Juan Carlos Guedes
Carta de Palmasola
Desde Palmasola, una carta de Juan Carlos Guedes Bruno, uno de los primeros presos del caso Hotel Las Américas:
Carta a mi amada Bolivia…y a mi amada Santa Cruz
Diez años de detención preventiva sin sentencia.Diez años de lucha son también diez años de traslados de una cárcel a otra del territorio nacional…así estuve en La Paz…Cochabamba….Tarija y finalmente hoy en el penal de Palmasola aquí en Santa Cruz.
Diez años de que estoy olvidado por los amigos, por las instituciones y los políticos conocidos…Diez años que los presos, los perseguidos y los exiliados del supuesto terrorismosoñamos estar en casa abrazando a nuestras familias…porque en estos Diez años nosotros los padres perdimos los más hermoso en nuestras vidas, la niñez y la adolescencia de nuestros hijos e hijas que hoy en día son jóvenes que buscan con tanto sacrificio llegar a ser profesionales y que gracias a este circo nosotros sus padres hace diez años no podemos apoyarlos como se debe.
Son diez años de familias destrozadas económicamente con necesidades básicas que a nadie le importan…
Diez años que escritores nacionales e Internacionales hicieron de nuestra odisea infame una historia que nunca podrá borrarse fácilmente porque la recordarán padres, madres, hijos y nietos incluso hasta los hijos de nuestros nietos, estudiantes de derecho, ricos y pobres.
O quizás recordarán que hoy, a trece años de este gobierno, no han sido capaces de unirse y forjar otro camino de esperanza para nuestra amada Bolivia que nació libre y soberana. Desde adentro, yo, Juan Carlos Guedes Bruno, sigo gritando desde lo oscuro del abandono por justicia y libertad, exigiendo el cumplimiento de las leyes; pero mi voz no tiene eco, si la escucharan serían millones las voces que gritarían libertad y buscarían los mecanismos para reformar el poder que hoy nos agobia y buscarían la forma de construir un nuevo equilibrio en la justicia para el bienestar de cada uno de los bolivianos.
Si escucharan mis gritos abrirían no solo los oídos si no también los ojos, no estarían ni sordos, ni ciegos, porque se unirían y mirarían a una Bolivia avasallada y vendida, a una Bolivia con hambre y sed de justicia igual que yo.
Vivimos el ciclo del no-me-importismo entre nosotros.
Acaso no ven a una Bolivia, en especial a Santa Cruz agraviada por la intorsiones que imponen a la ley quienes deberían servirla? Escuchen mi grito desesperado!!!
Y el grito desesperado de los exiliados políticos que claman y sufren al igual que sufren sus familias y la mía, ¡escuchen mi grito!
Que es el grito de un hombre simple que morirá de pié como los arboles, por lo que cree que es correcto, ¡ESCUCHEN MI GRITO!
Es por ustedes y las nuevas generaciones no por mi… mi suerte ya está echada, no se cuanto mas estaré preso peleando contra esta infamia, ahora en este momento en que escribo ya no se qué nos espera, a nosotros del caso del supuesto terrorismo que nos es otra cosa que Diez años de Mentiras, todo es incierto; no existe el poder judicial, es solo teoría, lo único que existe es el poder político que lo maneja a gusto para seguir gobernando, porque el poder te da impunidad.
Diez años que no sabemos que les espera a nuestras familias, lo único cierto es nuestro temple y el temple de nuestros seres queridos para seguir mirando hacia adelante y demostrar que nunca pasó por mi mente, ni por la mente de nuestros compañeros hacer terrorismo o querer dividir la patria, mi patria por la cual derramaría hasta la última gota de mi sangre si me tocara defenderla.
MAS de una vez se me ha ofrecido echarme la culpa de algo que no hice, sometiéndome a un proceso abreviado; aún tengo fuerzas, tengo espíritu firme y nada extraordinario ha pasado en mi vida o mi familia para que acepte esta propuesta. Hace poco tiempo enterré a mi Padre que se fué amargado por lo que le hicieron a su hijo e impotente de no poder luchar contra tanta injusticia. Besé su frente sin derramar una lagrima como a él le gustaba, sin lágrimas en las despedidas.
En este proceso se también que otros compañeros han perdido a sus seres queridos, me solidarizo con ellos, por que al igual que ellos ese dolor lo siento en carne propia.
Quiero decirles hace un tiempo una alta autoridad me dijo ¡ya lo perdiste todo!, !No tienes nada! ¿Acaso no te gustaría estar con tu familia como los demás que se fueron al abreviado???
Mirándole a los ojos y con una sonrisa le respondí…¿Sabe doctora? Tengo a mi familia unida, mis hijos e hijas y mi esposa están conmigo y yo sigo vivo y para mi eso es tenerlo todo, mi lucha es justa doctora, por eso nunca me rindo, si lo hiciera no sería yo, no sería ejemplo para mis hijos, ni para nadie. Y no es por plata ni resarcimiento por las torturas sufridas que sigo aquí preso; es por dignidad!
El honor no se compra doctora, sépalo bien que en eso creo, el honor se gana con buenas acciones y defendiendo lo que es justo.
Por eso para terminar esta carta insto a mis hijos e hijas a todos los jóvenes de Santa Cruz y el país, tomen conciencia cívica y que se interesen por la problemática económica y política de nuestra sociedad para que entiendan major las necesidades y demandas de la población a la cual van a servir a través de sus carreras profesionales, siempre al servicio del bien común
J.C. Guedes Bruno
Décimo aniversario
A una semana del decimo aniversario de los eventos que le dieron inicio, el Juicio del Siglo volvió a tropezar el miércoles con incidentes que expusieron su trama surrealista: el hijo de una de las jueces ciudadanas que conforman el Jurado se enfermó y la juez Sonia Mamani anunció que había decidido ir el mismo día a La Paz para atenderlo. Su decisión originó un fuerte altercado con el juez Sixto Fernández, quien no logró disuadir a la juez de su viaje y se vio obligado, en la mañana, a suspender las audiencias hasta la semana del 22 de abril. Todos los acusados y abogados de la defensa presentes dieron apoyo a la jurado y de manera indirecta repudiaron el punto de vista del juez presidente y de los fiscales, reacios a suspender la audiencia.
La inesperada situación, y la decisión del juez, no evitaron que el juicio, por lo menos en calendario, se mantenga en sesiones cuando llegue el aniversario del 16 de abril, cuando una unidad fuertemente armada de la hoy disuelta UTARC (Unidad Táctica de Resolución de Conflictos) atacó el Hotel Las Américas, de Santa Cruz, y mató a sangre fría a tres de sus ocupantes y detuvo a dos, años después puestos en libertad. A partir de ahí se desencadenó una fuerte represión contra líderes de Santa Cruz, acusados de ser parte de un esquema para dividir a Bolivia y hacer del oriente una nueva nación en pleno centro sudamericano. La acusación nunca fue solidamente sustentada pero mantuvo cuando menos cabizbaja a la dirigencia cívica cruceña.
Hasta ahora se mantienen muchas de las incógnitas surgidas en aquella ocasión: ¿Quién exactamente ordenó traer a Bolivia a Eduardo Rózsa Flores, el supuesto cabecilla de la banda que iba a enfrentar al ejército nacional? ¿De dónde provendría el financiamiento de la supuesta guerra separatista? (Se supone que el ejército lucharía con todo para evitar la división del país, lo que representaría un gran escollo en el supuesto plan.) ¿Quién contactó a Rózsa en Europa central, donde vivía, para que viniese a Bolivia y bajo qué ofrecimiento? ¿Y qué de los dos supuestos integrantes de la también supuesta ¨célula terrorista¨? Uno de ellos -el húngaro Elod Toaso- fugó del país mientras estaba en libertad condicional, y su compañero Mario Tádic desapareció de la circulación y se lo supone en Chile o en Croacia.
Muchos pormenores siguen en la bruma, si bien algunos elementos han sido clarificados. El propio presidente Evo Morales dijo que él había dejado la orden de atacar al grupo antes de partir rumbo a Venezuela (y estacionar su avión en el aeropuerto de Santa Cruz en la misma madrugada en que morirían Rózsa Flores y dos de sus compañeros.) De esta declaración se agarran quienes pretenden responsabilizar al presidente de las muertes de esa madrugada.
Por coincidencia, para el miércoles estaba prevista una audiencia del médico neumólogo Juan Carlos Santisteban, una personalidad en Santa Cruz, en el inicio de un juicio separado del resto de los acusados (algunos están en similar situación, y con detención domiciliaria). La audiencia quedó suspendida hasta la semana subsiguiente.
Las audiencias quedaron instaladas en Santa Cruz en 2013, donde se produjo la mayor parte de los incidentes que han hecho ensombrecido el proceso, sobre el que he escrito dos libros, ahora agotados. El último, que incluye el primero, (Labrado en la memoria, anotaciones de un reportero) fue presentado en la Feria del Libro de Santa Cruz en 2017, impreso y distribuido por Editorial Plural.
¨No sé cuánto tiempo más estaré preso peleando contra esta infamia¨, dijo en una declaración escrita Juan Carlos Guedes, uno de los dos en la cárcel de Palmasola, donde ha afinado sus condiciones narrativas y ya ha escrito un libro sobre sus vivencias en la cárcel y prepara una edición actualizada. También está preso Alcides Mendoza. Ambos eran líderes de la Unión Juvenil Cruceñista, que el gobierno consideraba archi-enemiga.
El incidente con la salud es el más reciente de los traspiés del juicio. El propio juez residente ha debido ausentarse de las sesiones durante semanas, debido a dolencias relacionadas con una diabetes que le impedían su traslado a Santa Cruz. Las demás jueces también han estado acosadas por distintas dolencias, una de ellas por una parálisis facial.
N.E. Ajusta anterior versión.
Las últimas horas de un jurado
Sin llegar a una sentencia y después de dos años de funciones, este viernes cayó el jurado que presidía las audiencias del Juicio del Siglo y abrió un paréntesis mayúsculo para el juicio que concentra la atención jurídica y política de gran parte del país desde 2009. En la tarde anterior, “El Viejo” Ignacio Villa Vargas había recusado a todo el tribunal, formado por dos jueces técnicos y dos jueces ciudadanas, y cuando las últimas se avinieron a la recusación dejaron al tribunal sin quórum y su presidente debió suspender indefinidamente las audiencias que se realizaban en Santa Cruz desde principios de 2013.
Con el incidente, los faros de atención de los medios se volcaron hacia el “caso Soza”, las acusaciones de extorsión que pesan sobre el ex poderoso fiscal y su fuga a Brasil, como ramas noticiosas independientes del juicio que hizo famoso al magistrado en todo el país.
Villa Vargas puso en entredicho la integridad ética de los jurados pues al menos una de las jueces ciudadanas era acusada de haber mentido: tendría una hija como empleada del Ministerio de Transparencia a pesar de haber jurado al asumir la función que nadie del círculo más estrecho de su familia tenía vínculos con el gobierno. El extenso planteamiento de recusación, leído durante la sesión matutina y parte de la vespertina del viernes, traía certificados para atestiguar la condición de funcionaria que atribuía a una hija de Anastasia Callisaya Katari.
Después de consultas entre los miembros del tribunal a lo largo de más de una hora, los tribunos anunciaron su decisión individualmente y en voz alta y fundamentada, como había requerido la defensa. La primera en pronunciar su voto fue la juez técnica Elena Gemio. Tras destacar que su carrera profesión había sido labrada desde los niveles más humildes y que sus méritos eran propios, votó contra la recusación. El juez Fernández intentó una inusual alteración de turnos a fin de exponer su voto similar antes de que lo hicieran las jueces ciudadanas, pero el abogado defensor de “El Viejo” Guido Colque le advirtió que le correspondía ser el último en tanto que otros defensores señalaban en voz alta que la decisión de las jueces también debía ser fundamentada.
Dio entonces la palabra a la juez ciudadana Sonia Mamani. La juez dijo que el proceso pesaba fuertemente sobre su salud y que había tomado una decisión. “Me cansé”, dijo, embargada de emoción. “He decidido aceptar mi recusación”. La sala empezó a aplaudir la decisión que algunos interpretaban como acto valiente de la juez ciudadana pero el presidente Fernández impuso silencio. La juez ciudadana Callisaya Katari, también emocionada y titubeante, pronunció algunas palabras entre las que se destacaba su aceptación a la recusación y su colega le extendió un pañuelo. Es la mayor y más humilde de las tres jueces. La sala también empezó a aplaudir, pero el juez Fernández volvió a ordenar silencio.
El juez presidente dijo que su decisión era de rechazo a la recusación. Pero con el tribunal necesitado de por lo menos tres personas y reducido a sólo dos, dio por finalizada la audiencia. El caso pasó a partir de ese momento al siguiente Tribunal de Sentencia, el número dos, de La Paz, donde el proceso tiene sede.
No había informaciones claras sobre los pasos siguientes y abogados de la defensa decían que la convocatoria que emitiría el nuevo tribunal demoraría cuando menos un mes. Con la elección de las nuevas juezas ciudadanas también en la agenda inmediata, la demora sería mayor.
El colapso del tribunal a cargo del Juez Fernández, quien lucía extenuado al recoger los documentos del proceso que había consultado durante la tensa sesión, fue resultado inmediato de la fuga del Fiscal Soza a Brasil y de la carta “al pueblo de Bolivia” que, con la firma del magistrado y registro notarial brasileño, publicaron los periódicos de Santa Cruz.
No hubo ningún comentario inmediato de la acusación y fue notoria la ausencia del Fiscal Sergio Céspedes durante toda la jornada. Céspedes ocupa la función que correspondió a Soza.
En pocos lugares el ex fiscal había sido tan echado de menos estos días como en el Palacio de Justicia, donde se celebraban las audiencias del Juicio del Siglo. Las noticias de la desaparición de la ex autoridad judicial, primero, y la confirmación que está en Brasil, en busca de ganar la condición de refugiado político, después, habían sido seguidas con ansiedad en el lugar donde desde hace más de un año se ventila el caso más sonado de la historia judicial boliviana en lo que va de la centuria.
“¡Cómo habría querido que el ex fiscal Soza estuviera aquí”!, exclamó Juan Carlos Guedes, el cuarto declarante desde que el año pasado comenzó la fase oral. “Él debía responder personalmente por todas las ilegalidades de este juicio”. Las palabras de Guedes fueron compartidas por gran parte de los acusados y sus abogados.
“Claro que debería estar aquí”, dijo el general Gary Prado Salmón, quien, en el diseño acusatorio elaborado por el ex fiscal, era el “cerebro militar” de la conspiración que iría a enfrentarse con el ejército al que sirvió y bajo el cual rindió al guerrillero argentino-cubano Ernesto “Ché” Guevara en 1967.
“El Viejo”, por lo general locuaz, fue parco. “Debería estar aquí en Bolivia sí, pero en Chonchocoro”.
Las diez dudas de Guedes
Juan Carlos Guedes, ex dirigente de la Unión Juvenil Cruceñista, fue uno de los primeros en ser enviado a la prisión de La Paz a pocos días del estallido del “caso terrorismo”. En un libro escrito desde el penal de San Pedro (“Desde Dentro”, aún sin presentación oficial), el acusado de “magnicidio, terrorismo, alzamiento armado y separatismo” figuran algunas de las dudas que más relevantes en torno a este episodio sangriento a punto de cumplir cuatro años. Ahora que está en debate la autenticidad y contenido de hasta dos grabaciones en las que habla una voz supuestamente la misma del fiscal, quien dice que el audio es un “montaje”, vale la pena reiterarlas. Con el Dr. Soza de vuelta al escenario público, tras estar desaparecido durante más de dos semanas, es importante responder a esas dudas (páginas 121, 122 y 123), listadas aquí con una edición mínima y el mismo orden:
1) No sólo fueron apagadas las cámaras de seguridad del Hotel Las Américas la madrugada del 16 de abril de 2009. También fueron borrados los registros a partir del ingreso de “los ejecutados junto al húngaro Elöd Tóásó y el boliviano-croata Mario Tádic”.
2) Ignacio Villa Vargas (“El Viejo”) dijo que había recibido una llamada de Eduardo Rózsa Flores en la madrugada del 15 de abril contándole que había “encendido la mecha” de la carga que estalló a las puertas de la residencia del cardenal Julio Terrazas. Contradictoriamente, el policía que investigó lo ocurrido dijo que el explosivo fue accionado por un detonante eléctrico que no requiere de fuego. Entonces, ¿fue mecha o fue detonante eléctrico? Además, el informe policial sostiene que el explosivo utilizado no es para matar sino para alarmar. ¿Se puede hablar de atentado?
3) El vehículo que transportó al supuesto grupo atacante a la residencia del Cardenal Terrazas era un Toyota blanco, embarrado, según la descripción de un guardia. El taxista que llamó a Radio Patrullas dijo que el vehículo era de color gris. ¿Cuál fue el vehículo?
4) Nadie ha demostrado que la tapa de un basurero encontrada en las casetas de COTAS en la FEXPO corresponde a aquel donde fue depositado el explosivo frente a la residencia cardenalicia.
5) El video de la operación en el hotel Las Américas muestra una pistola atribuida a Eduardo Rózsa Flores debajo de la almohada, pero el informe oficial posterior dice que el arma estaba en el suelo. (¿Modificación de escenario?)
6) Las armas halladas en las habitaciones de Magyarosi y Dwyer estaban envueltas en bolsas o guardadas en gavetas, lo que vuelve improbable la idea de la confrontación que señala un peritaje realizado después, de acuerdo a la diputada Marisol Abán.
7) La mochila rojo y blanco, según el video de la operación, fue llevada aparentemente desde la pieza de Rózsa a la de Tóásó, quien ha dicho que nunca manejó armas. En un disco compacto (distribuido tiempo después de la incursión al hotel) se escucha decir a un policía que las únicas habitaciones sin armas eran las de los sobrevivientes; sin embargo, el fiscal dijo que la mochila con un arma estaba en el cuarto de Tóásó.
8) El fiscal Soza no supervisó la operación policial, pero sí participó en el levantamiento de los cadáveres y en las primeras diligencias cumplidas por otras unidades policiales.
9) La legisladora Abán, integrante de una comisión legislativa investigadora del episodio, afirma que en su presencia el Ministerio Público (no identifica a nadie en particular) declaró que su presencia en el lugar era innecesaria pues el grupo fue descubierto en flagrancia, aunque en el momento de la acción policial los presuntos terroristas dormían desnudos o semidesnudos en sus piezas. El ministro de gobierno de entonces, Alfredo Rada, dijo que hubo flagrancia y por eso ocurrió el tiroteo. Sin embargo, en la audiencia de Cochabamba el fiscal Soza reconoció que no hubo flagrancia.
10) ¿Qué hacía en el hotel el Director de Inteligencia Nolberto Clavijo, quien se había hospedado a las 23:00 (no antes, como afirmó)?