Con ese título, acompañado de una fotografía de Hugo Chávez, la revista Foreign Affairs, una de las publicaciones más prestigiosas del mundo por su cobertura de asuntos de política exterior, trae esta semana un extenso artículo. Firmado por el periodista Douglas Farah, ex corresponsal de United Press International y Washington Post&Newsweek, y ahora investigador del International Assessment and Strategy Center, el trabajo periodístico describe síntomas de deterioro político que afectan gravemente a la justicia y la democracia en los países llamados “bolivarianos”. Algunos segmentos del artículo (la traducción es del blog):
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“La semana pasada, un líder opositor tomó una decisión poco común y buscó asilo en la embajada de Brasil en La Paz, acusando al gobierno de Evo Morales de perseguirlo y amenazarlo de muerte. En una decisión igualmente sorprendente, el gobierno brasileño desairó al de Morales y concedió el asilo, reconociendo que los temores del legislador estaban bien fundados.”
“El pasado mes, un juez del Tribunal Supremo de Justicia de Venezuela fugó de su país bajo la custodia de la DEA, temiendo que lo que sabe de narco-corrupción en altos niveles del gobierno de Hugo Chávez colocaba su vida en peligro. En Ecuador, los jueces que rehúsan seguir las órdenes del presiente Rafael Correa han sido obligados a renunciar y varios viven ahora en el exilio. Un líder opositor está también perseguido por procesos con los que el gobierno busca silenciarlo.”
“Estos episodios subrayan el legado más efectivo y pernicioso de la Revolución Bolivariana que preconiza Hugo Chávez: acentuado poder de gobiernos crecientemente corruptos, neutralización de los jueces, silenciamiento de los medios independientes y criminalización de la oposición política.”
“El poder judicial en América Latina ha sido tradicionalmente jaqueado por la corrupción, el amiguismo y estructuras legales anticuadas. Pero ahora las cortes están completamente politizadas con el expreso propósito de apoyar proyectos políticos autoritarios.”
“Fidel Castro aconsejó a Chávez y a Morales que evitaran la insurgencia armada y utilizaran, en cambio, las elecciones para llegar al poder y cambiar las constituciones y las estructuras legales para asegurarse un gobierno perpetuo.”
“Se trata de una estrategia efectiva seguida al pie de la letra por Chávez y sus aliados Morales y Correa, que defienden lo que ellos llaman “Socialismo del Siglo 21”.
EL CASO PINTO
“Antes de que buscara asilo, sobre el senador Roger Pinto pesaban más de 20 procesos. A principios de año, el gobierno boliviano acusó a Pinto de homicidio, sin molestarse en presentar prueba alguna del presunto delito. Sin embargo, podía ser arrestado y detenido indefinidamente sin juicio. Hay ejemplos que respaldan esa posibilidad, entre ellos el de Leopoldo Fernández, prefecto y opositor prominente de Pando, detenido ilegalmente y sin juicio desde hace más de tres años.”
“Pinto preside la bancada opositora en el Senado, del que fue presidente. Ha sido directo en sus denuncias contra la corrupción y la falta de transparencia en las relaciones del gobierno de Morales con Irán y la creciente presencia de carteles de la droga en Bolivia.”
“Las denuncias de corrupción apuntaban a funcionarios vinculados al caso del general René Sanabria, quien dirigía la policía anti-drogas y era asesor de inteligencia del presidente Morales. Sanabria fue sentenciado el año pasado en Miami, acusado de conspirar para introducir en Estados Unidos 144 kilos de cocaína. La información que presentó Pinto detallaba la participación de otros funcionarios en el tráfico de drogas con protección oficial. Funcionarios policiales aseguran que los informes son auténticos. Pinto remitió la documentación al Palacio de Gobierno, que, en vez investigar por qué en esos informes aparecían nombres de funcionarios del primer nivel, le abrió un proceso por desacato.”
“Como eso no silenció a Pinto, vinieron las acusaciones de homicidio junto a otros casos espurios. Y como estaba claro que el acosamiento continuaría, Pinto buscó el asilo en la Embajada de Brasil. Al gobierno brasileño, generalmente reacio a involucrarse en estas cuestiones, le llevó sólo 10 días para concluir que había “irregularidades” en los procesos contra Pinto y decidió conceder el asilo.”
El trabajo de Farah se refiere después a Eladio Aponte Aponte, el ex juez de la Corte Suprema, quien aseguraba que funcionarios del palacio de gobierno lo llamaban con instrucciones sobre casos de tráfico de drogas. Viajó, entonces a Costa Rica, donde buscó la protección de la DEA para luego ir a Estados Unidos a decir lo que sabe.
En Ecuador,dice Farah, el juez a cargo de un juicio seguido por Correa contra periodistas del diario El Universo fue obligado a renunciar al no responder con suficiente rapidez a favor del presidente. El reemplazante expidió su veredicto tras supuestamente leer 1.000 páginas de pruebas y escribir la sentencia en tiempo récord.
Esta destrucción de las libertades es quizá la mayor traición de la Revolución Bolivariana, que prometía un nuevo amanecer democrático y acabar con décadas de corrupción, incompetencia y abusos autoritarios. En realidad, concluye Farah, los bolivarianos han subvertido el orden democrático.
“Hoy, la democracia es lentamente sofocada en partes de América Latina, particularmente en los países aliados del gobierno autoritario de Chávez. La situación se deteriora a medida que la salud de Chávez declina y la lucha por la sucesión y el liderazgo de la revolución se intensifica. Esta situación tiende a empeorar antes de empezar a mejorar.”