con rastro
Acostumbrados a criticar sin reservas y con estridencia a Estados Unidos, algunos gobiernos latinoamericanos deben haberse sentido incómodos cuando hace una semana les cayó una crítica que no podían detener ni estaban en condiciones de replicar. El obispo sudafricano Desmond Tutu, Premio Nobel de Paz y uno de los mayores activistas a favor de los derechos humanos, censuró “el silencio ensordecedor y la inacción de los vecinos de Venezuela (que) le han dado a Maduro una licencia para actuar con impunidad”.
La respuesta de los gobiernos de la región fue también un silencio ensordecedor que decía mucho de la actitud de algunos regímenes cuando deben lidiar con las realidades del país petrolero del norte sudamericano.
Tutu, anglicano ahora retirado de la función episcopal, ha sido hincha activo a favor de gobiernos de izquierda en la región. Estuvo entre quienes con mayor entusiasmo recibieron la elección del presidente Morales. Se mostró impresionado por la humildad que encontró en él cuando lo visitó en Sudáfrica en su primera gira tras su triunfo electoral en 2005.
Las palabras de Tutu estos días fueron el mayor reproche a los gobiernos que se hacen los desentendidos de la crisis interna y violencia que prevalecen en Venezuela.
La respuesta que reclamaba Tutu ha venido de sectores no oficiales, con dirigentes que han intentado contactarse con los líderes presos y sus parientes, y a los que el gobierno de Maduro ha hostigado.
Muchos observadores creen que la intemperancia de los gobernantes venezolanos puede haber llegado al límite al toparse con Brasil. Media docena de senadores, entre ellos Aecio Neves, quien en octubre estuvo cerca de vencer la contienda presidencial a la cabeza de la socialdemocracia brasileña, no logró su propósito de visitar a los prisioneros. Al ómnibus en que viajaba no consiguió continuar la ruta hacia la prisión militar de Ramo Verde, ahora con renombre internacional gracias a sus huéspedes. Decenas de manifestantes hostigaron al vehículo e hicieron temer por la seguridad de sus ocupantes. Renán Calheiros, otro de los frustrados visitantes, es el presidente del senado brasileño y su partido es fundamental en la coalición que apoya al gobierno de Dilma Rousseff. Calheiros telefoneó a la presidente y le pidió una reacción ante lo que ocurría. Itamarty emitió la noche del jueves una nota en la que lamentaba lo sucedido.
A partir del incidente, la “cuestión Venezuela” parece abierta en Brasil y es coincidencia entre los observadores políticos y diplomáticos que las relaciones bilaterales no serán más igual bajo el gobierno de Maduro. Brasil es el principal proveedor de alimentos y base de la industria automotriz venezolana. Con el colapso de su producción agrícola y pecuaria, el incidente no podía haber ocurrido en peor momento. El asombro que recorrió por algunas las cancillerías del continente con el trato despectivo recibido pocos días antes por el líder socialista español Felipe González parecía destinado a convertirse estupor.
El régimen de Maduro exhibió uno de sus rostros más temibles e hizo eco a la advertencia que había formulado el retirado obispo anglicano: “La situación actual de los derechos humanos en Venezuela es particularmente sombría. Incluso más preocupante que la situación económica y de seguridad del país es la respuesta del gobierno a las frustraciones de su pueblo”.
El Premio Nobel había comparado con Mahatma Ghandi y Martin Luther King a los prisioneros a los que los legisladores brasileños se proponían visitar y al repudiar el trato del régimen de Maduro a los opositores declaró: “Que un gobierno actúe de esta manera contra sus propios ciudadanos, cuando están ejerciendo sus derechos fundamentales de libertad de expresión y asamblea, es atroz.”
Otra vez el Tipnis
En una decisión que reactiva la alarma de los ambientalistas, el gobierno ha dicho que se propone retomar este año la construcción de una carretera por el Tipnis, la obra más controvertida de la historia nacional.
Al tenor de noticias recientes, ejecuta los trabajos una Fuerza Binacional de Ingeniería Social Bolivia Venezuela de la que poco se ha hablado y que este año deberá construir 1.500 kilómetros de carreteras asfaltadas en Beni y Pando. Es una extensión respetable, sin precedentes para solo un año, aun de vías sencillas doble carril. Unos 60 kilómetros de la carretera hacia San Ignacio de Mojos traen un costo ambiental inaceptable para muchos bolivianos. Incluyen el tramo destinado a atravesar el Territorio Indígena Parque Nacional Isiboro-Sécure que un millar de indígenas originarios encumbró en la conciencia ecológica del mundo como trinchera de la defensa de las reservas naturales.
Paralizado desde hace tres años, al arreciar las simpatías hacia los habitantes originarios del Tipnis y la furia por la represión sobre quienes marcharon en 2011 para defenderlo (aún no está muy clara la ruptura de la “cadena de mando” que desencadenó la brutal paliza), el presidente ha anunciado el reinicio del emprendimiento, dormido por las campañas electorales recientes.
Apoyados en una consulta posterior (previa, dispone la ley) los colonizadores de un quinto de los 12.000 Km2 del Tipnis, ahora se movilizan por la construcción, en tanto que nativos originarios han dicho que preparan otra marcha para llegar hasta la sede de la comisión interamericana de derechos humanos, en Washington.
La controversia en torno a la obra que irritaba a ambientalistas por doquier inviabilizó un financiamiento de 332 millones de dólares acordado por Brasil mediante su Banco de Desarrollo. El gobierno boliviano dispuso entonces cubrir todos los costos con recursos propios. La controversia está atizada por la presencia de sembradores de coca entre los colonos y el temor de que la carretera aumente sembradíos y materia prima para las drogas. Dirigentes del lugar contrarios a la obra han dicho que legiones de cocaleros ingresarán al Tipnis apenas esté expedita la ruta, que aseguran les prometió el presidente Morales en la campaña para su primera elección.
La agitación derivada del proyecto reconfirma una realidad que algunos preferirían ignorar: un tema que marcará huella en el registro positivo o negativo de la historia será la actitud de los dirigentes del gobierno ante el Tipnis. Por lo que se lee, datos fundamentales para esa historia están siendo escritos estos días.