Quiroga
Se non é vero é ben trovato
Actualización y ajustes
El paro convocado por las organizaciones cívicas para conmemorar el 21 de febrero se cumplió en la mayor parte del país con una magnitud y contundencia tales que es insensato creer que lo ocurrido este miércoles no influirá en el cauce politico nacional. La escala del movimiento muestra el tamaño de la montaña que el gobierno deberá escalar para su propósito de afirmar la re-re-re-re candidatura del presidente Morales en busca de una presidencia continua a través de reelecciones sucesivas. La dimensión del paro fue minimizada por el Ministro de Gobierno Carlos Romero y otras altas autoridades, pero quienes salían a las calles principales de Santa Cruz y veían las imágenes que de otras ciudades transmitía la televisión, percibían que las cúpulas gubernamentales trataban de cubrir el sol con un cedazo. El paro fue consistente y vino acompañado de la convicción de que el partido ahora en curso apenas comienza y que adelante yacen presiones cívicas renovadas que pondrán en jaque constante a los objetivos del gobierno. El gobierno y el país tendrán que andar con los cinturones bien amarrados.
El presidente del Comité Cívico pro Santa Cruz, Fernando Cuéllar, advirtió en las primeras horas de la jornada: ¨Ahora estamos comenzando…unidos nadie vendrá a torcernos el brazo¨. Un par de días antes, en La Paz, José Antonio Quiroga, abanderado de una de las plataformas que hace dos años levantaron la muralla que derrotó la pretensión reeleccionista, dijo en que no tenía sentido participar en cualquier elección presidencial si el mandatario iba como candidato a pesar de haber sido derrotado en el plebiscito del 21 de febrero de 2016. Y el ex prefecto de Santa Cruz Rolando Aróstegui proclamó en su página de internet: ¨Se podrá esconder el sol y desaparecer la luna, pero la voluntad del pueblo no se atropellará¨. La temperatura política nacional creció con la jornada del miércoles y ya no serán suficientes los analgésicos para detener el ascenso.
La información que corría por los teléfonos celulares dio cuenta de incidentes en lugares distantes como Puerto Suárez y Riberalta, donde el paro también tuvo consistencia. La TV mostró caravanas de cientos de motociclistas riberalteños que gritaban el mantra anti-reeleccionista que cundió en la jornada: ¨Bolivia dijo no¨. El paro abarcó los cuatro puntos cardinales bolivianos.
La declaración del presidente Morales de que el paro había sido un fracaso, era desmentida en Santa Cruz por las aulas vacías de un gran número de escuelas, el comercio cerrado y calles y avenidas desoladas que aprovechaban algunos vecinos para entablar sendas tertulias y hacer un día de campo mientras los niños gozaban con la oportunidad de pedalear triciclos y jugar. En La Paz, el alcalde Luis Revilla cerró la jornada asegurando que el paro había sido contundente y que la marea manifiesta durante la jornada estaría activa y en crecimiento, a menos que el presidente renuncie a candidatear. En la capital las tensiones fueron mayores, por la proclamación de grupos oficialistas al presidente Morales para una re-re-re. Allí ocurrió el incidente más destacado del día, cuando un disparo de gas lacrimógeno hirió en una pierna a Franco Albarracín, hijo del rector de la Universidad Mayor de San Andrés, Waldo Albarracín, ex Defensor del pueblo y opositor conspicuo.
La jornada tuvo un remate en Cochabamba, con una concentración multitudinaria, con decenas de miles de participantes que escenificaron una de las más grandes manifestaciones de tiempos recientes, que se contraponía a otra promovida por el partido de gobierno para afirmar la renovada candidatura del presidente Morales. Fue en Sacaba donde ocurrieron las tensiones más graves en ese departamento. La policá lanzó gases lacrimógenos profusamente sobre la carretera hacia esa población, decían los partes informativos, pero no se conocía si hubo heridos de gravedad.
Santa Cruz también remató la jornada con una extraordinaria concentración al pie del Cristo Redentor. En la noche, parecía haber calado en muchos participantes la idea de que concentraciones de multitudes como la que engrosaban serían un hecho frecuente en los meses por venir.
El jueves, el presidente iba a asegurar, desde Pando, que el movimiento nacional de ¨la derecha fascista¨ contra su candidatura había sido inferior al que organizaron sus partidarios. Dijo que sus partidarios habían ganado ¨por goleada¨ la presencia militante en las calles que el paro cívico había vaciado, pero pareció más condescendiente que el Ministro de la Presidencia, Alfredo Rada, quien horas antes afirmó que el movimiento de los comités cívicos de todo el país resultó un fracaso pues, en su parecer, no había habido un paro cívico digno de ese nombre. Sin imaginarlo, el mandatario y su ministro evocaban al presidente Donald Trump cuando aseguraba que la ceremonia de su inauguración había sido la más concurrida de la historia de su país. Todo el mundo sabe que no fue así.
Comparaciones: Santa Cruz-Evo Morales
José Antonio Quiroga, director de Editora Plural, una de las casas editoriales más reconocidas de Bolivia, escribió este domingo una comparación entre Evo Morales y Andrés de Santa Cruz. El artículo es oportuno cuando el presidente actual se aproxima a los nueve años de gestión continua en el gobierno y a romper el récord del mariscal, más recordado por el hombre común por su intento de restaurar el bloque continental que habrían representado Bolivia y Perú reunificados que por la organización administrativa y legal del país. Lo registró Página Siete y se lo encuentra aquí:
http://paginasiete.bo/ideas/2015/10/11/andres-santa-cruz-morales-72985.html
Jaime no va, Evo no debate
Las conjeturas que desde comienzos de año circularon sobre un retorno de Jaime Paz Zamora a la palestra política pública no se han verificado y para estos días se espera un pronunciamiento del jefe nacional del MIR o de alguno de sus dirigentes nacionales. Desprovisto de personería jurídica, agobiado por el virus que ha llevado a los partidos políticos tradicionales al borde de la extinción, Paz Zamora no tendría nada para ganar lanzando su nombre al cuadrilátero político que se ha levantado con la vista en las elecciones del 12 de octubre. En momentos en que hay una desconfianza extendida hacia la capacidad de los partidos de aglutinarse y forjar un programa que entusiasme al país, un ingreso del ex presidente (1989-93) a aguas cuya turbulencia empieza a prevalecer, sólo daría la imagen de una mayor división, opinan quienes están cerca del ex caudillo del partido que buscaba representar un puente generacional hacia bien dentro del Siglo XXI.
El quiebre de la alianza que representaba el Frente Amplio puso límites a ese movimiento, ahora básicamente circunscrito a la Unidad Nacional (UN) del candidato Samuel Doria Medina y al Movimiento Democrático Social (MDS) de Rubén Costas. La salida de José Antonio Quiroga y Loyola Guzmán del FA ha restringido el acceso hacia las corrientes de izquierda. Si la incorporación del ex gobernador beniano Ernesto Suárez Sattori, una estrella emergente de la constelación política boliviana, fue como un dinamo para el FA, el alejamiento de Quiroga y Loyola mutiló su salida hacia las corrientes de izquierda moderna que yacen en el país.
El retorno de Jorge (Tuto) Quiroga al escenario permite a la oposición mostrar brillo, pero el hecho de que el ex presidente sea uno de los pocos líderes políticos nacionales verdaderamente articulados (puede decir una oración sin atropellarse ni ofuscarse, subraya Humberto Vacaflor) no aumenta el peso específico electoral que debe ser puesto al frente del presidente candidato Evo Morales.
La negativa obstinada del presidente Morales al debate le hace más daño que discutir abiertamente con cualquiera de sus opositores. No será con frases (¡Que vaya a debatir con su abuela!) que convencerá a ese numeroso segmento de bolivianos que piensa y reflexiona. Quizá no podría, de momento, hacer otra cosa. No querer confrontar planes e ideas utilizando un argumento trillado y sin racionalidad (es neoliberal o es de derecha) habría dejado fuera de las elecciones a muchos candidatos en otras partes del mundo. Imaginen si en España, Francia, Portugal o Alemania se dijese lo mismo. No habría elecciones. Pero, con el mismo a argumento, ¿podría el presidente negarse a debatir con Juan del Granado? En el ámbito especulativo, uno se pregunta si Carlos Mesa, con garantía de exclusión del tema marítimo, ingresaría a un debate, así fuera como moderador.
El ambiente pre-electoral empieza a calentarse y ciertamente habrá mucho más que los escarceos de “debate-no-debate” que ahora predominan entre algunos elegibles.