Día: julio 12, 2015
La agenda que empieza
Con la catarsis colectiva provocada por la visita del Santo Padre, causante de una devoción y fervor únicos donde llegó el Evangelio que predicó, se ha planteado el desafío por una nueva agenda para todos los ámbitos políticos y sociales de Bolivia. Las rutas trazadas por el Papa Francisco llevan a un diálogo sincero para resolver diferencias internas y externas.
La palabra diálogo resonó más allá de las fronteras bolivianas en la primera hora de su misión pastoral y repercutió particularmente en Chile, cuando de manera específica declaró que un diálogo franco y abierto era esencial para resolver conflictos entre países que comparten la misma vecindad.
Para quienes entienden el lenguaje de la Santa Sede, era claro que esas palabras incluían el reclamo nacional para volver al Pacífico con acceso soberano. Pero el Papa quiso ser más claro y se apartó del texto oficial de su mensaje para declarar: “Estoy pensando en el mar. Diálogo, diálogo, que es indispensable”. Fue como un gol decisivo marcado por el presidente Evo Morales desde media cancha, en un partido clasificatorio cuyos puntos valdrán a lo largo de todo el torneo.
Salvo piruetas verbales, no tuvo explicación convincente sobre qué llevó al presidente a ofrecer al Papa Francisco una cruz cuya base fue el símbolo del desprecio comunista a la fe religiosa (el opio de los pueblos, solía llamarla hasta caer el Muro de Berlín.) La afirmación de que la diseñó el propio Luis Espinal, colega asesinado en un período sinestro de la historia nacional con un sadismo que solo evocar causa vómitos, fue insuficiente para amortiguar el episodio. “Extravagante”, tituló El Nacional, de Caracas. Siguieron en otros diarios adjetivos de igual o mayor calibre.
Al amanecer del viernes (y del resto de la semana), las repercusiones internas de las palabras del Sumo Pontífice aún aguardaban contabilización en las columnas de solidaridad sin exclusiones y justicia efectiva. El arzobispo de Santa Cruz, Mons. Sergio Gualberti, colocó algunos registros durante la misa del jueves. Bajo el escenario misionero sencillo y monumental que acababa de ser inaugurado frente al Cristo Redentor, encomió la convocatoria papal a un jubileo de la misericordia capaz de abrir puertas que lleven al país a “reconciliarse y sanar tantas heridas abiertas, desterrar rencores, superar divisiones y extirpar la práctica corrupta y parcializada de la justicia”.
Muchos entre quienes observan lo ocurrido estos días en Bolivia creen que está abierta una oportunidad que rara vez surge en la historia de un país. Los temas específicos pueden ser muchos y el llamado del Papa Francisco convoca a respuestas urgentes que nadie podrá evadir.