Debate, clima, energía y misses

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 La razón  del Presidente Morales contra un debate con sus rivales no es que  éstos sean “neoliberales” o tengan cuentas con la justicia. Ese argumento no convence. Sencillamente, no domina muchos de los temas que tendría que debatir, desde las relaciones con Chile y Venezuela a-la-Menen hasta los cocales y  la droga que de ellos proviene. Se trata de temas que, sin embargo, tienen sin cuidado al núcleo duro de su electorado, convencido que sólo el presidente será capaz de ayudarlo, creencia que sus rivales no han conseguido  disipar. Un debate  no afectaría electoralmente al presidente, pues el apoyo de aquel núcleo duro prescinde de  esos temas. En cambio, podría afectar al ego presidencial porque exhibiría sus deficiencias, dependiendo de la calidad y capacidad de sus adversarios, condiciones también dudosas.  Los bolivianos interesados en un debate de ideas en el más alto nivel estamos, por ahora, destinados a quedar en ayunas, a menos que a último momento el presidente acepte alguna de las invitaciones que de las cadenas de medios involucradas en los debates.

La fidelidad de aquel núcleo duro la hemos visto hace pocos días. Ante una concentración campesina en una región altiplánica, el presidente habló del tema de moda mundial: cambios climáticos. Y dijo a su audiencia que todos debían estar felices de vivir en la geografía altiplánica. Acababa, dijo, de estar en el oriente, donde la temperatura era insoportablemente superior a los 40 y 45 grados centígrados. “Los que se han ido hacia allá acabarán volviendo”, profetizó. Lo asombroso era el asentimiento absoluto de la multitud. Calladamente, sólo con el movimiento sube-y-baja de sus cabezas.

Tema excluido de los debates es el petróleo. Y, sin embargo, las curvas de producción, reservas y demanda interna erizan los cabellos. Producimos menos gas y petróleo que hace cuatro años y nuestras importaciones de diesel y gasolina se han disparado. Recibimos menos por los hidrocarburos que exportamos y pagamos más por el creciente  consumo de diesel y gasolina. Un ingeniero conocedor al dedillo de la industria me dijo: Hemos pasado de importar 6,4 millones de litros de diesel en 1992 a 490 millones de litros en 2008. “Y la importación pagada a precio internacional la vendemos subsidiada: de más o menos un dólar el litro a 53 centavos de dólar”. Me dijo algo más: la producción de petróleo llegó a 36.000 barriles en 2008, más o menos el mismo nivel de hace 40 años. Uno no puede evitar el sarcasmo y pensar que en la marcha hacia el pasado idílico de hace 500 años hemos hecho algo notable. En petróleo, hemos retrocedido ya  cuatro décadas. Con empeño llegaremos a la meta de cinco siglos.

Todavía  hay murmullos por el asombro surgido del compromiso pre-electoral del presidente para hacer campaña por traer a Bolivia el concurso de Miss Universo, la competencia que condenan las feministas de todo el mundo. Los organizadores del concurso Miss Bolivia revivieron el sueño de ver la competencia en Santa Cruz. Un dato: De todos los concursos que comenzaron en 1952, los únicos países latinos que han sido sede son México, Puerto Rico, Panamá y Ecuador.  La mayoría ha sido en los Estados Unidos. Para elegir el escenario se requiere cierto “glamour” que promueva a uno de los auspiciadores: la industria gigante de cosméticos, puntal del capitalismo. Actualmente, los mayores consumidores son USA, Japón y Brasil. Venezuela siempre estuvo entre los primeros. Ignoro el lugar de Bolivia. O de Ecuador.

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