Evo Morales
Elecciones con sabor legislativo
Todo parece indicar que tendrán un fuerte carácter legislativo las elecciones a celebrarse en octubre, cuando el gobierno decida la mejor fecha, pues no desea una sobreposición con las elecciones presidenciales en Argentina, donde en las más recientes elecciones hubo unos 100.000 sufragantes bolivianos. Debido a la disputa aún no zanjada definitivamente en torno a la recandidatura del presidente Evo Morales, que los principales partidos opositores se rehusan a aceptar, las principales organizaciones se preparan para una justa en la que por primera vez el principal trofeo puede no ser la presidencia de la república, sino la mayoria de las cámaras legislativas. Desde ellas se habrá de gobernar más que desde la presidencia durante el período 2020-2025, vaticinan politólogos y entendidos en cuestiones electorales.
El Partido de gobierno da por descontado que sus candidatos ganarán la elección. Pero esa premisa aún tiene un camino largo por recorrer debido a la oposición a una nueva candidatura del presidente Morales, que empieza a ser juzgada como una anomalía también en el exterior.
Con el gobierno de Nicolás Maduro tambaleante, o con los dias contados, como aseguran autoridades estadounidenses, resulta prematuro dar por asegurada la candidatura del líder boliviano cuando la corriente que lo lleva, el Socialismo del Siglo XXI, yace en la lona. La camiseta de esa corriente solo la visten el venezolano Maduro y el presidente Morales. De ella ya se apartaron los mandatarios de Argentina, Chile, Paraguay, Brasil y Ecuador, solo en América del Sur. Nadie duda que de persistir en su candidatura, tendrá que remontar una cuesta extenuante muy empinada. Nadie ignora las dificultades de gobernar en esas condiciones, bajo un ambiente externo crecientemente adverso.
La experiencia de perder para el oficialismo la gran mayoría de los escaños parlamentarios ha resultado nefasta para las fuerzas opositoras, que, como imbuídas de un impulso disgregador, han optado por caminos individuales contrario a unir sus fuerzas en un solo frente, sin esperar una todavía supuesta segunda vuelta presidencial basada en la creencia de que el candidato oficial no será capaz de ganar de un solo envión. Eso supondría un cálculo frágil, dicen los entendidos, un todo o nada peligroso para sus proponentes y sus seguidores cuando en muchos ciudadanos persisten dudas sobre la pureza del padrón electoral, al que se atribuye contener registros ilegales correspondientes a difuntos y duplicaciones, entre otros, capaces de alterar resultados.
Aún está pendiente un pronunciamiento de la Corte Interamericana de Derechos Humanos y la Comisión Interamericana de DDHH sobre la legalidad de una nueva candidatura del presidente Morales. Ésta fue rechazada por el referendum de febrero de 2016 pero reimpuesta por un fallo del Tribunal Constitucional Plurinacional que dictaminó que la re-elección, inclusive ad infinitum, es un derecho humano individual que se sobrepone a un derecho colectivo como el emanado del referendum.
La espera por el dictamen de ambas instituciones sobre el entredicho luce interminable.¨Estas instituciones deberían actuar de oficio sin siquiera esperar una denuncia¨, me dijo Rubén Dario Cuéllar, quien preside la Fundación Observatorio de Derechos Humanos y Justicia, que pidió el pronunciamiento de las cortes regionales.
¨El silencio que se empecinan en mantener sobre Bolivia, ronda la complicidad sobre la violación denunciada¨. Realcó que el fallo del TCP a favor de las reelecciones indefinidas ¨desconoce la voluntad del soberano expresada el 21F¨ e ignora la CPE que dicta que el presidente y el vicepresidente ¨solo pueden ser reelegidos por una sola vez¨.
Con la candidatura oficial aun en entredicho, los esfuerzos de los partidos que concurrirán a las elecciones de octubre deberán volcarse hacia los pretendientes a cargos legislativos. La campaña que se asoma puede ser una de las más reñidas de la historia.
Círculo consolidado
Repetición con ajustes en el texto original.
Jair Messías Bolsonaro tomó el timón de Brasil con mensajes que remarcan el cambio experimentado en su país. Las cancillerías de todo el mundo estuvieron atentas este 1 de enero a las señales que vinieron desde el planalto brasileño, donde el nuevo presidente, sin grandes estridencias, dejó claro que ahora su país marcha sobre una ruta distinta de la que durante tres lustros siguieron Luiz Inacio Lula da Silva y Dilma Rousseff y que sus vecinos, en especial Bolivia y Venezuela, deben tomar debida nota del cambio de dirección.
Es posible que Bolivia hubiese percibido que con Bolsonaro, las relaciones con el vecino gigante no serán las mismas que con los gobernantes brasileños que lo precedieron este siglo. Si las expresiones faciales hablan, las del presidente Evo Morales y del canciller Diego Pari que lo acompañaba dijeron mucho. Vistos en las imágenes que transmitía la Red Globo, que encabezaba las emisiones para todo Brasil,, ambos lucían expresiones adustas, como de quienes muy poco agradable tenían para comentar. De hecho, ambos retornaron a Bolivia apenas acabaron las ceremonias de posesión.
Bolsonaro, en la primera de sus alocuciones, proclamó que Brasil no se dejará conducir por ¨ideologías nefastas¨ que lo dividan y describió la jornada de su posesión como ¨el día en que el pueblo empezó a liberarse del socialismo, de la inversión de valores, del gigantismo estatal y de lo políticamente correcto¨.
Con Bolsonaro se inaugura lo que empieza a configurarse como ¨el fin del compasionismo¨ en la política exterior y el comienzo de una realidad sustentada en valores prácticos exentos de las ideologías de izquierda que hasta ahora la caracterizaban. Al declararse contrario al ¨gigantismo estatal¨, Bolsonaro marcó diferencias con países empeñados en grandes corporaciones del Estado que ayudan a dar empleo a legiones de burócratas de los partidos de gobierno, con frecuencia a costa de fuertes pérdidas que sacrifican inversiones productivas y aumentan los desequilibrios en las cuentas públicas.
El presidente Evo Morales, el único mandatario de la Izquierda del Siglo XXI presente en Brasilia, no debe haberse sentido cómodo con los discursos de un abierto anti-izquierdismo de su anfitrión, a quien saludó con un rostro grave que parecía inconmovible. Lo acompañaba con expresión aún más adusta su canciller Diego Pari, quien descollaba con un típico sombrero negro y el cabello peinado con una enorme cola que le colgaba hasta media espalda.
Contrastaba con los líderes bolivianos, sentados en segunda fila, la comodidad alegre de líderes como el chileno Sebastián Piñera (en primera fila), quien tuvo un saludo de viejos amigos con el nuevo mandatario, de abrazos y palmadas en la espalda seguidas de fotografías. No se vio al mandatario boliviano tomarse una fotografía con el nuevo líder brasileño, como lo hizo la mayoría de los dignatarios asistentes. En el lenguaje de las cancillerías, eso podría decir mucho. El líder nacional carecía de interlocutores como en años pasados.
Piñera anunció que se reuniría con su anfitrión en las horas siguientes y que un acuerdo inminente sería una visita de Bolsonaro a Chile.
La posesión de Bolsonaro fue una muestra elocuente del cambio de orientación de la brújula mundial, con un predominio de representantes de corrientes adversas al Socialismo del Siglo XXI que abrazan los líderes gobernantes de Bolivia. Con la instalación de Bolsonaro, y sin Michelle Bachelet ni Maduro ni Daniel Ortega ( los dos últimos fueron ¨desinvitados¨ para las ceremonias, al igual que el cubano Miguel Díaz- Canel ), el círculo politico e ideológico que rodea a Bolivia ha quedado consolidado. En la posesión de Bolsonaro, el presidente Morales era un líder solitario.
Surrealismo sin fin
Después de casi tres semanas de haber conseguido la prisión domiciliaria, Svonko Matkovic Ribera logró, dos graves tumultos mediante, dejar el Penal de Palmasola y transcurrir al lado de sus padres los rigores de la privación de libertad bajo la que ha vivido durante ocho años de encierro en el penal. Las dos conmociones fueron como el saludo final de una de las cárceles más temidas del mundo al dirigente del Comité pro Santa Cruz. Llegó allí bajo la acusación del ahora prófugo y refugiado en Brasil, Marcelo Soza Álvarez, el magistrado que redactó las acusación que incriminó a decenas de cruceños acusados de conspirar para la secesión de Bolivia. La acusación no ha sido probada hasta ahora, y el juicio oral, que tiene a Santa Cruz como escenario, se desarrolla a paso de cangrejo desde hace cinco años. Uno más y llegará a la primera década el acontecimiento brutal que le dio origen, el 16 de abril de 2009.
Matkovic era uno de los tres acusados aún presos en Palmasola por el plan secesionista diseñado por Soza, que incluía hipótesis de alzamientos violentos y asesinato del presidente Evo Morales. Este última acusación fue quitada del pliego acusatorio pues, por la imposibilidad de aportar pruebas fehacientes, habría vuelto insostenible toda la tesis. Los otros dos detenidos -Juan Carlos Guedes y Alcides Mendoza Masavi- aspiran a conseguir también prisión domiciliaria, perspectiva que, de cumplirse, haría del juicio uno de los más raros del mundo. Todos los reos tendrían prisión domiciliaria.
En otras latitudes, la confesión del fiscal acusador, que escapó a Brasil y se declaró perseguido político asegurando que las autoridades bolivianas lo forzaron a incriminar a inocentes, habría sido suficiente para sepultar al juicio. Los sucesores del fiscal agarraron la trama que había escrito Soza y la defendieron a capa y espada. Cantaron victoria sobre la confesión del ex fiscal cuando la representación diplomática boliviana en Brasilia rehusó autenticar la carta que contenía esa confesión. El documento, en su momento el más divulgado en Bolivia, no existe legalmente. Desde entonces han pasado cuatro años y nada hace prever que el Tribunal de Sentencia corregirá el rumbo del caso.
Creí que sería difícil agregar capítulos surrealistas a la obra que presenté el año pasado (¨Labrado en la memoria – anotaciones de un reportero¨) sobre el caso. Sin embargo, la semana que pasó puso en evidencia que el caso continua fértil para la generación situaciones inverosímiles. Hubo al menos dos nuevos episodios.
Juan Carlos Guedes, el ex dirigente de la Unión Juvenil Cruceñista que en la trama organizada por el ex fiscal era el pivote que proporcionaría armamento para la supuesta campaña terrorista y secesionista, fue enviado al hospital a principios de mes para recibir tratamiento por una subida brutal de sus niveles de glicosa (alrededor de 300, casi tres veces los parámetros máximos en ayunas) y presión elevada. El lunes pasado pendía de un hilo la continuidad de la audiencia, pues Guedes estaba retenido por la administración del Hospital Guaracahi mientras no cancelase la cuenta de unos siete mil bolivianos que había demandado el tratamiento que apenas lo había restablecido (su glicosa y la presión sanguínea continuaban disparadas). El oficial encargado de custodiarlo debía conducirlo a la audiencia pero, como nadie pagaba la cuenta y para él era cuestión de honor llevar al acusado ante el juez, se ofreció a sí mismo como garantía de que los valores serían cancelados. Así, para efectos contables, Guedes estaba ¨en prenda¨ y el encargado de custodiarlo también. El bochornoso episodio fue resuelto el lunes por la tarde cuando el juez Sixto Fernández dispuso que el Ministerio Público pagara la cuenta.
En esas horas surgió un nuevo incidente que impidió que otro de los acusados acudiera a la audiencia. Marco Antonio Monasterio, ex alto funcionario de la Corte Departamental Electoral de la que Eduardo Rózsa Flores había recibido croquis elementales para ayudar a los empadronadores a orientarse y que el ex fiscal consideró como material sensible, estaba anclado en su trabajo en la Intendencia Municipal de Santa Cruz. La guardia municipal se había amotinado por cuestiones salariales y despido de gendarmes y, con el motín, todos los funcionarios quedaron encerrados en la intendencia. Solo al superarse el conflicto los amotinados liberaron a sus rehenes. El mayor juicio penal de la historia boliviana estuvo empantanado durante siquiera un día bloqueado por una cuenta de hospital de poco más de mil dólares y un motín de gendarmes.
Fueron gotas en un mar de precariedad en la que se encuentra la justicia boliviana. Los últimos tres encarcelados del Juicio del Siglo pasaron uno de los mayores sustos de sus vidas cuando hace poco más de una semana hubo un amotinamiento en Palmasola seguido, días después, por la invasión de más de 2.000 policías que tomaron el lugar para requisarlo y llevar a decenas de reos a otros presidios. Las cuentas reproducidas por los medios señalan que hubo ocho reos muertos durante la masiva incursión policial del 14 de marzo, una de las mayores operaciones policiales de los últimos años.
Son aún desconocidos los detalles de la incursion, pero imágenes divulgadas posteriormente mostraban a cientos de reos que, apiñados uno al lado de otro tendidos boca abajo, formaron una gigantesca alfombra humana. En esa posición estuvieron durante gran parte del día. El único momento en que los reos podían moverse era cuando las incontinencias los abrumaban. Disponían de un balde de pintura en el que podían descargar sus conductos a vista y paciencia de los demás.
Alcides Mendoza, uno de los que estuvo tendido sobre el pavimento aquel día, dijo que ¨todos fueron golpeados¨ por la milicia policial, en su mayoría llegada desde La Paz. En forma vaga habló solo de ¨mal trato¨, pero el cojear acentuado que tenia en la audiencia parecía indicar que el mal trato pudo haber sido bastante peor que el que señalaba. El juez Fernández evitó que Svonko Matkovic contara la experiencia que tuvo la jornada, que probablemente habría sido descriptiva, señalando que el joven ya la había contado directamente al tribunal.
Las sesiones deberán ser reanudadas el 2 de abril.
Vuelven los fantasmas
La declaración del ex comandante general de la policía, Ciro Farfán Medina, que apunta al entonces capitán Walter Andrade como el ejecutor de la orden de exterminio de tres ocupantes del hotel Las Américas perseguidos por el gobierno, ha reabierto uno de los pasajes más atroces del mayor caso penal de la historia boliviana Sus repercusiones amenazan con un desborde capaz de alcanzar a la cúspide gubernamental.
El ex comandante dijo a Radio Fides el miércoles que la orden a Andrade provino de Jorge Renato Santisteban en su condición de comandante de la Unidad Táctica de Resolución de Conflictos, la UTARC ya disuelta. Para reafirmar su aseveración estaba dispuesto, dijo, a un careo en la justicia.
Fue la primera vez que un ex alto funcionario policial identificó a Andrade como actor principal en la muerte brutal de tres huéspedes del hotel y al hacerlo propinó un golpe demoledor para la tesis de conspiración enarbolada por el Presidente Morales como razón para invadir el hotel y provocar una persecución en masa de líderes del oriente boliviano, a los que acusó de pretender dividir el país. En una de sus primeras declaraciones tras el episodio, el Presidente sugirió ante la BBC en Nueva York que viniera a Bolivia una comisión internacional para verificar que los miembros del grupo resistieron a la fuerza policial que tomaba el hotel Las Américas, ¨cómo lanzaron bombas, cómo estaban con armamentos¨. Poco después desestimó su iniciativa y no volvió a mencionarla.
Los abogados de la defensa dicen que la declaración del ex-comandante corrobora la tesis de una ejecución extra-judicial con una crueldad inaudita de la que poco se ha explicado.
Ciro Farfán Medina asumió el mando policial a principios de marzo de 2009, un mes y medio antes del episodio del Hotel Las Américas, donde fueron acribillados el boliviano-croata Eduardo Rózsa Flores, el húngaro Arpad Magyarosi y el irlandés Michael Dwyer. El abogado defensor de los acusados, Gary Prado Arauz, recordó que las autopsias y exámenes forenses demostraron que Rózsa Flores, el jefe del grupo de alojados, recibió siete disparos: uno en cada hombro, un tercero en el pulgar derecho, y cuatro de remate desde arriba cuando los primeros tres lo habían dejado de rodillas antes de desplomarse y agonizar en el suelo de su habitación en el hotel. ¨Al irrumpir la policía, a su habitación, Dwyer se irguió de la cama y le dispararon al corazón. Al caer recibió cuatro o cinco tiros más. Magyarosi alzó las manos y las extendió entregándose cuando le hicieron un disparo desde arriba que le perforó la tráquea, seguido de otro por el costado derecho. Ya muerto y en el piso, lo maniataron y le hicieron tres disparos más¨. Estos detalles figuran en el expediente del caso y los he citado en ¨Labrado en la memoria – Anotaciones de un reportero¨, la obra que escribí sobre el caso, presentada en junio en la Feria del Libro en Santa Cruz.
Hasta el viernes no hubo ningún pronunciamiento de Andrade ni de las autoridades relacionadas con el caso. La última vez que se lo vio en público fue hace nueve meses, cuando junto con otros dos miembros del cuerpo policial que actuó en el hotel acudió a declarar, convocado por la defensa, en el juicio oral que se lleva a cabo en Santa Cruz desde hace casi cinco años. El entonces Cap. Andrade se acogió al sigilo sobre las operaciones que involucran seguridad del estado y no declaró nada substancial, de acuerdo con abogados que estuvieron en la session. La prensa fue excluida del lugar.
Andrade, ahora teniente coronel de la Policía, debería corroborar o desmentir la afirmación de quien fue su superior.
La declaración de Farfán Medina fue incompleta pues no precisó los eslabones superiores de la cadena de mando que llevó a la toma del hotel y las secuelas que sobrevinieron. El Presidente Morales estaba en Venezuela, pero dijo que había dejado instrucciones para reducir al grupo supuestamente sedicioso que se encontraba en el hotel. El Ministro de Gobierno Alfredo Rada también estaba fuera del país (en Brasil) y el ministro actuante era el titular de Defensa, Walker San Miguel. El presidente en ejercicio era el titular de la vicepresidencia, Álvaro García Linera. Ninguno fue mencionado en la declaración del ex comandante nacional de la policía.
La defensa espera mayores informaciones, de lograr convocar esta semana que comienza al general (r) Ferfán Medina. Sus abogados parten de la idea de que, los fiscales, que abrazan la causa del gobierno, se empeñarán en bloquear esa convocatoria pero creen que la denuncia cuando menos subrayará la ilegalidad del caso levantado por el gobierno. Entre la multitud de hechos a ser esclarecidos hay algunos particularmente intrigantes registrados en el libro citado líneas arriba. A la presencia de extranjeros, presumiblemente del Caribe (venezolanos o cubanos) se refirió Mario Tádic, uno de los dos sobrevivientes del asalto, en la declaración de mayo de 2013 ante el tribunal que lo juzga. Dijo que horas antes, en el pasillo del hotel, había visto a extranjeros mientras trabajaba en su laptop y fumaba cigarrillos Camel que puso sobre la mesa. Supuso que algunos de los extranjeros estuvieron en el ataque al hotel pues cuando a él (Tádic) lo empujonearon fuera de su habitación escuchó que uno de ellos decía a su compañero: ¨Éste es el que fuma Camel¨.
¨Fui obligado a declarar, pateado, golpeado, con los dientes rotos, con una costilla rota, culatazos y la atención médica condicionada a que declarase. Me han tenido 37 días aislado sin atención médica…Yo habría declarado hasta que (yo) era Bin Laden…. Me sacan del hotel cubierto con una sábana. He escuchado los lamentos, quejidos de dos personas¨.
También intrigante fue la declaración de Elöd Tóásó:
¨…(sus captores lo llevaron fuera del hotel hasta un lugar cementado donde quedé) de rodillas, con las manos atrás enmanilladas, con la camiseta celeste en mi cabeza. En un momento, cuando hubo mucha iluminación, he visto, a través de la camiseta, a mi frente, a Mario Tádic… a mi derecha, y a mi frente Mike Dwyer, ahí estuvo el irlandés Mike Dwyer, vivo…¨
Costos del continuísmo
Con un nuevo récord cuando cumpla 12 años de gobierno, el presidente Morales se encamina a otra marca: la de presidente más empeñado en un cuarto mandato, y si posible llegar al quinto y al sexto. En el camino para el nuevo empeño está un plebiscito con nombre de elecciones judiciales. Al amparo de las elecciones del 3 de diciembre, la población le dirá sí o no a su gestión reeleccionista, ya repudiada en un primer intento a comienzos del año pasado. Bajo la mirada sospechosa de muchos países, el presidente ha enganchado el conjuro que él mismo describió y ahora se despliega a todo vapor: Se le mete nomás.
A solo semanas del dictamen sobre la legalidad de una nueva reelección, pocos esperan que el Tribunal Supremo de Justicia vaya a desairar el ímpetu reeleccionista del presidente y la cúpula de gobierno. Al parecer ante un eventual desaire a través de votos nulos, el vicepresidente anunció que la próxima carta será el llamado a una modificación de la Carta Magna para costurarla a medida de los gobernantes. Una opción siguiente sería la renuncia del presidente para decir borrón y cuenta nueva y volver a comenzar una ronda reeleccionista desde cero.
Algunos analistas ven en el empeño reeleccionista el propósito de garantizar inmunidad para irregularidades durante la serie de mandatos, incluso una revisión meticulosa de la administración de los recursos obtenidos en los años de las vacas gordas, cuando fueron acumuladas reservas monetarias gigantes ahora en declinación. El Hotel Las Américas figura entre los mayores desafíos para el presidente. A cerca de nueve años de ocurrido el episodio sangriento que lo originó, aún repercute la admisión pública de que él impartió la orden de invadir el hotel. Al margen de quiénes ejecutaron la orden, a su cargo están anotados los resultados: tres muertes y persecución de decenas de líderes orientales. Igual espinoso resultará explicar decisiones ejecutivas como la planta de Bulo Bulo, muy cerca del Chapare y las plantaciones de coca y lejos de la frontera por donde se exportarían úrea y fertilizantes.
Un riesgo del continuismo es opacar logros sociales, ignorados bajo la obsesiva propaganda reeleccionista. Otro factor no buscado es inyectar vida a la oposición, estimulada para mantener y buscar posiciones unísonas. El costo reeleccionista puede ser muy alto, como también quedar inerme cuando el péndulo llegue al extremo opuesto.
Trampolines
Las volteretas de 180 grados ocurren en todas partes. El presidente Donald Trump dio esta semana un trampolín que dejó boquiabierto a medio mundo, a solo horas de haber intentado parapetar su imagen, deteriorada por él mismo cuando trataba de condenar episodios violentos de racismo en una pequeña comunidad del estado de Virginia.
El mandatario colocó en el mismo saco a los que sentían sus derechos avasallados y a los ultranacionalistas blancos, neo-nazistas, antijudíos y Ku Klux Klan agrupados bajo un denominador común que pretende que existe una ¨supremacía blanca¨. El KKK le agradeció su ¨honestidad y coraje¨ cuando condenó la violencia ¨de muchos lados¨ sin menciones específicas a los grupos ultraderechistas.
Que midiera a todos por igual enardeció incluso a dirigentes de su partido. El mandatario ensayó el lunes un equilibrio y apuntó por su nombre a los grupos ¨supremacistas¨, uno de cuyos militantes había enfilado su vehículo sobre quienes protestaban contra el racismo extremista. La arremetida aplastó a una mujer y la mató.
Apuntar a grupos derechistas era demasiado para el presidente republicano. No pasó un día antes de que volviera retroceder y a condenar sólo genéricamente la violencia. Pero de inmediato no le salió una palabra de condolencias por la muerte de Heather Hayer. Solo días más tarde, ante la avalancha de críticas que le sobrevinieron, dijo que la joven de 32 años era una persona muy especial.
Mientras esas idas y venidas ocurrían en el norte, acá en el sur el partido de gobierno daba su propio trampolín y abrogaba una ley que seis años antes había sancionado bajo la indignación general desatada por una carretera que partirá el corazón del Tipnis, y por la furia de la policía para desbandar una marcha de indígenas indefensos que se oponían a la obra. El presidente Evo Morales fue exultante a Trinidad para firmar la ley, mientras muchos indígenas contemplaban impotentes la inminencia de la obra en su territorio. En Santa Cruz, los indígenas, algunos con ojos enrojecidos, no pudieron evitar que los afiliados al gobierno pasasen a ocupar las oficinas que creyeron suyas por derecho.
Los zigzagueos y trampolines ante cuestiones fundamentales son reprensibles y cuestionan el apoyo a líderes con ese comportamiento, que suele ignorar compromisos y desnuda la ineptitud moral de quienes asumen el papel de dirigentes.
La aprobación de Trump bajaba a niveles inexplorados cuando ocurrió el nuevo entripado y afianzaba la creencia de que está sobre una ruta capaz de llevar rauda a su enjuiciamiento.
En nuestras latitudes, quitar la protección al Tipnis puede haber desatado el saco de los vientos y mejor prepararse para las primeras ventiscas.
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