Cuba
Otra vez ¨Por ahora¨, Maduro
La vulnerabilidad bajo la que se mantiene el régimen de Nicolás Maduro, al que apoya el de Bolivia, quedó patente esta semana, con el alzamiento popular que desnudó el sometimiento del régimen respecto a quienes lo sostienen: los militares, y a quienes los orientan desde Cuba. La embestida no consiguió llegar al epílogo y durante el resto de la semana continuaba instalada en las cancillerías la pregunta sobre la capacidad del régimen de soportar nuevas ofensivas.
Salvo la rebelión de principios de siglo que apartó temporalmente de la Presidencia a Hugo Chávez, el régimen no había enfrentado un alzamiento con participación militar en acciones atrevidas. Oficiales rebeldes actuaron en coordinación con el líder opositor y presidente interino Juan Guaidó para liberar a una de las piezas políticas más valiosas de Maduro cuando pusieron en libertad a Leopoldo López , el politico de Voluntad Popular que encabezó las manifestaciones populares de 2014.
La mayoría de los analistas subraya el silencio de más de 12 horas que mantuvo Maduro ante la rebelión que amenazaba con engullirlo. Solo se pronunció cuando estaba seguro de que saldría airoso de la prueba. Por ahora.
Haber liberado a López fue un golpe de efecto mayor pero la oposición, comenzando por Guaidó, no logró capitalizar esa acción. Maduro y los sectores de inteligencia que garantizan su permanencia en el Palacio de Miraflores actuaron de inmediato, pues ya parecían tener un plan para hacerlo. Es, incluso, probable que toda la trama hubiese estado controlada desde su concepción por los servicios de espionaje que lo apuntalan. Ha quedado la sensación de que las piezas de la operación eran digitadas pot quiene están a cargo de la seguridad del regimen: Cuba y sus aliados del Medio Oriente. Dicen los analistas que de haber seguido el camino de dar golpes calculados al régimen, Maduro habría perdido la partida pues más militares se habrían insubordinado hasta producir un quiebre de la unidad su alrededor.
En la nueva jugada mayúscula régimen de Maduro demostró que aún tiene de su lado a la mayoría de los militares o que los tiene controlados. Fuentes de inteligencia insisten que éstos están condugidos y apoyados por los efectivos cubanos posicionados en Venezuela como piezas de control, conscientes de que con Maduro también se juega el destino de su país.
Dicen también los analistas que lo ocurrido estos días golpea fuertemente la confiabilidad de las fuerzas armadas como garantía de un régimen de derecho.
Esta verificación impondría un cambio de la doctrina militar que ha prevalecido en toda la región durante décadas. En Venezuela, la conducción principal del país es atribuída al régimen de Cuba, guiado por la necesidad de mantener su dominio sobre la rica nación petrolera. El objetivo de agarrar las riendas de control sobre Venezuela ha sido una vieja ambición geopolítica y económica de La Habana.
Informes de diversas fuentes aseguran que Venezuela, pese a las angustias de su economía, ha seguido suministrando petroleo subsidiado a Cuba. Hasta hace pocos años, entregaba 115.000 barriles diarios, ahora reducidos a la mitad con la caída de la poducción venezolana. Con todo, se trataría de varios cientos de millones de dólares anuales que Cuba no podría pagar sin fuertes subsidies como los que le otorga Venezuela. Viene al dedillo la expresión de estar ante un acto de vestir a un santo desvistiendo a otro.
En cualquier parte, encoger el poder militar o anularlo traería traería ahorros considerables para metas fundamentales como la educación y la salud.
Las normas legales en el continente suelen considerar a las fuerzas armadas como los garantes supremos de las libertades, pero el ejemplo de Venezuela evidencia que, como está concebida, la instuitución militar, no es ninguna garantía para ese fin.
Más bien, provoca envidia la fórmula de Costa Rica, donde una revolución a fines de 1948 suprimió al ejército y acabó con la inestabilidad política que agobiaba al país. Los recursos militares recibieron una dirección diferente y ahora es uno de los paises más prósperos del continente.
Los analistas creen que un cambio drástico de dirección de las brújulas nacionales puede aproximarse con la reconducción en Venezuela, que parece cada vez más cercana a pesar de las ofensivas fallidas para doblegar a Maduro. Por eso, no es extraña la presencia de Rusia y China en el conflicto sudamericano, con el propósito de consolidar cabezas de playa en la región.
El riesgo es que eso derive en un conflicto mayor, pues Estados Unidos percibe que en esta partida se juega su papel de potencia dominante, al que no esta dispuesto a renunciar.
Fechas para anotar
En poco más de dos semanas ocurrirán dos momentos marcantes para América Latina. El 1 de enero, en pleno Año Nuevo, asumirá el Cap. Jair Bolsonaro como presidente de Brasil, ungido por todas las condiciones de un líder democrático. Con 63 años, llega al timón de la nación más grande, más poblada y económicamente más fuerte de la región con un respaldo macizo de más del 55% de la votación de la segunda vuelta, once puntos porcentuales de ventaja sobre su rival Fernando Haddad. El ciclo de gobiernos de izquierda representado por el Partido dos Trabalhadores queda marginado del poder y su historia de comando de la nación retorna a fojas cero. Para la mayoría de los analistas, el encumbramiento de Bolsonaro, del pequeño Partido Conservador Social Liberal con el que llegó al congreso en 1990, parece destinado a dividir la historia de la región en antes y después de Bolsonaro. Nadie disputaría la idea de que, con el peso descomunal de Brasil sobre la región, el 1 de enero empieza una etapa en la que los regímenes del Socialismo del Siglo XXI (Nicaragua, Venezuela, Bolivia y Cuba) deberán desplazarse con el máximo cuidado para evitar ser avasallados por la corriente dominante que ahora recorre la región.
Venezuela fue excluída de la invitación a las ceremonias de inauguración del nuevo gobernante, un gesto que anuncia mayores apreturas para el régimen de Nicolás Maduro. El gobierno boliviano, aliado carnal del de Maduro, estará presente, dispuesto a soportar la soledad que lo aguardaría pero sin posibilidad de rehusar la oportunidad de pasar el Año Nuevo en Brasilia pues es demasiado grande lo que está en juego. Brasil es el principal mercado para el gas natural de Bolivia desde hace un cuarto de siglo y aún cuando el país ahora tenga que negociar nuevos contratos con los estados e industrias consumidoras en vez de hacerlo con un solo interlocutor (Petrobrás no es más monopolio), mantener satisfechos a los clientes es vital, aunque contrario a la lógica que hasta hace poco prevalecía entre los líderes bolivianos. Al rayar el nuevo año empezará una nueva forma de jugar en la diplomacia de los dos países, que comparten más de 3.400 kilómetros de frontera. Las preferencias del nuevo gobernante respecto a sus vecinos del hemisferio estaban claras a pocos días de su posesión: ¨desinvitó¨a Maduro, excluyó a Cuba y canceló la invitación al nicaraguense Daniel Ortega. El Socialismo del Siglo XXI tenía a Evo Morales como único representante en las ceremonias de posesión. (Ver la entrada siguiente).
El 10 de enero marca otra fecha crítica en las relaciones interamericanas. Ese día expira el mando que tomó Maduro y, con gran parte de la opinión internacional adversa, pretende haber ganado las elecciones hace solo unos meses para una Asamblea Constituyente en las que participó solamente una fracción opositora, la liderizada por Henri Falcón, de tendencia social-cristiana. La abstención bordeó el 60%, una de las más altas de la historia venezolana. Maduro, de dudosa legitimidad pues fue designado a dedo por el comandante Chávez cuando el líder venezolano agonizaba bajo un cancer que no consiguió contener, buscaba su reelección. La elección constituyente, en contraste con la que se celebraron días antes para designar a un nuevo Poder Legislativo, tuvo una participación esmirriada, visible por la limitada afluencia ciudadana a los centros de votación. Los centros electorales debieron cerrar temprano a causa de la poca concurrencia. En cambio, los electores para renovar el Poder Legislativo pocos días antes concurrieron en masa y los centros de votación cerraron tarde.
No obstante, Maduro entorpeció cuanto pudo las funciones de la nueva legislatura y magnificó los poderes de la ANC pero tampoco logró avances significativos en sus metas de neutralizar a la oposición. Al contrario, irritó aún más a los críticos de su gobierno que, en el exterior, ganaron una vanguardia poderosa con el Grupo de Lima, que le planteó jaques sucesivos y sin matiz de ningún tipo ahora lo designa ¨dictador¨. Ninguno de los 12 países que conforman ese grupo asistirá a las ceremonias del 10 de enero y sus cancillerías estarán atentas a los desplazamientos de los escasos países amigos de Maduro. El grupo ostenta una simpatía ostensible de países de la Unión Europea y de Estados Unidos, que no disimulan su desagrado con Maduro. Ese desagrado tiende a ser cada vez menos tenue con los amigos del dictador.
Nicaragua también ¨desinvitada¨
Este domingo, el presidente electo de Brasil Jair Bolsonaro, quien jurará al cargo el 1 de enero, decidió ¨desinvitar¨ a las ceremonias de inauguración en Brasilia al presidente de Nicaragua Daniel Ortega. La decisión configura una secuencia de ¨desinvitaciones¨ que afecta también a Cuba y Venezuela, y reafirma la alianza estrecha del nuevo presidente brasileño con los Estados Unidos y su presidente Donald Trump.
Las ¨desinvitaciones¨ (retiro de la invitación ya cursada) subrayan la política exterior que seguirá Bolsonaro, equidistante de la que abrazan los países ¨desinvitados¨, que militan en el Socialismo del Siglo XXI que, con apoyo cubano, puso en marcha el fallecido comandante Hugo Chávez Frías a comienzos de siglo.
La noticia circulaba profusamente en las cancillerías de la región y en las redes, que subrayaron la declaración del futuro canciller Ernesto Araujo en su cuenta twitter, en la que anunciaba el marginamiento de Nicaragua de las ceremonias de posesión. El diario nicaraguense La Prensa, anunció que Ortega no será recibido por la nueva autoridad brasileña debido a las violaciones a los derechos humanos cometidas por régimen nicaraguense contra sus ciudadanos.
Los tres países excluidos forman, junto a Bolivia, el bloque socialista Siglo XXI del continente.
La cancillería brasileña cursó, inicialmente, invitaciones a todos los países con los que mantiene relaciones diplomáticas. Pero, a pedido de las autoridades entrantes, retiró las invitaciones a Venezuela y Cuba. Este domingo amplió el retiro a las autoridades de Nicaragua.
Sin salida
Una porción importante de la sociedad venezolana acude este domingo a las urnas, en una elección controvertida convocada por una Asamblea Constituyente cuyos miembros fueron designados a dedo por el gobierno de Nicolás Maduro, bajo el repudio de los principales partidos políticos opositores y con la advertencia de una mayoría de naciones que la considera ilegítima y que ha dicho que desconocerá sus resultados. Para gran parte del mundo, el gobierno que emerja de esta elección será un esperpento muerto.
Bajo la peor crisis económica de su historia, que ha encogido a la mitad su producto interno bruto en dos décadas de régimen Socialista Siglo XXI, es muy poco lo que los venezolanos encuentran que Nicolás Maduro puede ofrecerles. No ofrece ningún paraíso y las expectativas son de más represión y privaciones en aras de un régimen que muy pocos trepidan en llamar de dictadura militar con apoyo civil. Para muchos, la dictadura parece buscar tiempo para alejar siquiera temporalmente el espectro de los juicios y castigos que le sobrevendrían a sus hombres apenas el sistema sea apartado del poder. Los sociólogos se preguntan qué incentivo puede tener el acto de votar cuando la única perspectiva cierta es que todo será peor.
El acto electoral ocurre cuando la vena yugular de la economía se cierra. La gigante petrolera ConocoPhillips apretó esta semana sus tenazas para cobrarse los 2.000 millones de dólares que le asignó un tribunal arbitral como compensación por la nacionalización de sus activos en Venezuela en 2007. Al parecer, la transnacional tuvo asesoramiento legal más eficiente que PDVSA. Con sus finanzas diezmadas bajo el régimen, el conglomerado venezolano no tuvo músculo financiero para contrarrestar la ofensiva legal de la transnacional que, de acuerdo a expertos bien informados, pagó mejor a sus asesores y ahora parece a punto de apoderarse de las refinerías de PDVSA en la isla vecina de Curacao. Es como una subasta gigantesca en cuya mira están incluso los tanqueros que transportan petróleo venezolano, en un proceso que se encamina a la asfixia completa de la empresa venezolana, un tiempo entre las líderes del mundo.
A esto se sumó hace poco la información de que, para cumplir compromisos con Cuba, Venezuela está comprando petróleo del mercado internacional para entregarlo a la isla a cuenta de convenios que incluyen el pago a miles de profesionales cubanos incorporados a las llamadas ¨Misiones Sociales¨. Las misiones permiten a Cuba remesas millonarias que apuntalan su economía. La operación resulta una paradoja en momentos en que Venezuela está urgida de recursos y sufre un éxodo constante de miles de personas que se van del país en busca de mejores destinos. Cortar ese trueque petrolero estaría entre las nuevas medidas que el régimen de Donald Trump aplicaría contra el de Maduro.
Un momento de definciones pareció estallar el miércoles con el amotinamiento de unos 300 presos en El Helicoide, la mayor prisión política del régimen en Caracas, donde se encuentran recluídas algunas de las figuras más destacadas de la oposición venezolana. Era gigante el desafío que planteaban los amotinados, que hasta el viernes controlaban el penal.
La rebelión configuraba un jaque para las pretensiones de Maduro de celebrar las elecciones ¨truene, llueva o relampaguee¨. Al escribir esta nota, persistía el temor de una retoma militar violenta del lugar, construído bajo el gobierno dictatorial de Marcos Pérez Jiménez (1952-1958) para ser un salón de exposición de automóviles que nunca llegó a inaugurarse. Ahora es sede del SEBIN, el temible sistema de inteligencia del gobierno. Desde la prisión, los detenidos se las arreglaron para emitir llamados a la población para alzarse contra el regimen. Sus gritos conmovieron a la audiencia que presenciaba las escenas que presentaba la CNN, con detenidos apiñados en uno de los recodos sofocantes del lugar y algunos parientes que desde las afueras del lugar les manifestaban cariño y una solidaridad angustiada e impotente.
Con la producción petrolera en niveles críticos (menos de la mitad de 3.3 millones de barriles cuando Hugo Chávez recibió el mando de Rafael Caldera en 1999), la vida económica de Venezuela lucía en un proceso de declinación incontenible. Los observadores sostienen que la probable confirmación de Maduro, en comicios viciados de parcialidad, luce destinada a acelerar la descomposición de un régimen que hace tiempo perdió toda esencia democrática.
El telón se levanta
La guerrilla inmolada, del Gral. Div. (r) Gary Prado Salmón. Sirena, 325 páginas
Por HAROLD OLMOS (*)
Esta obra, cuya primera edición data de 1987, es la historia de la derrota de un movimiento guerrillero comandado por la mayor expresión de esa forma de lucha contra un ejército que menospreciaba, convencido de que era tan fácil vencerlo que Bolivia sería solo un puente rumbo a Argentina, el destino principal. El devenir de los meses en la selva desnudó su engaño para desembocar en el epílogo que todos conocen. Una de las grandes paradojas de la historia de la insurgencia y de las luchas políticas en América Latina aún por desmenuzar es que las izquierdas radicales convirtieron la derrota en un acto heroico que vendieron por todo el mundo. Los compradores, huérfanos de esperanzas, recibieron la narración sin espíritu crítico, y aceptaron la versión cómoda que les daban sin oponer resistencia, para luego entregarla a masas y generaciones acríticas, impermeables a las observaciones del sentido común sobre los errores garrafales de quienes urdieron la campaña. Sin estridencias ni retórica, el general Prado Salmón cuenta la historia de la guerrilla y el comportamiento de las fuerzas armadas bolivianas en los siete meses de insurgencia en la selva. Al final de la aventura, la mayor inconsecuencia fue el adiós a la arenga de ¨Patria o muerte¨, de la que era un forjador, para entregarse gritando por su vida, ¨no me maten, soy el Che¨.
Una novedad en la obra para estos 50 años de aquel episodio es la breve presentación de ¨La Guerrilla Inmolada¨ en su cuarta edición. Para el autor, el título escogido lo dice todo. ¨Esta fue una guerilla enviada al sacrificio, inmolada en el altar de las necesidades políticas de Fidel Castro de garantizar su liderazgo local y regional y su permanencia en el poder. Lo logró, sí, pero a costa del sacrificio de su propio pueblo que aún no consigue recuperar su libertad y está anclado en un modelo político obsoleto y sin perspectivas¨.
Muchos de los que hablan de la campaña del Che poco reparan en examinar un hecho que sentenció al movimiento. Lanzadas las operaciones, ningún voluntario se sumó y los campesinos, que el comandante creyó que se levantarían entusiasmados con su presencia, fueron el mejor auxilio del ejército para ubicar a los guerrilleros y derrotarlos. Con un desdén natural hacia la guerrilla y ante un discurso nebuloso que les ofrecía tierras en un país donde la idea de reforma agraria no cuajaba pues en la region de los combates tierra era lo que más sobraba, para los campesinos la música revolucionaria era como ofrecer agua a los peces de un rio.
El autor subraya que el escenario para la insurgencia fue escogido sin que nadie lo hubiese recomendado como apto para la tarea. Distaba cientos de kilómetros de las fronteras más próximas e incluso de los centros urbanos bolivianos. No solo eso. El campamento construido resultó más débil que la casa de los chanchitos de los cuentos infantiles y fue tomado por el ejército sin una sola escaramuza.
A la pérdida del que debía ser un refugio permanente e inexpugnable, se agregó la division de la columna, ocurrida tras desplazarse a la cabeza de la vanguardia combatiente dejando a la retaguardia (¨resaca¨) en el campamento, para acompañar hasta Muyupampa a Regis Debray, Ciro Bustos y George Andrew Roth. Prado Salmón subraya la división como uno de los errores capitales del comandante.
La pregunta de por qué ocurrió esa division no ha tenido aún una respuesta satisfactoria. ¿Una improvisación porque estaba muy seguro de que el viaje sería tranquilo? O ¿era que el comandante ya estaba librado por completo a su suerte y sin esperanzas de recibir algún apoyo? La retaguardia escapó hacia el monte cuando llegó la patrulla del ejército que tomó el lugar y los dos grupos nunca volvieron a encontrarse.
El autor recuerda que era tan evidente la situación sin destino en que se encontraban que algunos insurgentes plantearon al comandante la disolución del movimiento. El Che los desoyó y la guerrilla continuó deambulando, cada vez más cerca del ejército que lo acorralaba. Prado Salmón sostiene que ¨la negativa a disolver la guerrilla tiene una razón de fondo: el Che no tenia dónde ir. Cerrado su retorno a Cuba (cuando Fidel Castro leyó una carta que se suponía que sería secreta hasta su muerte), ¿dónde podría refugiarse? Por eso la marcha hacia el ocaso tiene su justificación final en la continuación del movimiento hacia el enfrentamiento definitivo¨.
El autor juega fuerte pero la hipótesis que apunta a la responsabilidad de Fidel Castro en la guerilla y su destino no es solo suya. Surge al amparo de la Guerra Fría. Argentino que nada le debía a Fidel sino al revés, era una espina en el zapato. Cuba sobrevivía gracias a la Unión Soviética y, a pesar de haber sido ignorada en la crisis de los cohetes cuando John Kennedy negoció directamente con Nikita Khurschev su desmantelamiento, el vínculo con los rusos era el único cordón que sostenía a su revolución. Puesta ésta y el Che en la balanza, no había salida.
A partir de ahí, para compensar la derrota, comienza ¨la construcción del mito del guerrillero heroico, del gran idealista, del conductor militar y exitoso, con poca relación con la realidad¨.
Ese capítulo ganó impulso en 2006 cuando llegó al gobierno Evo Morales e inició su cruzada para revivir al personaje. Prado Salmón anota que esa resurrección, con homenajes y monumentos, se ha llevado a cabo ¨despreciando y denigrando o pretendiendo denigrar a los oficiales, suboficiales y soldados que defendieron la soberanía nacional bajo un gobierno constitucional, derrotando al invasor¨.
¨No han tenido éxito¨, afirma en un lacónico diagnóstico. ¨Los jóvenes soldados de 1967, hoy ciudadanos cercanos a los 70 años, ostentan con orgullo el título de Beneméritos de la Patria¨.
Las batallas del general no han acabado. Es el más notable de los ¨denigrados¨ pues el gobierno del presidente Morales, con el Juicio del Siglo, lo tiene como parte de un plan para descuartizar al país que defendió hace medio siglo. Es una venganza, ha dicho, de los viudos del Che, ahora prominencias en el gobierno, consecuencia de una de las típicas volteretas de la historia boliviana que encumbra a algunos por períodos que, al extinguirse, como siempre ocurre, acaban en anécdotas.
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