Portugal
En un atolladero
El gobierno boliviano estaba esta noche en un atolladero. Brasil confirmó oficialmente, con un pronunciamiento del Ministerio de Defensa, que a fines de noviembre de 2011 el avión en que viajaba el titular de esa cartera, Celso Amorín, fue inspeccionado por autoridades bolivianas sin autorización de Brasil. El acto generó en su momento una enérgica protesta brasileña y una severa admonición a Bolivia contra esa actitud “abusiva”. La portavoz del gobierno boliviano había dicho ayer lunes que era “una tomadura de pelo” la versión sobre esa inspección, originada en la versión de un blog y hoy ampliada por el diario financiero Valor. Una expresión parecida tuvo el canciller. Esta noche, a ninguno se le escuchó hablar del tema. Daba la impresión de que el gobierno había sido sorprendido con los pantalones a la altura de las rodillas y enfocado con las luces de la versión oficial brasileña.
¿Por qué, entonces, tanta bulla con la intención de un diplomático español de inspeccionar el avión presidencial en Viena, donde el 2 de julio el avión presidencial estaba varado? España pidió oficialmente disculpas al gobierno, pero el canciller David Choquehuanca dijo este martes que el pedido era insuficiente y que el gobierno lo examinaría el miércoles, al igual que otros recibidos en torno a la interdicción al avión presidencial. El gobierno quiere saber quién impartió la orden del bloqueo del avión. Hay ansiedad por saber los resultados de ese examen, que tiene hora marcada: a partir de las 05:00.
Con la información del Ministerio de la Defensa de Brasil tambalean los cimientos éticos del reclamo boliviano en la porción relativa a la intención de un diplomatico español que quería inspeccionar la principal aeronave nacional. ¿Por qué sería aceptable inspeccionar un avión oficial brasileño y no así un boliviano?
El avión presidencial acabó aterrizando de emergencia en Austria tras informar que experimentaba problemas con su sistema de control de combustible. Estuvo durante 13 horas en Viena y el mandatario boliviano consiguió contornar la iniciativa del embajador español en Austria que quería personalmente ingresar al avión. No hubo inspección alguna. En el caso del avión del ministro brasileño sí la hubo, pero Brasil consiguió mantener el incidente en un ámbito discreto.
Ese episodio ocurrido hace casi dos años parecía confinado al olvido, hasta que dos diputados de Convergencia Nacional –Luis Felipe Dorado y Adrián Oliva- lo trajeron a la mesa de actualidades al divulgar en Bolivia la versión que traía un blog (Diario do Poder) y después el diario financiero Valor. En su edición del martes, el periódico tituló: “Bolivia inspeccionó el avión de Amorím en busca de opositor”.
Horas después, el Ministerio de Defensa brasileño salió al paso de la versión y aclaró:
“Hubo, en el segundo semestre de 2011, acciones de autoridades bolivianas que configuraron violaciones a la inmunidad de aeronaves de la Fuerza Aérea Brasileña, una de ellas involucrando al avión que trasladó al ministro de Defensa en viaje oficial a La Paz al fines de octubre de 2011”.
“El ministro brasileño de Defensa nunca autorizó esa inspección; los episodios ocurridos en 2011 fueron objeto de una nota de reclamación de la Embajada de Brasil en La Paz a la cancillería boliviana; en el documento, la embajada informó que la repetición de esos procedimientos abusivos llevaría a la aplicación, por parte de Brasil, del principio de la reciprocidad; desde el envío de esa nota, la Fuerza Aérea Brasileña no registró nuevos episodios de inspecciones en sus aeronaves por parte de autoridades bolivianas”.
La actitud cautelosa de Brasil ante los episodios que culminaron con la inspección del avión de su ministro en Santa Cruz podría ser explicada por el deseo de dar un arreglo diplomático al asunto y mantenerlo en un bajo perfil. Amorím fue canciller bajo todo el gobierno de Lula y sabe de las reglas del comportamiento para calmar el fuego cuando las llamas empiezan a quemar.
No solamente el gobierno boliviano está en un enredo. La nota compacta de Brasil puede reflejar impaciencia con actitudes de La Paz (su embajador fue acusado ser portavoz de la oposición boliviana por la aceptación del pedido de asilo diplomático del senador Roger Pinto, y la cancillería brasileña de haber asumido una conducta imprudente). Es plausible pensar que la cuestión aún no está zanjada.
Nota: Edité esta entrada para separar la inspección del veto al avión presidencial por parte de Francia, Italia, España y Portugal. Son dos episodios en la historia grande. Hice también ajustes en la redacción.